capítulo 30

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Capítulo 30
Arielle Vandenberg
Nueva etapa.

Camino detrás de Rhett a pesar que me lleva de la mano, nos guían hasta una oficina donde dos personas esperan por él.

La señora de la inmobiliaria y el otro no lo reconozco.

──¡Rhett! Carajos… mírate. ──exclama el señor muy animado, rodea la mesa para saludar al rubio que se niega a soltar mi mano.

──Rick… mucho tiempo.

──Demasiado. La última vez que te vi, tenías 17 años y estabas por irte a la universidad. ──musita. ──. Eres todo un hombre, un hombre con barba y cabello largo.

Ambos ríen, en mis labios se dibuja una leve sonrisa.

──Si… ¿Cómo ha estado todo?

──Bien, ya sabes. Trabajando duro. Tu papá me dejó muchos asuntos por resolver. Entre esos la entrega oficial de la empresa.

Es el abogado de su padre…

Rhett se tensa pero asiente, me coloca a su lado y desvía su mirada hacia mí.

──Rick, te presento a mi novia. ──musita con una sonrisa en sus labios.

Respiro profundo y extiendo mi mano hacia al hombre de cabello canoso que me estudia para luego sonreír.

──Mucho gusto, Rick Salomón. Conozco a Rhett desde que era un bebé. Un bebé llorón y mimado.

Río al escucharlo.

──Bueno, tenía mis razones. ¿Dónde tengo que firmar?

La mujer le extiende el contrato, y le señala el asiento. El abogado me ofrece la silla junto a Rhett.

──¿Desean algo?

──Agua. ──pide Rhett y se gira hacia mí. ──. ¿Quieres algo?

Niego perdiéndome en sus hermosos orbes.

──¿Segura? No van a cobrármelo, eso sale del salario de Rick.

Sujeto su mano, y niego nuevamente acercándome a él.

──Agua para el hombre con barba y cabello largo. ──dice Rick con rostro divertido.

La señora de la inmobiliaria habla con Rhett sobre los gastos de mantenimiento, mi teléfono vibra y detallo que me ha llegado un correo anunciando la llegada de un paquete a mi casa.

Mañana es su cumpleaños… son sus regalos.

Rhett está entretenido firmando documentos, y yo aprovecho el momento para escribirle a mi madre.


Mamá
Mamá, necesito un favor.


¿Qué pasó? ¿Todo bien?


Si, todo bien. Mañana cumpleaños, Rhett y necesito papel de regalo. ¿Podrías…?


Su respuesta tarda un poco, se que aún es muy pronto para acercarme a ella con este tipo de cosas pero sé que entiende que él me hace bien.

Claro que sí, enviaré a Jenny. ¿Qué color?


¿Azul…?


Ok. ¿Algo más?


Me quedo pensativa mientras lo detallo, habla animadamente con Rick quién le muestra los documentos de la empresa, está por ser oficialmente el dueño, desvía su mirada hacia mí.

Sé que esto es duro para él. No era la manera en la cual quería hacerse de ella. Sujeto su mano y le sonrío. Y vuelve su mirada al frente, firma muy decidido dando un gran paso y yo estoy aquí para él.


Si. Pero, lo hablamos en Elli’s o en casa cuando estemos solas.


Ok. Ya Jenny fue por el papel. Los espero para almorzar… cuídate, Arielle.


Guardo mi teléfono en el bolsillo, y escucho todo lo que dice el abogado.

──La casa es tuya… ¿Qué piensas hacer con ella ya que tienes un apartamento nuevo?

──Pásala a nombre de Cassie. ──susurra.

Puedo notar el intercambio de mirada entre ambos.

──Tu papá…

──A nombre de Cassie. ──insiste Rhett. ──. Y crea un fideicomiso para ella. Luego te diré el monto.

──Perfecto. ¿Algo más?

Ladea su rostro, y se que me está viendo.

──Lo hablaremos por teléfono. ¿Mis llaves? ──susurra largando un fuerte suspiro.

Hace señas hacia la mujer que viene con una botella de agua, y las llaves en sus manos, extiende ambas a Rhett.

──Por fin la vieja del hotel dejará de gruñir cuando me vea.

Rick ríe con fuerza.

Nos levantamos, y Rhett recibe las escrituras. Sujeta mi mano y cuando lo hace me siento segura, me siento plena.
Nos despedimos de ambos, y salimos del edificio directo hacia su camioneta.

Rhett se detiene a abrirme la puerta como siempre, y me detalla.

──¿Todo bien?

──Si.

──¿Segura?

──Si. Segura… estoy más calmada.

──Ok, eso me gusta. ¿Qué te parece si vamos al hotel buscamos mis cosas y las llevamos al apartamento?

Inquiere mostrándome las llaves emocionado.

──Me parece una genial idea.

Aunque quizás no lo parezca ya que mi estado de ánimos no es tan chispeante como hace días me emociona ser parte de esta etapa de su vida. Ayudarlo con su mudanza, e incluso darle ideas de decoración que toma en cuenta y les da el visto bueno.

La señora del hotel nos recibe con una amplia sonrisa mientras teje.

──Arielle Vandenberg. ──susurra.

──Buenos días, señora…

──Pilar… Pilar. ──dice en repuesta. ──. Buenos días, Gruñón ayer te extrañe. Mira lo bien que se ve con traje… parece un niño grande.

Rio divertida.

──Me va a extrañar más, ya que finalmente me iré.

Rhett le extiende un cheque con el pago completo y algo extra.

──Gracias, por todo.

──Siempre a la orden. Ya sabes dónde encontrarme para más consejos.

Mi novio asiente y me guía hasta las escaleras para subir a su habitación, no hay mucho que recoger, Rhett es ordenado y tiene prácticamente todo en su sitio.

Tomamos sus maletas y las dejamos en la puerta.

──¿Dónde vas a dormir? El apartamento no tiene cama. ¿No irás a dormir en el piso?

Se gira a verme… no lo había pensado.

──Bueno, vamos a comprar eso de una vez y así me ayudas a escoger algunas cosas. Las ideas que me has dado me gustan.

Él no lo sabe y quizás ni los sospeche pero lo que está haciendo hace que mi mente se mantenga ocupada y que no cuestione mi entorno. Lo que pasó ayer va quedando poco a poco atrás y el miedo a que él huya de nuestra relación por lo que ha leído se va desvaneciendo.

Cuestiono todo y dudo de todo, le temo a cosas que solo pasan en mi cabeza, me planteo situaciones fatalistas y creo que no soy, ni seré suficiente para él y no es algo que pueda controlar con facilidad pero lo que él hace conmigo es maravilloso.

Bajamos las escaleras, la anciana sale del mostrador para ayudarnos con un par de cosas.

Débilmente puede con la caja pero insiste en ayudarnos. Rhett recibe en equipo para subirlo, y yo me quedo con la caja en ella puedo ver una portarretratos con una foto de un niño muy rubio quizás de unos nueve meses o más… con una mujer de cabello castaño que lo abraza.

Siento sus manos rozar mis dedos.

──Dame novia…

Suelto la caje y se la entrego. Se despide de la anciana con una abrazo se que se quejaba de ella pero le hará falta. Hicieron click.

Ella le murmura algo que queda entre ellos y subo a la camioneta para ponernos en marcha, le extiendo mi mano para que la entrelace con la mía.

──¿Listo para esta nueva etapa de tu vida?

──Si es a tu lado… si.

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