121- Zumbidos

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Regulus se alejó de la chimenea y volvió a resoplar con frustración. Había aprovechado la salidad de Andrómeda y Tonks para hablar con Snape y estaba realmente harto de no poder decir las cosas tal cual eran, además de que estaba siendo molestado por un par de intrusos que insistían en que les ayudara a mantener comunicación con sus seres queridos. Bebió un sorbo de café y ahogó un grito de mera frustración.

-Cálmate, seguro que no lo hace con mala intención- dijo una fantasmal Lily sentada a su lado.

-Cállate, Evans. Por Merlín, eres como un maldito mosquito que me persigue para todos lados. Eres estresante.

-Y no has pasado una eternidad con ella- James rió del otro lado del sofá.- Aunque claro, tus gustos no son mucho mejores.

Regulus bebió más café. Estaba harto de tener a esos dos en todas partes, si seguián así, quizá accedería a dejarlos comunicarse con tal de librarse de su compañía de una vez por todas.

-Anda, deberías decirle y ya- Lily insistió- No se molestará, yo creo que todo lo contrario.

-¿Cómo estás tan segura?

-Porque es Sev- ella rodó los ojos y extendió su mano- y lo conozco como a la palma de mi mano.

-Nadie conoce la palma de su mano, Evans.

-Pero si a su mejor amigo, Reggie, ¿Por qué no se lo has dicho? ¡Es sencillo!

-Y es Potter- James interrumpió- No Evans, ¡Seis años de súplicas para que le llames Evans serían una lástima!

-Potter, lo que sea- Regulus volvió a gruñir con frustración- Iba a decirle, de verdad que si lo iba a hacer. Me lo planteé seriamente antes de ir a la cueva, ¡pero no pude hacerlo! Estaba ahí, acomodando un estúpido estante en la tienda de Mulpepper y yo estaba preparado para destruir al calvo ese- apretó los ojos con fuerza y resopló- Pero claro, el muy idiota y sus jodidos inferi mandaron todo a la mierda y ahí estaba Regulus Arcturus Black como un imbécil encerrado en una cueva hasta que al tonto de Snape se le ocurriera aparecer. Es una suerte que- señaló a ambos fantasmas- su hija hubiera llegado o yo seguiría ahí pudriéndome. Claro que sin compañías tan molestas como ustedes dos.

-¿Y tu única excusa es la cueva?- James rió de nuevo- ¡Por Merlín! El tipo te buscó por años, ¡Incluso nos arrastró en su búsqueda sin saberlo!

-Solo díselo- Lily sonrió- Es más, si nos dejas...

-¡Ya les dije mil veces que no!

-¡¿Por qué no?! Son nuestros hijos.

-Porque me harán gastar mucha energía, los "obsequios" de la Muerte no son siempre fáciles de usar, ¿de acuerdo?

-Reggie, por favor- pidió James una vez más- ¡Hay mucho que debemos aclararles! Solo será una vez y estás para eso, para establecer comunicación.

-La Muerte no me deja hacer este tipo de favores.

-¡Claro que sí! Reggie por favor.

-No, Potter o como te llames. No y no, está decidido.

-Si me dejas hablar con ellos, le diré a Sev por ti- Lily arqueó una ceja con diversión- y asunto arreglado.

-¿Tratas de chantajearme? Porque está funcionando.

-Que desesperado- James volvió a reír.

-No tienes derecho de réplica- Regulus señaló a la pelirroja.- Al menos no rogué por seis años.

-Oh no, solo has estado enviando indirectas desde, ¿hace cuánto? ¿Veintidos años?

-En el tiempo en la cueva no mandé nada, así que no cuenta.

Harry Potter y la Princesa de Slytherin 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora