115- Septiembre

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Circe se negaba a viajar por tren hasta Hogwarts, así que se había aparecido junto con el resto del personal en las orillas del terreno y caminado hasta el castillo.

-¡Pero que clima tan maravilloso!- alardeaba Charity Burbage mientras terminaban de acomodar el Gran Comedor para la Ceremonia de Selección de esa noche.- ¿Será que este año entren menos Slytherin?

-Posible, tomando en cuenta la relación con los mortífagos que tenemos este año- Snape rodó los ojos y lanzó un hechizo para alinear todas las sillas en la mesa de Ravenclaw.

-También sería un bien insentivo- Circe abrazó a Prince y bajó de la mesa en la que estaba sentada antes de que Minerva dejara caer el mantel amarillo.- Ellos se lo pierden.

-Ya llegaron- anuncio Charity asomándose por la ventana- Minerva, es tu momento.

-Si tan solo algún otro Jefe de Casa se ofreciera para esto...-respondió la profesora mirando de reojo a sus colegas- No me pagan lo suficiente.

Se acomodó el sombrero y salió a paso lento. Circe salió tras ella para recibir a todos sus amigos, además de que mantenía mucha curiosidad por conocer al nuevo Profesor de Pociones. Snape le había dicho que era un viejo remilgado de olor extraño que descuidaba seguido las clases por enfocarse en algo llamado el Slug Club.

Draco llegó a toda prisa hasta ella, Circe no comprendía cuál era la necesidad de tanto mistero hasta que el rubio se acercó para abrazarla y susurró:

- Nott pretrificó a Harry.

- ¿Qué...?

- Ve por él, en el tren.

Un guiño de Malfoy la hizo comprender que no se trataba de un juego, por suerte la mayoría de los aurores de la Órden estaban ahí para vigilar a los estudiantes y tener precaución de supuestos mortífagos. Circe corrió hasta Tonks, que llevaba el cabello verde limón atado en una coleta.

-¡Nym!

-¡Hola!- saludó la chica y le regaló una de sus grandes sonrisas- ¿Qué hay?

-Hechizaron a Harry en el tren- dijo sin rodeos y la tomó de la mano.

-Oh no- Tonks suspiró- Bien, vamos por ese cuatro ojos.

Circe rió ante el complido y ambas caminaron en dirección al tren. Ciertamente, Harry estaba petrificado y ligeramente golpeado en una rejilla del tren. Sangre salía de su nariz y se veía asustado. Entre ambas lo sacaron y Tonks lo liberó del hechizo.

—¿Quién ha sido?

—Nott —contestó Harry con amargura—. Gracias por... bueno...

—De nada —repuso Tonks—. Si te quedas quieto un momento te arreglaré la nariz.

Harry parecía estar dudando.

-Lo hará bien, es una experta- Circe le sonrió y entonces Harry se quedó quieto como una estatua.

—¡Episkeyo! —exclamó Tonks.

—Muchas gracias —dijo Harry en cuanto sintió su nariz reparada- ¿Iremos caminando?

-A menos que quieras que te carguemos- Circe rodó los ojos.

Mientras el muchacho se echaba la capa por encima, Tonks agitó su varita: una inmensa criatura plateada de cuatro patas salió de ella, echó a correr y se perdió en la oscuridad.

—¿Qué ha sido eso? ¿Un patronus? —preguntó Harry.

-Oh, parece que alguien está enamorada- silbó Circe y le dio un codazo amistoso a su amiga- Pues claro que es un patronus, Potter, un lobo.

Harry Potter y la Princesa de Slytherin 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora