Equipo de Investigación Digimon

Capítulo 11

· PESADILLA ANTES, DURANTE Y DESPUÉS DE NAVIDAD ·

La Maquilladora Impostora pasó una navidad entre rejas.

En contra de mi voluntad me vi en la obligación de revelar la ubicación actual de BlackGatomon a las autoridades. Knightmon me había dado su palabra de que se le daría un trato justo y, desde luego confiaba en él, razón por la que el sentimiento de culpabilidad que tenía encima menguó.

Desde el principio todas las pruebas, de una u otra forma, estaban dirigidas en la dirección de la felina, lo que era sorprendente ya que se caracterizaba por no dejar huella en sus crímenes. Sin embargo fui incapaz de demostrar que dichas pruebas hubieran sido colocadas para su incriminación —lo que diezmó el ánimo de este osete, debo reconocer.

El Caballero por la Paz sometió a BlackGatomon a un arduo interrogatorio donde, como un favor, me permitió estar presente.

—Entenderás que es más que sospechoso el rastro de purpurina, ¿no? 

—¿Cómo se lo tengo que repetir? ¡No he sido yo! —maulló.

La felina estaba esposada a la mesa metálica de la fría sala de interrogatorios; un cuchitril pequeño destinado a intimidar a los interrogados, con una única luz intensa en el techo.

—¿En qué momento decidiste dar el salto de ladrona a asesina?

—Knightmon, no creo que así vayas a sacarle una confesión... —intercedí lleno de impotencia—. Estás dando por hecho que es culpable. No es el trato justo que acordamos.

—Llevas razón.

BlackGatomon estaba nerviosa, aunque se mostraba bastante segura a la hora de negar su implicación en ninguno de los hechos. 

—Me retiré a la mansión, donde he permanecido todo este tiempo. —Desafió con la mirada al guerrero—. ¿Quiere detenerme por ladrona? ¡Adelante! ¡Pero no he cometido ninguno de esos otros crímenes de los que se me acusa! ¡No soy una asesina!

Lo cierto es que incluso el propio Knightmon dudó al ver la vehemencia con la que la felina se defendía. ¿Acaso un caso tan complicado sería tan fácil de resolver?

—He enviado a los PawnChessmon a interrogar a los habitantes del Cementerio Overdell para confirmar tu coartada. —Pausó—. A su regreso volverás a ser interrogada y por tu bien espero que no haya incongruencias en tus palabras...

«Ha ido mejor de lo esperado», pensé.

Ya fuera de la sala de interrogatorios esperé paciente a que el guerrero terminase de rellenar unos informes. Sabía que se había empezado a organizar un juicio para juzgar a la felina, aún sin pruebas concluyentes, y quería saber quién estaría al cargo.

—Me disculpo por mis palabras de antes. —Agaché la cabeza—. He obrado mal.

—Está bien. Es más, creo que de no ser por ti quizás me hubiera dejado llevar por juicios de valor en todo este asunto... Me gusta tu punto de cordura.

Sonreí.

—Una última cosa... ¿Quién se encargará de exponer el caso en contra de BlackGatomon?

—IceDevimon. Irónico, ¿no? —Hizo un gesto con la cabeza indicándome donde mirar—. Alguien quiere asegurarse una victoria.

Me giré con escepticismo. El Tiburón. En ese instante cualquier duda se me disipó: se trataba de un complot bien organizado y con recursos, algo que no estaba a disposición de cualquiera... ¿Quién estaría detrás?