Capítulo 57
Rhett Owens
Momentos.
Momentos, la vida consiste de ellos. Quiero que ella lleve consigo mágicos momentos que la hagan volver a mi.
──¿De qué quieres helado? ──inquiero hacia ella. ──. ¿Mantecado?
Para una persona que sufre de ansiedad hacer un cambio le causa angustia e inseguridad, ellos suelen ver las mismas películas porque saben el final, no cambian de rutas porque se sienten seguro con la que transitan a diario. Y así…
La vida es monótona pero según lo que ellos sienten, es segura.
──No. ──suelta llamando mi atención. ──. Pistacho. Una pequeña niña me lo recomendó, y la verdad es que es delicioso.
Sonrío al escucharla.
Arielle se acerca a mí y posa su mano en mi espalda, el bronceado que ha adquirido le queda de maravilla, y la luz en sus orbes intensifica el ámbar en ellos.
──Dos de pistacho, por favor. ──pido.
La mujer sonríe, y nos sirve los helados. Seguimos en la playa, ya mañana debemos volver… pero quiero que esté día sea más que especial para ella.
Recibo los helado, y le extiendo el suyo a Arielle que lo detalla antes de darle la primera probada.
Disfruta el sabor, y sonríe.
Paso mi mano sobre sus hombros y camino con ella por el pequeño pueblo vacacional, caminamos con calma disfrutando el paisaje, el aroma y hasta el clima.
──Nieva en Utah.
──Si. Lo hace… ──respondo. ──. Pero estarás bien abrigada. Compraremos mucha ropa de invierno.
No dice nada, sigue con su helado.
──Son 4,2 horas en avión. ──susurro cerca de su oído. ──. Iré cuando me necesites, jura que será así.
Gira su rostro hacia mí, roza ligeramente su nariz con la mía.
──Lo sé. Pero voy a extrañarte mucho.
──Yo también a ti. Tu solo tienes que llamarme y juro que dejó todo para ir a estar a tu lado. Eso hace el amor.
Se pone de puntillas y deja un beso en mis labios.
La amo.
──Termina tu helado, hay más cosas por hacer.
──¿Cómo que?
──Como… bailar, jugar en una mesa de billar, caminar en la playa de noche y hacer el amor una y otra vez.
Sus mejillas se tiñen.
──Shh…
Rio con fuerza, nadie está al pendiente nuestro.
──¿Qué?
──No puedes estar diciendo eso en pleno calle. ──rio al ver su cara de vergüenza.
──Ellos hacen eso y más. Además, no debe darte pena.
Dejo un beso en su cien y seguimos caminando hasta un pequeño bar. Boto nuestro envases de helados, y la guío hasta la mesa de billar, le extiendo uno de los palos con una amplia sonrisa.
──Dije que quería momentos a tu lado. Este será uno. ──susurro.
──Ok. Ok… ──musita con una amplia sonrisa.
Le indico la postura, como sujetas el palo y como inclinarse y apuntar, me pongo detrás de ella pegando sus caderas a las mías, ríe divertida ante lo que hago.
──Me parece que estás jugando sucio.
──¿Yo? Jamás… ──siseo detallando sus nalgas pegándose a mi.
El pequeño short que lleva, no ayuda. No lo hace.
──Visualiza la bola. ──susurro, y lo hace intentando estar concentrada, le da la bola pero falla.
Se yergue y ríe girándose a verme mientras yo intento contener las ganas que tengo de ella.
──Me estás enseñando billar… ¿Verdad?
──Claro que si.
Ríe divertida.
Pido un par de té helados para ambos, y así pasamos la hora siguiente intentando que aprenda a jugar billar. Entre risas, besos y leves caricias que me desconcentran y que aunque parezca extraño me han hecho perder ante ella.
Perdí… y yo feliz.
Ella poco a poco se ha soltado a tal punto que está dispuesta a experimentar cosas a mi lado. Cómo cambiar el sabor de su helado que aunque parezca estúpido ante los ojos de quien no conoce la ansiedad, para mí es increíble.
Habla por teléfono con los de la editorial armándose de valor y escuchando con atención eso que le ofrecen. Ella sabe lo que quiere y está determinada a conseguirlo. Ha pensado que nadie la leerá, incluso ha imaginado a las personas rechazando o vociferando cosas negativas hacia sus libros pero no ha dejado que eso haga que desista de la idea que sean públicos haciéndome sentir orgulloso. Muy orgulloso.
Sonrío al verla dando su opinión, haciendo valer lo que desea y quiere.
Termina la llamada satisfecha y con una sonrisa llena de mucha ilusión.
──¿Te gusta lo que ofrecen?
──Si, y mucho. Están editando el primer diario, quieren esperar cierto tiempo para lanzar el segundo. Quieren ver la receptividad.
──¿Y eso te gusta?
Asiente.
──Si. Aunque no voy a mentirte. Tengo miedo.
──Lo sé pero eso bueno. Quieres que todo salga bien, y tengo fe de que así lo será. Yo creo en ti, y en lo que eres capaz de hacer con esos libros.
──Eso es más que suficiente para mí. Ahora de caminar en la playa de noche.
──Si, vamos.
La tomo de la mano, y guío hasta el patio de la pequeña casa. Ríe divertida.
──Ya va.
Se quita los zapatos y yo hago los mismo que ella para sentir la arena en nuestros pies. Caminamos hasta la playa, el agua helada sumerge nuestro pies.
──Gracias por estos días increíbles. ──susurra.
──Haremos muchas cosas más. Ven, súbete a mi espalda.
Me observa confundida pero lo entiende, y me rodea para subirse, ríe divertida y yo camino con ella.
──Te amo, Rhett Owens. ──grita.
****
Paseo mis dedos por la espalda desnuda de Arielle, definitivamente hacer el amor con ella es una de esas cosas que extrañe con locura.
Me siento en el condenado cielo cuando ella me acaricia y se entrega a mi.
──Hola. ──susurra con voz ronca abriendo lentamente sus ojos.
──Hola.
──¿Ya es de día?
Niego.
──Son las dos de la mañana. ──respondo acostándome a su lado.
──¿Insomnio?
──Un poco, si.
Se acomoda dejando al descubierto sus pechos, y mi mirada va hacia ese punto.
──¿Qué pasa?
──Deseo seguir haciéndote el amor…
Le arrebato la sábana y ella ríe.
──Bueno, dijimos que crearemos momentos, hagamos eso.
Se sienta en la cama, me quita mi sabana y sonríe divertida viendo mi cuerpo, sus manos recorren mi pecho, y pasan a mi brazo donde yace el tatuaje de Dalia turquesa que me hice en su honor.
Se sube sobre mi, rozando mi falo efecto y dejándome con la garganta seca.
──Tu eres mi momento más perfecto, Rhett. Solo tu…
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Respira
Storie d'amoreA veces olvidamos que la vida consiste en tomar un largo respiro y continuar con el camino. Si algo he aprendido es eso... ha apreciar hasta esa pequeña bocanada de aire fresco que inhalas y expande tus pulmones haciéndote sentir vivo y pleno. Vol...