capítulo 41

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Capítulo 41
Rhett Owens.
Consejos.



Me levanto de golpe al recibir una respuesta de su parte. El intenso palpitar de mi corazón afirma lo que siento por ella.

Es intenso, fuerte e indestructible.

──Niño rico casi me matas. ──susurra Pilar agitada.

──Arielle, me respondió. ──digo detallo el mensaje una y otra vez. ──. Debo responderle. Debería ir a su casa…
 
El chasqueo de lengua de Pilar llama mi atención.

──Pasos de bebé, niño rico… pasos de bebé… ──canturrea. ──. No la agobies. 
Lleva la taza de café a sus labios.

──Me estoy muriendo aquí. ──gruño desesperado.

──Puedo verlo, te sangra el alma pero la dulce y hermosa Arielle necesita respirar… no la ahogues con tanto. Recuerda que ella es una joven que apenas empieza a vivir. ──dice.

Tomo asiento algo agitado, mi mirada está en la pantalla.

──Ya tú estás viejo… y lleno de cicatrices, ella aún descifra su vida. ──susurra. ──. Su padre es una basura ambulante.

──Lo se.


Y yo espero estar allí para verlo. Lo deseo con el alma.
Respondo su mensaje.


──Ese maldito engaño por años a Ela. ──suelta y elevó mi mirada. ──. ¿Qué creías que era un santo? Todos señalan y miran hacia un punto pero no detallan lo que sucedió en el camino… soy vieja y se las historias. Lo vi, más de una vez…

Me tenso.

──Mantenía una vida por apariencias, y la careta se le cayó cuando la moneda se giró. Tu padre era una basura como persona pero nunca engañó a tu madre, tanto así que fíjate nunca se volvió a casar… él si amaba de verdad, solo que no sabía cómo hacerlo. ──suelta.

Dejo a un lado mi teléfono.

──Háblame de mi papá. ──susurro.

Me lanza un estambre de lana, y toma sus gigantes agujas para ponerse a tejer.

──Tu padre… era déspota, y egoísta pero eso hacia que cada niña del pueblo se enamorara de el. Incluyendo tu madre… la joven y dulce Elisa.  ¿Qué hizo para enamorarla? No lo sé. Pero cuando se casaron Elisa era la mujer más feliz de la ciudad. Ella brillaba… nunca supe si tú padre la trato mal o algo, nunca se escuchó nada. Al contrario solo se hablaba que ella brillaba. Nació Vivien, luego tú… y ella de la noche a la mañana empezó a apagarse, supe que visitó varios médicos y me enteré que tú padre busco especialistas en el extranjero. Si, era obstinado y mal humorado antes de la enfermedad de tu madre, el no poder hacer nada y el perderla exacerbó más su temperamento. ──susurra mientras teje. ──. Fue después de tenerte que su enfermedad se complicó. Así que imagino que de allí fue que…

──Salió su rabia hacia mí.

──No era rabia, niño rico… era dolor. Él no supo como superar su duelo. Y no lo estoy justificando. Con el pasar del tiempo, cuando te fuiste… iba mucho a un bar que queda a unas cuadras. ¿Adivina de quien hablaba? Solo se escuchaba; “Rhett es el mejor de su clase, Rhett va a graduarse con honores… mi hijo es una maravilla”

Siento un nudo en mi estómago. Nunca lo escuché decirme algo así, nunca.

Nunca glorifico mis logros, y no era que lo necesitará, es que como hijo quieres enorgullecer a tus padres y yo me llegue a sentir inútil. Tanto que busque huir.
Huir de su mirada de decepción, de su falta de cariño y amor.

──Entiendo el vacío que sientes pero lamentablemente tu padre fue un hombre que sufrió tanto por la partida de tu madre que se perdió en el dolor. ──dice. ──. No sabia como amar… no sabía cómo expresar amor. Y eso, lo llevo a perderse a un gran hijo. Estaba orgulloso de ti, de eso no me queda duda.

Sigo desenredando el estambre.

──Yo no vine a despedirme… él me mandó a llamar. ──murmuro lleno de arrepentimiento.

Si existe algo que causa dolor en mi, es eso. Lo escuché una vez cuando llame a Vivien suplicando en la distancia por verme, y yo sencillamente lo ignore.

Ignore su súplica por mí dolor.

──Y créeme que le dolió, allí entendió el daño que te había hecho…

──Yo le hice más daño. ──niega dejando de tejer.

Eleva su arrugado rostro hacia mí, suaviza su expresión.  

──Jamás. Créeme que sabía que lo querías. Tu esfuerzo por ser el mejor ante sus ojos le demostró lo mucho que lo querías. Y eso sucede con la niña preciosa. ──hunde sus hombros. ──. Tu no lo ves pero ella si. Ella ve todo el esfuerzo que haces, lo valora, lo aprecia y por eso ella quiere ser mejor persona para ti. Porque es lo que mereces, niño rico.

Bajo mi mirada hacia el suelo. Entiendo su punto, entiendo que Arielle quiera mejorar pero podemos hacerlo juntos. Quiero estar para ella.

¿Cómo puedo estar sin ella?

Sin su sonrisa, sin sus labios… y sin sus hermosos ojos.

¿Cómo dejas ir el amor?

──No debería meterme pero quiero darte un consejo. A veces… solo a veces  las almas correctas se encuentran pero  el momento  es el equivocado. Ella necesita crecer, madurar y sanar. Quizás su momento como pareja no sea ahora, quizás su tiempo es luego de su sanación y deberías respetar eso. El tiempo de Dios es perfecto, y no es que sea católica pero creo fielmente en esa frase.

Tenso mi mandíbula.

──Me está diciendo… que debo alejarme. ──un nudo se forma en mis garganta.
Desespero y dolor, eso es lo que siento.

──Te estoy diciendo, que quizás esté no sea el momento para Rhett y Arielle para esa historia romántica que todos esperan. Quizás… esa historia se desarrolle en un par de meses o años, cuando ella sane y pueda ofrecerte lo mejor de su ser. Porque sé que tú estás dando lo mejor de ti.

Suelto el estambre. Y aunque me duele lo que dice, una parte de mi insiste que tiene razón, que debería respetar lo que Arielle me pide pero mierda eso va a destrozarme el alma.

Va a dolerme mucho.

──Me duele.

──Y dolerá mucho, pero vivirás. Vivirás sabiendo que ella está sanando, que ella está creciendo y que en algún momento volverá a ti.

──Mierda… ──jadeo levantándome.
Me estoy ahogando, abro una de las ventanas y tomó una larga bocanada de aire. 

Una vida sin Arielle.

Maldita sea, siento temblar mi corazón, y un ardor sofocante se expande bajo mi piel.

──Solo piénsalo. ──susurra. ──. Un amor sano, eso es lo que todos merecen. Un amor sano y puro.

──Lo se.

──Y ella merece sentirse plena a tu lado. Conociéndote quieres eso para ella.
Dejo caer mi cabeza.

──Claro que quiero eso, quiero lo mejor del mundo para ella. ──confieso. ──. Arielle, Arielle es tan pura, tan perfecta, tan bella que merece solo lo mejor. Solo eso y no menos.

Mi teléfono vibra en la pequeña mesa, me armo de valor para caminar hacia ese punto y tomarlo mientras Pilar sigue tejiendo, quién diría que la anciana gruñona y yo seríamos tan amigos.

──Solo recuerda respirar. ──susurra muy bajito mientras trago grueso.

Desbloqueo mi teléfono, y me llega una fotografía de Cassie con Arielle están en su habitación comiendo Palomitas.
Entiendo lo que ella necesita pero me iré luego de hacerle entender que nuestro destino es estar juntos.

──Necesito que hagas galletas. ──digo hacia la mujer que me observa con confusión.

──¿Galletas?──Si, has galletas. Por favor.

Gruñe y balbucea algo entre dientes, la ayudo a levantarse y me guía hasta su cocina donde de mala gana me indica dónde están los ingredientes.

──Galletas… ──dice. ──. Ok, harás galletas.

Abro mis ojos en demasía.

──¿Yo?

──Si, tu…

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