143- Magos, bebés y pavorreales

24 3 0
                                    

Circe recordaba las últimas tres bodas a las que había asistido, pero ninguna le daba tantos nervios. La de Bill y Fleur había sido divertida hasta que la guerra les recordó de su existencia, la de Neville y Astoria había estado llena de lagrimeos y drama y la de Pansy con Blaise era solo imágenes en su mente, todos estaban demasiado ebrios.

Para alegría de Reg, se habían deshecho de la maldita casa de Spinner's End y mudado a una de las casas Black que no había estado habitada en casi un siglo. Parecía más un castillo que una casa y esa había convencido a todos. Porque Regulus Black no sería él mismo si no hubiera llevado a los tres chicos y a Snape a recorrer cada una de las casas hasta encontrar "la perfecta".

Esa en específico tenía un sótano en el que podían poner un laboratorio. Ese era argumento suficiente para elegir la casa, pero igual Regulus insistió en casi planear lo que harían en cada habitación. Todas con paredes negras que resaltaban los detalles de la madera en los muebles y el dorado.

Draco se estaba quedando con su madre en la Mansión Malfoy, pero todos sabían que pasaría más su tiempo con ellos que ahí, parecía que él y Harry eran incapaces de dormir separados ahora. Claramente la casa tenía más cuartos de los que necesitaban, pero así podían hacer cenas navideñas.

Había que admitir que era bonita, tenía su respectiva colección de objetos oscuros y la planta baja tenía el mismo encantamiento que el techo del Gran Comedor. Reg propuso conseguirle ayuda a Kreacher, quien se ofendió porque Reg lo consideraba viejo e inútil, pero terminó aceptando. Querían un huerto como el de Andy, así podían economizar en ingredientes y había una gran extensión de jardín cubriendo toda la casa.

Llevaban casi un mes lanzando hechizos de reparación y de limpieza, hasta quedó más que habitable y pudieron dejar su alojamiento temporal en la Mansión Malfoy, donde Narcissa ya tenía puertas con sus nombres escritos en ellas.

Circe había elegido un cuarto en una de las esquinas, quedaba cerca de la escalera al sótano y sus estrellas de plástico habían vuelto al techo, junto con su colcha oscura y el tapete de Prince, que estaba encantado con toda la casa.

Regulus se había comprado una escarbato, llamada Lady Catherine de Bourgh. Era un encanto. Cuando no estaba cerca del Coronel Brandon, el cuervo de Snape que parecía llevarse bien con Prince y luego estaba Francy, el grindylow de Teddy que Andy no quería más en casa. Le había pertenecido a Remus, pero le parecía más seguro que estuviera en una casa más amplia. Medea tenía un sitio en el cuarto de Harry y Vidia había decidido ocultarse entre los cuadros.

Y ahí estaban ahora, con un caos en el jardín porque Regulus era incapaz de no hacer de su propia boda el evento del siglo, del milenio o de la vida. Circe llamó a la puerta.

-¿Puedo pasar, pa?

-Adelante.

-¿Listo?- preguntó cerrando la puerta tras ella- ¿Qué? ¿Demasiado blanco para ti?

-No sé- repondió Snape, que vestía completamente de negro- No creo poder hacer esto.

-Dime que bromeas.

-¿Será muy tarde para salir corriendo?

-Pa, odio ponerme en modo Albus pero creo necesario recordarte que hiciste un trato- se señaló la muñeca- y que si quieres hacer esto, recuerda tu terapia.

-¿No somos demasiado viejos para esto?

-¡Tienes cuarenta (y uno, casi)! Los magos son viejos hasta los 150.

-No voy a hacerlo, agarra a tu maldito gato y salgamos de aquí.

-Voy por Minnie, ella te hará entrar en razón- Circe se dio la media vuelta y regresó tras un par de minutos con la profesora.

Harry Potter y la Princesa de Slytherin 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora