A la semana siguiente, Snape había recibido un montón de falsas alarmas sobre el paredaro de los Potter. Mulciber, Dolohov y su grupo de mortífagos se habían mantenido en una búsqueda constante, padeciendo varias veces de torturas por no haberlos encontrado.
De alguna forma se habían topado con un rastro de fogatas hechas en el Bosque Prohibido, el nombre del Señor Oscuro había sido pronunciado muchas veces e incluso habían dado con pertenencias abandonadas a mitad de una huida. Todo era tan convincente, pero jamás lograban encontrar a los Potter.
-Los vimos, señor- le aseguraba Dolohov en ese mismo momento.
-¿Ah, sí? ¿Y dónde están ahora? Porque puede que mi vista esté fallando y yo sea el que no los está viendo.
-Han escapado.
-¿Si saben que son dos niños, no?- soltó con ironia- Es estúpido que resulten ser más inteligentes que ustedes. Además ninguno conoce el bosque lo suficiente. Hay criaturas de lo más riesgosas, si siguen así, alguna los habrá matado antes de que el Señor Tenebroso lo haga y eso si que no va a gustarle nada.
-Lo sentimos, señor- dijeron al unísono.
-No creo que lo sientan lo suficiente o ya los tendríamos aquí, ¡CRUCIO!- dijo apuntando a ellos sin mera lástima, entre más débiles estuvieran, menos riesgoso sería. Bajo la varita un minuto después, dejando a todos jadeando en el suelo por el dolor.- Ahora lárguense de aquí, no quiero volver a verlos si no es para traerme a ese par de inútiles, ¡¿SE ENTENDIÓ?!
Minerva cruzaba todos los días un pasadizo secreto que conectaba la cocina con el despacho del director, era bastante inclinado, pero no había opción. Ese día cruzó por ahí y llegó hasta el retrato móvil que era la salida. Esperó a que los mortífagos salieran antes de pasar.
-¿Qué tal están los dos?-preguntó Snape de inmediato.
-Bien, he ido a verlos hace rato y parecen estar completamente bien. Aún insisten en salir, eso sí.
Habían encontrado un escondite bajo el salón de Transformaciones que daba a una habitación de espacio conveniente para alojar a Weasley y Granger por un tiempo. Desde ahí, Dobby se encargaba de dejarles comida o llevarlos al baño de Myrtle cada tanto. Nunca los habían visto.
-Tus amigos siguen torturando a los alumnos- se quejó Minerva.
-Ellos no son mis amigos y no puedo detenerlos, ustedes encárguense de que nadie tenga castigos y listo.
-Lo intentamos, ¿Cuánto tiempo más estaremos así?
-De verdad que espero que no mucho, ¿Tienes idea de quién ha estado despistando a los mortífagos?
-Ni idea, Severus- la profesora meditó mientras caminaba por la habitación- ¿Crees que yo podría ser como ustedes?
-¿Qué?- Snape la miró con extrañeza, no había querido decir lo que él pensaba...¿o sí?- ¿Te refieres a los mortífagos?
-Si, de esa forma podría asegurarme de que mis estudiantes están bien.
-¿Enloqueciste? Minerva, por Merlín y todas sus barbas, tú no vas a hacer eso.
-¿Por qué? ¡Podría ser útil!
-Creo que deberías comer algo y dormir antes de decir ese tipo de cosas, ¿Cómo se te ha ocurrido? De ninguna manera, ¡Minerva McGonagall! ¡Una mortífaga!
Snape simplemente no podía creer lo que escuchaban sus oídos, era imposible que esa mujer estuviera dispuesta a tanto. Una cosa era ayudarle con la escuela a escondias y una muy diferente era que quisiera convertirse en un mortífago. Por Merlín. No, no iba a permitirlo. Tenía cariño por esa señora y simplemente no iba a dejarla exponerse a esos riesgos. Minerva parecía segura de su decisión.
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Harry Potter y la Princesa de Slytherin 2
FanfictionLos hermanos Potter están de regreso, listos para sumergirse en la parte más oscura de su aventura. El pasado ha sido difícil pero el futuro no se ve muy prometedor para ninguno de los dos. Con Circe dividida entre lo que debe hacer y lo que su cora...