No volvió a levantarse de debajo del cuadro en todo el día, a la mañana siguiente todavía estaba ahí. Hasta que oyó a Sirius, que pasaba en ese momento por delante de su puerta hacia la habitación de Buckbeak, cantando Hacia Belén va un hipogrifo a pleno pulmón. Circe rodó los ojos, ojalá pudiera irse a Hogwarts en ese mismo momento.
La alegría que sentía Sirius por volver a tener la casa llena y, sobre todo, por volver a tener a Harry a su lado, era contagiosa. Había dejado de ser el huraño anfitrión del verano y en esos momentos parecía decidido a que se divirtieran tanto como se habrían divertido en Hogwarts. Ambos seguían sin hablarse, Circe aún le tenía algo de terror a sus reacciones. La casa estaba irreconocible. De las lámparas de cristal, anteriormente carentes de brillo, ya no colgaban telarañas, sino guirnaldas de acebo y serpentinas plateadas y doradas; había montoncitos de reluciente nieve mágica sobre las raídas alfombras; un gran árbol de Navidad, que había conseguido Mundungus y que estaba decorado con hadas de verdad, tapaba el árbol genealógico de la familia de Sirius; y hasta las cabezas reducidas de elfos domésticos de la pared del vestíbulo llevaban gorros y barbas de Papá Noel.
-Es Navidad, Circe- Harry se sentó junto a ella bajo el retrato- No puedes quedarte ahí.
-No quiero ir con Sirius- dijo Circe sin más- ¿Snape en algún momento se ha puesto así contigo? ¿Alguna vez ha enloquecido y no te he defendido?
-Lo siento si yo...si ayer...
-No es por eso, solo quiero saber si has sentido lo mismo o no.
-Pues no en realidad, a veces se molesta en clases y grita pero no...no así. No lo sé, es enojón y le gusta ponerme ceros pero es así en general.
-En la Casa de los Gritos... esa vez si...
-Siempre que me ha gritado me has defendido- Harry bajó la mirada- Lo siento, no supe como reaccionar ayer.
-Está bien- Circe le sonrió- no fue tu culpa. }
-¿Entonces vienes?
Fueron a la estancia. Ron ya había empezado a abrir los paquetes de su montón.
—¡Mira cuántos regalos nos han hecho este año! —exclamó a través de una nube de papel—. ¡Gracias por la brújula para escobas, es fabulosa! Supera el regalo de Hermione: un planificador de deberes...
Entonces Harry buscó entre sus regalos y encontró uno con la letra de Hermione. A él también le había regalado un libro que parecía una agenda, sólo que cada vez que lo abría por cualquier página gritaba cosas como: «¡No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy!»
Sirius y Lupin, por su parte, le habían regalado una estupenda colección de libros titulada Magia defensiva práctica y cómo utilizarla contra las artes oscuras, con soberbias ilustraciones móviles en color de todos los maleficios y contraembrujos que describía. Harry hojeó el primer volumen con avidez; le encantó porque iba a resultarle muy útil para lo que tenía planeado en las reuniones del ED. Hagrid le había enviado una cartera marrón y peluda con unos colmillos que supuestamente eran un sistema antirrobo, aunque en realidad lo que hacían era que Harry se arriesgara a que le arrancaran un dedo cada vez que ponía dinero dentro. El regalo de Tonks era una pequeña maqueta de una Saeta de Fuego, el señor y la señora Weasley, el jersey tejido a mano de rigor y unos cuantos pastelillos de frutos secos, y Dobby, un cuadro francamente espantoso que Harry sospechó que había pintado el propio elfo.
Circe se sentó junto a él, le encantaba verlo como mostraba sus obsequios con felicidad. Era como si nada malo fuera a suceder en ese momento y mientras el chico explicaba sobre sus planes con los libros, ella se olvidó de los problemas.
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Harry Potter y la Princesa de Slytherin 2
FanfictionLos hermanos Potter están de regreso, listos para sumergirse en la parte más oscura de su aventura. El pasado ha sido difícil pero el futuro no se ve muy prometedor para ninguno de los dos. Con Circe dividida entre lo que debe hacer y lo que su cora...