78- Percy

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Al día siguiente las cosas no fueron muy distintas, Circe no había dormido en toda la noche por estudiar Código Morse. Se suponía que jamás debía tratar de contactar a Snape primero, por seguridad y un montón de cosas que él recitó en sermón. Hasta ahora no lo había hecho, ella solo esperaba que estuviera bien y se esforzaba por aprender para poder mantener una conversación fluida.

Terminó de limpiar todos los gabinetes y pasó gran parte de la mañana matando a un montón de arañas del tamaño de platillos que se había instalado en una de las cómodas del comedor de la casa. No había sido entretenido, dejaban un jugo amarillento que despupes había que quitar con una mezcla extraña que preparaba la señora Weasley.

Se habría pasado a las habitaciones vacías, se suponía que Hermione iría en un par de días a quedarse con ellos y pretendía que todo se viera más o menos limpio para ese entonces, de no ser porque Ginny le pidió ayuda para limpiar las cabezas encogidas de elfos domésticos en la entrada de las escaleras.

-Jamás había visto una cabeza de ese tamaño- Ginny las miró con asco.

-Yo sí, hay una tienda entera en el Callejón Knockturn- dijo Circe tranquilamente.

-Oh, mamá no nos deja ir ahí- Ginny rodó los ojos.

-Es una tienda extraña- Circe sonrió y continuó sacudiendo las cabezas- esto da algo de cringe.

-Mucho cringe. Es desagradable, ¿Por qué querrían tener a sus elfos así? Por cierto, ¿Has visto a Kreacher hoy?

-No, de hecho no lo he visto nunca- Circe se encogió de hombros.

Continuaron con la limpieza de las escaleras, estaban todas llenas de telerañas y la alfombra estaba cubierta de manchas que un fregotego solucionó. Era una enorme ventaja eso de poder usar magia fuera de la escuela.

La campanilla de la puerta sonó a la hora de la comida, abriendo paso a Remus Lupin.

-¡Tío Remus!- exclamó Circe antes de correr hacia él, Ginny fue detrás de ella.

-¡Hola, chicas!- saludó con una sonrisa- No olviden la pregunta de seguridad.

-Cierto- Ginny bajó la mirada- ¿Chocolate amargo o con leche?

-Amargo- respondió Remus amablemente.

-Respuesta correcta- dijo Ginny.

-¿Saben dónde está Sirius?

-En su cuarto- respondieron ambas y lo dejaron pasar.

Lupin se quedó a comer, para alegría de todos, no había nadie en esa casa que no le tuviera cariño. Aún faltaban algunos días para la Luna Llena, así que el hombre estaba de mejor humor que nunca y no se veía tan cansado como usualmente.

Nadie supo exactamente lo que conversó con Sirius ni preguntaron tampoco, cosa que sorprendió a Circe más de lo que esperaba. Arthur Weasley también llegó justo a la hora de la comida, más animado que nunca, acompañado de Percy.

Circe se dedicó a charlar con los gemelos y Ginny, Ron se limitaba a usar monosílabos con ella, pero honestamente no le importaba, era amigo de Harry, no suyo. Los problemas comenzaron cuando Percy dijo que debía retirarse.

-Pero es muy tarde como para volver al trabajo- dijo Molly- Te hacen trabajar demasiado.

-Es parte de ser un gran funcionario- Percy respondió con la nariz elevada- el ministro me necesita.

-¿No estarás pasándote de su lado, o sí?- bromeó Fred.

-Yo no estoy de ningún lado- explicó Percy- ustedes son lo que le creen a Dumbledore sobre el regreso de Voldemort.

-Espera un segundo- Arthur se giró a verlo- ¿Dices que somos mentirosos?

-Creo que el Ministro no mentiría sobre eso.

-Pues lo hace, chico- Sirius intervino- estuvimos ahí.

-Hasta no ver, no creer.

-¿Es por eso que no quisiste unirte a la Orden, no?- Molly soltó sus cubiertos- No nos crees.

-Creo que estar del lado del gobierno es más conveniente- se justificó Percy- sabemos por qué hacemos lo que hacemos y cuándo lo hacemos. Es parte de ser funcionarios públicos.

El resto de la mesa fingió ver su comida. Circe jugaba con uno de los guisantes del plato.

-¿Saben lo que pasaría si el ministro se entera de lo que están haciendo? ¡Me despediría! ¡Años de esfuerzo tirados a la basura!

-¡¿Te avergüenzas de tu familia, Percy Ignatius Weasley?!- exclamó Molly levantándose de su asiento.

-Me avergüenzo de sus afiliaciones, si- Percy ya estaba molesto y apretaba los puños con fuerza.

-¿Estás hablando en serio?- Arthur se levantó también- ¡Tu madre y yo solo tratamos de protegerlos!

-¡Entonces no se metan en mis asuntos! – Reclamó Percy- ¡No ovy a perder mi puesto solo porque un anciano dice que Voldemort regresó!

-¡¿Entonces no le crees a Harry?!- Ginny alzó la voz.

-Yo no sé que pensar.

-¡Perdiste por completo la razón, Percy!- Arthur lo miró como si no lo reconociera.

-Tienes ese empleo gracias a tu padre- añadió Molly.

-¡Y a todo mi esfuerzo! ¡Ustedes no saben lo que significa para mí!

-Claro que sí, pero no puedes...

-Lo que no puedo hacer es dejar todo solo porque Dumbledore tiene una sospecha. ¡ME NIEGO A QUE ME RELACIONEN A GENTE COMO USTEDES!

Molly comenzó a llorar y Arthur apretaba los puños con fuerza. Percy empujó su silla y se dio la media vuelta.

-Así que me voy, no pienso pasar ni un segundo más en esta casa. ¡NO QUIERO SEGUIR SIENDO PARTE DE ESTA FAMILIA!

Percy subió las escaleras de dos en dos, nadie se movió ni dijo nada en el comedor. Escucharon como llenaba sus maletas y volvía a salir a toda prisa. Circe sintió la necesidad de ir tras él. No entendía que era lo que había hecho mal el chico.

Cuando pasó por el corredor, Circe se lavantó de la mesa y fue tras él.

-¡Percy! –lo llamó- Percy, espera.

-NO VAN A CONVENCERME DE NADA- exclamó él y azotó la puerta.

Circe la abrió y lo detuvo en las escaleras.

-Escúchame, no vengo a convencerte de nada. No estás obligado a hacerlos felices, ellos debarían respetar su decisión.

-¡No lo harán!

-Bien, pero eso no debe importar té, sé lo mucho que te gusta tu empleo. Sé todo lo que pasaste para estar donde estás, yo te comprendo.

-¡No lo haces! ¡Nadie lo hace nunca! ¡Solo quiero ser alguien en la vida, Circe!

-Yo sé y te apoyo totalmente. No hiciste nada malo, lucha por tus sueños, no por los de Dumbledore, no por los de tus padres, ve por lo que quieres tú. Ya somos demasiados embarrados en este conflicto, me alegra que no seas uno más.

Percy sorbió, parecía estar a punto de llorar.

-Yo creo en ti y en lo que puedes lograr. Solo quiero que sepas que Harry no miente y está bien que no quieras arresgarte por una causa como esta, pero recuerda que él no mintió.

-Eso es lo que ellos dicen, no podemos saberlo.

-Deja espacio a la duda, Percy- Circe le sonrió y miró a la calle.

-Ahora debo irme.

-Nos vemos, Prefecto Weasley- dijo Circe y lo vió desaparecer.

En la casa, Molly estaba inundandoel comedor con sus lágrimas. La miraron esperanzados, pero no había nada que se pudiera hacer. 

Harry Potter y la Princesa de Slytherin 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora