capítulo 45

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Capítulo 45
Rhett Owens
Colapso.


La semana a pasado sin mayor novedad, Arielle y yo nos hemos dedicado a compartir momentos que nos servirán de recuerdos para un futuro.

No hemos hablado de lo que pasará cuando ella se marche a la universidad. He intentado imaginarme un escenario donde yo viajo y puedo verla cuando se me antoje pero también sé y comprendo que ella quiere un tiempo para sanar, y no sé si aceptará mis visitas y lo que menos quiero es imponerme. Se que cuando se siente agobiada se retrae y huye.

Quiero darle lo que ella necesita y  desea pero también están mis sentimientos. Y no quiero dejarla ir… una parte de mi quiere decirle que no me gusta la idea, que odio tener que despedirla, que quiero que se quedé aquí pero sería egoísta de mi parte.

Ha investigado sobre Utah, Vivien la puso en contacto con un psicólogo y un psiquiatra allá con los cuales trabajará, envío la solicitud hoy en la mañana y ahora solo queda esperar.

No he podido dejar de pensar en ello toda la mañana, la parte más oscura de mi corazón desea que la rechacen y me odio por ello.

Me odio.

──Rhett… ──habla Hilda a mi espalda.

──¿Ujum? ──murmuro detallando el movimiento de maquinas desde mi oficina.

──Llamo Vivien… quiere hablar contigo.

──En un rato la llamo.

──Ok…

Cierra la puerta, y me quedo nuevamente solo.

Arielle está en clases y esta semana ha transcurrido con normalidad, no ha tenido ataques de ansiedad, ni se a sentido mal y eso me llena  de tranquilidad pero su padre sigue insistiendo con las llamadas. Ella tuvo que bloquearlo y sé que aunque no lo diga esa acción está haciendo eco en su mente.

Debe estar pensando que algo malo seguro le pasa, que algo terrible pasará si ella no contesta y demás.

Su mente siempre busca plantearse terribles escenarios, y no es eso lo que me preocupa. Lo que lo hace es su silencio…

Tomo mi teléfono y llamo a Vivien necesito que me diga que hacer…

──¡Rhett! ¿Cómo estas?

──Preocupado. ──susurro, suelta un suspiro largo.

──Imagino el porqué. No te ha dicho que piensa. Me dijo que lo bloqueó pero tengo algo que decirte.

──¿Qué pasa?

──Archie Vandenberg está aquí. ──me tenso al instante.

Tomo las llaves de mi camioneta aún con el teléfono en mi oído.

──¿Esta en el instituto?

──Si. Esta fuera de mi oficina, esperando por Arielle… voy a ir por ella, solo quería que lo supieras.

──¡No vayas por ella!

──No puedo negarme, es su padre… solo si Arielle se niega a verlo es que puedo hacer algo.

──Voy para allá.

──Rhett no, no puedes venir.

──¡Me importa una mierda! ──gruño. ──. No vayas por ella… dame tiempo de llegar.

──Rhett…

──Vivien, sabes lo que le hará verlo… lo sabes…

──Tienes 15 minutos, 15. ──gruñe y la llamada se tranca.

Salgo corriendo literal por toda la empresa llevándome a cuánto empleado se cruza en mi camino.

Si Arielle ve a su padre lo bien que la ha ido en esta semana se irá a la mierda en un segundo…

Malditos segundos.

Segundos que pueden destruir la estabilidad emocional de cualquiera.

Conduzco a toda velocidad pasando unas cuantas luces rojas, estoy casi seguro que Vivien llamo a Ela, y debe estar en camino también.

Noto en la distancia el instituto y ruego porque Arielle se haya negado a verlo…

Bajo de mi camioneta y corro por el estacionamiento hasta llegar a la entrada en vigilante me detiene de golpe.

──No puede pasar.

Respiro agitado.

──Soy hermano de la psicóloga Vivien Owens.

──Corey… es mi hermano. 

El hombre se hace a un lado, corro hacia mí hermana.

──¿Dónde esta Arielle?

──En gimnasia. Voy a sacarla…
Niego.

──Vivien, no lo hagas.

──Rhett, no puedo negarme. Ella tiene que hacerlo, si ella decide no verlo, no lo verá pero debo notificarle. Ela viene en camino también.

──Quiero ir contigo.

──No puedes. Lo siento. Quédate aquí… ya vengo.

──Vivien. 

──¡No!

Sentencia muy seria.

──Espera aquí.

Siento que mi corazón va a salirse de mi pecho, veo hacia el pasillo que camina mi hermana, y vuelvo la vista a lo que es la dirección, cierro mis manos en puño y juro que quiero ir a molerlo a golpes por lo basura que ha sido como padre.

El sonido de un puerta a mi izquierda llama mi atención, puedo notar que viene hacia mí Vivien con Arielle.

Lleva un camiseta de gimnasia, y un shorts a juego. Frunce su ceño al verme, recoge su cabello en una cola alta, y sonríe hacia mí.

──Hola… ¿Pasa algo?

La halo hacia mí cuerpo y la abrazo con fuerza, sus manos bajan por mí espalda, y se acomoda en mi pecho.

──Rhett…

Musita Vivien, dejo de abrazar a Arielle y ella eleva si mirada hacia mí para luego pasarla a Vivien.

──¿Le pasó algo a mamá? ──inquiere llena de pavor, ambos negamos, lleva su mano a su pecho.

Muerde su labios, y comienza a hiperventilar. Acuno su rostro y ella posa su mirada en mí.

──Archie está aquí, Arielle. Necesito que me digas si quieres verlo. ──susurra Vivien.

El semblante de Arielle cambia, se rostro se torna pálido, y se se gira hacia mí hermana.

──¿Quién?

──Tu papá está aquí. Quiere verte, como tú psicóloga y como la coordinadora de la institución es mi deber informarte que vino. Por ser mayor de edad estás en todo tu derecho a negarte a verlo pero debo cumplir con hacértelo saber.

La tensión fluye, Arielle tensa su agarre en mis manos.

──No tienes que verlo. ──digo hacia ella.

──¿Por qué tarda tanto, Vivien? ¿Dónde está Arielle?

La voz gruesa que suena detrás de mí, detiene el mundo de la mujer que amo, puedo verlo en su rostro, puedo incluso notar como su mente comienza con los cuestionamientos.

──¿Arielle?

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