Cortinilla #13

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Quizás fue la tensión del juicio o el simple mero hecho de que odiaba las injusticias. El caso es que mi paciencia había llegado a su límite y decidí que era el momento de actuar; sin embargo no lo haría solo.

Los pandilleros habían asediado la cafetería: pintaban en las mesas, molestaban al resto de clientes e increpaban a las camareras. Actuaban sin ninguna impunidad porque sabían que nadie haría nada, pero estaban totalmente equivocados... 

Una noche tranquila —en el mundo humano era entre semana: jornadas laborales, programas de televisión, la gente estaba en sus casas—, así que me presenté armado de valentía para enfrentarles y no lo hice solo. Knightmon y los PawnChessmon vinieron conmigo para apoyarme.

—¿Qué es esto? ¿Una fiesta de disfraces? —rió el más malintencionado de los gamberros—. Parecen sacados de una obra de teatro.

Los otros tres rieron instantes antes de ver como el guerrero azotaba a su amigo con su espadón.

Los minutos siguientes se desarrollaron con cierto toque cómico: los peones correteaban por todo el establecimiento pinchando a los matones, mientras que yo defendí el honor de Susie, quien logró recuperar su fuerza interior para asestar el bofetón final al malintencionado.

—No volváis nunca, panda de indeseados. —Acto seguido suspiró aliviada y corrió agradecida en mi dirección—. Sé que te dije que no hicieras nada, pero debo agradecer que me desoyeras. ¡Al fin nos hemos librado de ellos!

Sí y no. En el fondo sabíamos que volverían. Hay gente que siempre vuelve, incluso aunque la ignores deliberadamente. En cualquier caso habíamos ganado esta decisiva batalla que arrojaría algo de paz a nuestras vidas.


No daña quien quien quiere sino quien puede.

Equipo de Investigación DigimonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora