76- El número 12 de Grimmauld Place

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Escondida en el noroeste de Londres, a veinte minutos a pie de la estación de King's Cross, se encuentra el número doce, Grimmauld Place. Tanto inimitable como escondida detrás de un encantamiento Fidelius, la casa es invisible para todos menos unos pocos. Aunque los muggles vecinos ni siquiera saben que el edificio existe, fue durante muchos años el hogar de la familia Black, una de las familias de sangre pura más antiguas del mundo mágico, y extremadamente orgullosa de serlo. Como dueño y heredero tenía ahora a Sirius Black, quien había hecho de la casa el cuartel general de la Orden del Fénix.

Circe terminó de guardar todas sus cosas dentro del baúl de pino negro, otra de las tantas herencias que había recibido de los años escolares de Snape. Llevaba su colección entera de jumpers y camisetas negras, su par de calcetines de colores, el tapete de dormir de Prince, los libros de Magia Oscura Húngara que Krum le había dejado, algunos de sus ingredientes, un caldero, su discman, material escolar para hacer los deberes del verano y por supuesto, la estrella del Morse.

-¿No vas a peinarte?- había preguntado Snape.

Circe se pasó la mano por el cabello y frunció el ceño.

-Está desenrredado, es suficiente.

-¿Lista entonces?

-No lo estaré nunca- dijo con voz dramática antes de acomodarse la capa.

-Tonterías, agarra a tu horrible gato y vámonos ya.

-Lista entonces- Circe cargó a Prince, que miraba receloso a Snape y se guardó el baúl reducido en el bolsillo.

- Bien y recuerda lo que te dije, si Molly Weasley te pide hacer algo...

-Lo haré sin quejarme

- Debes ayudar...

- En todo lo que pueda, ya lo sé - Circe suspiró molesta.

- Trata de no enfadar a Black, sé que puede ser molesto pero dudo que se ponga pesado, después de todo eres hija de su querido mejor amigo.

- Si, el problema es que no me parezco a su amigo.

- ¿Por qué deberías? No todos tenemos la suerte de parecernos a James Potter - Snape se burló.

- Solo hay unos pocos afortunados - Circe entendió el sarcasmo.

- Solo digo que podría buscar pretextos para molestar, trata de no pelear con él demasiado, ¿De acuerdo?

-Yo solo advierto que tendremos problemas y que acabará siendo mi culpa no ser pelirroja, te lo apuesto.

- Yo creo que deberías estar orgullosa de lo que eres, si a él le parece o no ya no es problema tuyo.

Ella lo abrazó en respuesta, era todo lo que necesitaba escuchar. Así pues se aparecieron en la entrada, que era un conjunto de escalones delanteros desgastados que conducían a una puerta principal maltratada, donde había una aldaba plateada con forma de serpiente. Abrieron la puerta.

Había un largo pasillo, iluminado con lámparas de gas y una gran araña de techo, era sombría y con telarañas, con el papel pintado despegándose y la alfombra desgastada. Ese lugar necesitaba una limpieza urgente.

A un lado del pasillo estaba el comedor, que mostraba una cómoda con el emblema de Familia Black y una larga mesa de madera, donde en ese momento estaban sentados todos los Weasley, Sirius, Remus, Moody y su muy adorada, Nymphadora Tonks.

-¿Hola?- saludó Circe arqueando una ceja.

-¡Circe!- Tonks se levantó de inmediato.

Circe fue hacia ella sin pensarlo dos veces y la abrazó, el cabello rosa brillante de su amiga estaba más reluciente que nunca y las ganas que tenía de verla se calmaron en ese momento. Había sido un largo tiempo.

-Te extrañe mucho, mucho, mucho- le dijo Circe sin soltarla.

-Yo a ti, quise escribirte, lo juro pero perdí todos los pergaminos.

-No importa.

-¡Merlín, cuanto has crecido!

-Y cuánto has envejecido, Nym.

Sin importar que el resto de la mesa las mirara, ambas comenzaron a reír, aún abrazadas y el cabello de Tonks cambió repentinamente a naranja brillante.

-Amo el tono.

-Siempre dices eso.

Al fin se soltaron y tocó repartir saludos al resto de la mesa. Snape seguía parado en la puerta como estatua después de haber dicho un "buenas tardes" general. Mientras tanto, Circe daba abrazos y pasaba lugar por lugar saludando a todo el mundo.

-¡Tío Remus, hola!- Circe abrazó a Lupin.

-Que bueno verte, ¿Cómo están los demás?

-Tan bien como se podría, ¡Charlie!

-¡Enana!- la saludó el pelirrojo- al fin estamos los tres juntos de nuevo.

-¡Bill! Santo cielo, ¿cuándo te volviste un adulto?- dijo pasando al sitio siguiente.

-Ya extrañaba esas ofensas- Bill la saludó, el cabello lo llevaba más largo que nunca.

-No es ofensa si es amistoso- corrigió Circe.

Era agridulce estar ahí, muchas de sus personas favoritas estaban reunidas ahí, pero también sabía que habría que iba a tener que quedarse ahí sin Snape y eso no era fácil.

-Señor Moody, que bueno que ya esté mejor.

-Todo gracias a ti, Potter.

-Patrañas, fue muy valiente al resistir tanto tiempo. ¡Ginny!

-Hola, compañera- saludó la perlirroja con una sonrisa.

-Señores Weasley, hola también- añadió dirigiendo una mirada amable a ambos.

-Bienvenida, Circe. Hemos escuchado tanto sobre ti que será un gusto que estés aquí para despejarnos algunas dudas- dijo Molly.

-¡Indigente!- saludaron los gemelos- que bueno verte.

-Lo mismo digo, chicos, ¿Qué hay con Percy?

-Vendrá hasta pasado mañana, o eso dijo- contestó George.

-Ron, hola- dijo cortésmente al amigo de su hermano.

-Hola.

-Y finalmente, hola Sirius- dijo al llegar al final de la mesa, donde Black intercambiaba miradas de odio con Snape.

-Hola, ¿Cómo está Harry?

-Bien, espero- respondió encogiéndose de hombros- gracias por dejar que me quede aquí.

-No hay problema- Sirius sonrió- los hijos de James son más que bienvenidos aquí, ¿Te dije que viví una temporada con tu padre? Desde entonces siempre dijimos que la familia del otro sería bienvenida. Era un gran hombre, que nadie te convenza de lo contrario.

Y con esa última frase, Snape se acercó al fin, lanzando una mirada de asco hacia Sirius.

-Gracias, Black- dijo arrastrando las palabras- nos veremos luego, supongo. Vendré en cuanto les tenga información.

-Nos vemos entonces- Sirius se levantó de la silla- Conoces la salida, ¿no?

-Mejor de lo que crees- Snape se dio la media vuelta para irse.

-Adiós, profesor Snape- le dijo con burla antes de que desapareciera por el corredor.

-Profesor- resopló Sirius y miró a Remus con complicidad. 

Harry Potter y la Princesa de Slytherin 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora