-Woah, que específico- dijo una chica ataviada con la túnica de Slytherin- Buen gusto, Tom.
La chica sonrió, tendría unos diecisiete años. Era castaña, alta y un par de ojos que asmejaban a los de una serpiente adornaban su rostro.
-¿Quién eres?-preguntó el mago. A su alrededor, una maravillosa niebla se extendía. El cielo nublado, su clima favorito.
-Es una falta de respeto tutearme, Tom Riddle- la chica le extendió una mano- Soy la Muerte.
El mago restrocedió un par de pasos. Al parecer ese estúpido par de niños Potter había logrado matarlo.
-Oh, pobre alma- se lamentó la Muerte y le besó la mano que tenía extendida hacia ella- Viviste sin amor, completamente solo, disfrutando de herir a los demás... pero te comprendo. No fue tu culpa, pero, ¿Sabes qué si lo fue?- la Muerte tomó su rostro entre sus manos- Quitarme al único ser que he amado de forma egoísta y huir de mí- una carcajada abandonó el cuerpo de la chica- ¡De mí! Pero ahora te tengo, de una forma u otra yo siempre los alcanzo, ¡Siempre, Tom!
La mirada antes amable de la chica se transformó en ira profunda. Estaba enojada, muy enojada, podía sentir el dolor que ella le estaba transmitiendo. Trató de retroceder, pero ella lo tenía sujeto por las manos.
-No puedes alejarte de mí para siempre. La vida ha sido cruel, no entiendo por qué se aferran tanto a ella, ¿temor, tal vez? Pero si yo les daré paz, ¿por qué aferrarse a algo que los lastima? ¿Solo porque es lo que conocen? Dime Tom, fragmentaste tu alma, me enviaste almas que yo no había decidido que morirían. ¡Te creíste más poderoso que yo! ¡NADIE ES MÁS PODEROSO QUE YO!
-Yo...
-Cielo, no debes mentirme. Tus poderes ya no existen aquí, solo hay calma- dijo la chica antes de entregarle una bola de cristal- No me gustan las almas rotas. Por favor, deja que una todas las partes de ti.
Tom asintió, estaba mareado y muy confundido. No acababa de entender lo que estaba pasando a su alrededor, así que no sintió ni una pizca de dolor cuando el cristal se reventó y de pronto abandonó sus antiguas facciones.
-Pero que guapo- dijo la Muerte y le pasó un trozo de espejo.
Si, tenía la apariencia de alguien de setenta años, no conservaba ninguno de los razgos de serpiente que antes lo habían acompañado, el cabello blanco y medio rizado caía de su cabeza, seguía siendo bien parecido pero tenía tanto de no verse de esa manera, que tardó algunos minutos en apartarse de su reflejo. Eso era todo, ahí estaba el poderoso Voldemort, siendo atrapado por la Muerte en persona.
-Ahora, podrás descansar- la Muerte le extendió sus dos manos y lo guió directo a una puerta dorada que sobresalía entre la niebla- luego de que me pagues todo lo que me debes, por supuesto. Suerte, Tom.
Y con eso, lo arrojó dentro de la puerta sin remordimiento. La chica desapareció y en su lugar quedó una gigantezca calavera negra cubierta por delgados trozos de tela que arrastraban por los huesos. Los huecos vacíos de los ojos parecía que aún lo miraban caer en aquella inmensidad. Su tiempo se había acabado.
El sol fue ascendiendo por el cielo de Hogwarts y el Gran Comedor se llenó de luz y de vida. Harry se convirtió en parte indispensable de las confusas manifestaciones de júbilo y de dolor, de felicitación y de duelo, pues todos querían que estuviera allí con ellos, que fuera su líder y su símbolo, su salvador y su consejero.
Circe lo dejó en compañía de Ron y Hermione. Se moría de hombre por primera vez en semanas, así que claro que iba a sentarse a desayunar esa mañana. A medida que transcurría la mañana, iban llegando noticias: los que se encontraban bajo la maldición imperius —magos de todos los rincones del país— habían vuelto en sí; los mortífagos que no habían sido capturados huían; estaban liberando a todos los inocentes de Azkaban; a Kingsley Shacklebolt lo habían nombrado provisionalmente ministro de Magia...
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Harry Potter y la Princesa de Slytherin 2
Fiksi PenggemarLos hermanos Potter están de regreso, listos para sumergirse en la parte más oscura de su aventura. El pasado ha sido difícil pero el futuro no se ve muy prometedor para ninguno de los dos. Con Circe dividida entre lo que debe hacer y lo que su cora...