Cortinilla #12

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Hacía numerosas semanas que no coincidía con Susie, la humana que trabajaba en la cafetería, así que cuando la vi una sonrisa brotó en mi rostro.

Aquel día llevaba el cabello lleno de tirabuzones y un nuevo uniforme, más cómodo y que hacía referencia a los colores azulados de la marca de la casa. Ella también se alegró al percatarse de mi presencia y sin dilación se acercó a mí.

—Vaya, vaya, si eres el peludito Bearmon. —Me frotó los mofletes—. ¡Cuánto tiempo!

—Más de lo que hubiera deseado, la verdad. —Disfruté de sus caricias mientras me enrojecía—. ¿Cómo te va? Veo que habéis reformado este lugar un poco.

—El jefe ha decidido darle un toque más jovial para atraer a otro sector del público.

Entonces su bella sonrisa se terció sombría al escuchar como la puerta se abría. Aquellos pandilleros problemáticos, lejos de irse, habían continuado molestando con sus impertinencias hasta conseguir amedrentarla.

—Lo-lo siento, yo... —titubeó con el pulso de las manos bailando mientras sostenía un anotador digital de pedidos—. Debo volver a mi trabajo... Por favor, ignórales o me causarás un problema, te lo imploro.

La impotencia se apoderó de mí al ver el pavor que les tenía, sin embargo decidí obedecer a su súplica pensando que sería lo más sensato. Entonces fulminé con la mirada a aquellos pandilleros, que se rieron a carcajadas, y juré que les daría un escarmiento.

Así es como conocí al entrevistado de hoy; un tipo taimado y muy divertido que empatizó con la situación y se ofreció a ayudarme en lo posible.

Equipo de Investigación DigimonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora