Narcissa paseaba de un lado al otro de su habitación esa noche, la incertidumbre la estaba matando lentamente y ningún calmante había logrado hacerla sentir mejor. Creía que no iba a soportar el regreso de Voldemort y aún así ahí estaba, esperando a Lucius.
Era un maldito deja vú, solo que diez veces peor que la última vez. No había forma de convencer a su esposo de que dejara en paz esas ideas, ¿Qué importa la sangre si al final todos morían de la misma manera? No valía la pena el riesgo.
Lo que hacía esto peor que la vez anterior era que esta vez no tenía a su hijo con ella, al menos había tenido a Draco durmiendo profundamente en su cuna la última vez que Lucius había ido una de las misiones con el Señor Tenebroso.
Al menos tenía a Draco a su lado la noche que mataron a los Potter y se sentía mal por el destino de aquel niño. Pero al menos no era el suyo. Agradecía que su hijo hubiera nacido en junio, que no fuera él a quien Dumbledore sacrificaría para deshacerse de su enemigo.
Todo estaba en orden, hasta que Severus se había aparecido en su puerta cargando un cajón. Un estúpido cajón. Narcissa pensó que se trataba de una broma cuando el hombre comenzó a contarle todo y se sintió apenada por los ojos verdes que la miraban desde el cajón.
-¡Por Merlín!- miró atónita al bebé- ¿De dónde la has sacado?
-Estaban de rebaja en el supermercado- bromeó Severus.
-Ya, en serio- Narcissa volvió la vista al cajón.
-Es...es de los Potter
-¡¿Qué?! Dijeron que el niño...
-Si, el niño lo venció pero eso no niega que pudiera tener una hermana.
-¿Quieres una taza de té?- sugirió ella.
Severus le explicó de nuevo como era que Lily había salvado a su hijo de Voldemort sacrificándose a sí misma y Narcissa no pudo evitar sentir empatía por la pelirroja. Ella hubiera hecho exactamente lo mismo, ella también se hubiera enfrentado al mago y muerto de ser necesario con tal de salvar a Draco.
Fue hasta entonces que comprendió lo que habían hecho: habían destrozado una familia, quizá hubiera sido mejor que el niño muriera también. Así al menos estarían todos juntos. Los conocía de la escuela, eran mucho menores que ella y Lucius, jamás esperó que terminaran de esa manera.
La sorpresa mayor vino cuando supo que el niño no era el único Potter que había sobrevivido, su hermana estaba en ese cajón, mirándola sin juzgarla. Narcissa pensó entonces en que le hubiera gustado a ella que hicieran con Draco si no estuviera para cuidarlo.
La idea de los Potter muriendo por salvar a sus hijos jamás había sido tan tangible, parecía un cuento horrible que contaban las abuelas cuando te portabas mal. Escuchó cada palabra de su amigo con atención y luego aceptó ayudarlo.
-Por favor, hemos pasado la noche en la calle y necesito de tu ayuda. No había nadie más que se me ocurriera.
-¿Qué necesitas?- preguntó la rubia sirviendo dos tazas de té.
-No sé como cargarla- estaba rendido, debía decirle la verdad.
-Oh, es lo más sencillo del mundo. Empieza por sacarla de ese maldito cajón.
-No sé como.
-Bien, lo haré yo- dijo tranquilamente y la observó de cerca- es bonita.
Narcissa sonrió con ternura y asintió. Desde el primer segundo que cargó a Circe, supo que estaría para ella siempre. Claro que en ese momento ninguno de los dos sabía como se llama, solo era un bebé envuelto en una manta azul cielo y fue hasta ese momento que Narcissa pensó en que no importaba la sangre que tuvieran, todos los magos eran iguales.
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Harry Potter y la Princesa de Slytherin 2
FanfictionLos hermanos Potter están de regreso, listos para sumergirse en la parte más oscura de su aventura. El pasado ha sido difícil pero el futuro no se ve muy prometedor para ninguno de los dos. Con Circe dividida entre lo que debe hacer y lo que su cora...