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-¿De verdad tienes que irte?-Me preguntó Lionel al ver que me estaba cambiando para ir por mis cosas a mi habitación.

--No puedo quedarme, Saúl podría sospechar algo.-me acerque al tocador de su habitación buscando las llaves de mi habitación cuando sentí como tomaba mi mano por detrás de mi.

-¿Volveremos a vernos?-¿Tan preocupado estaba sobre eso?

-Cuando regreses a tu país, llámame de un teléfono de calle y pregunta por mi, si contesta Saúl, dile que eres recepcionista del hotel y que necesitas hablar conmigo, solo si te contesta Saúl.-le di un beso en los labios como muestra de afecto y tome camino a la puerta de la habitación para poder salir cuando escuché su última pregunta.

-¿Me quieres?-¿a que se debía esa pregunta? No lo quiero, y no me interesaba en nada más que para tener sexo con el, pero definitivamente no le iba a decir eso, tenía que seguirle el juego, además, era muy ingenuo.

-Te amo, cariño.-le conteste antes de salir de su habitación, eso lo dejaría contento, eso era seguro, se conformaba con saber que era alguien en mi vida como mi amante, con un simple "te amo, cariño" seria más que suficiente.

Y con eso, fui por mis maletas para bajar hasta dónde estaban mis compañeros, ahí encontré a Hirving con quien pase el resto del viaje, hablando sobre lo que haríamos al regresar, en uno u otro momento me regaño por lo de Lionel, pero no importaba, no volvería a verlo durante un tiempo, pero algo era seguro, llevaba 2 prendas nuevas en mi maleta que no eran mías, si no de Leo, cuando recordé eso me puse un tanto nervioso, faltaban prendas mías en la maleta y con 2 camisas nuevas, Saúl podría sospechar, pero obviamente pensé en alguna excusa, le diría que las compre y que las otra las olvidé, nada difícil.

Y con eso, fui por mis maletas para bajar hasta dónde estaban mis compañeros, ahí encontré a Hirving con quien pase el resto del viaje, hablando sobre lo que haríamos al regresar, en uno u otro momento me regaño por lo de Lionel, pero no importaba...

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Guillermo llegó a su casa después del largo viaje donde su esposo lo recibía con los brazos abiertos, dejo la maleta a un lado y corrio para abrazar a Saúl.

-¡Carajo, te extrañe tanto!-Saúl se había lanzado a los brazos de su esposo que recién llegaba.

-¡Yo igual te extrañe tanto, mi amor!-Ambos se besaron, un beso apasionado y con mucho amor, el beso de dos enamorados que no se habían visto en años, aunque solo fueron unos días.

-Te preparare una cena especial para ti-Dijo con una sonrisa mientras jalaba de la mano de Memo en dirección del comedor.

-¿Que preparaste?

-Chilaquiles y de postre... ¡La gelatina que tanto te gusta!

-Mis favoritos, sabes perfectamente lo que me gusta, por eso te amo tanto canelita.-una vez más lo volvió a besar y tomaron asiento en el comedor.

A ochoa le encantaba la cocina de su esposo, era uno de las cosas que le habían conquistado el corazón, lo amaba, su atención, el como le demostraba amor, era perfecto, sin exagerar, ya que Saúl era demasiado perfecciónista por lo cual, en su casa nunca vería algo mal acomodado o algo en lo más mínimo sucio, pero no solo eso, nisiquiera permitía tener un cabello más largo que el otro y en la cocina, eso era una cualidad, nunca se le pasaba de sal la comida, y siempre tenían muy buena presentación.

Cuando terminaron de cenar subieron a su habitación donde Guillermo comenzó a sacar sus cosas de la maleta mientras Saúl le ayudaba.

-¿Compraste una nueva loción?-Saúl olía la prenda sintiendo un aroma diferente al perfume que ocupaba Guillermo.

-No, es... el perfume de Hirving, lo ocupe el día después del partido, había olvidado el mio y me presto el suyo.-dijo un tanto nervioso mientras seguía sacando sus prendas jalando las camisas que no eran suyas para que no las viera su esposo.

Saúl dudo un poco de lo que decía, el nunca olvidaba su perfume, siempre lo cargaba en una de sus bolsas, pero le creyó "somos humanos y olvidamos las cosas de vez en cuando" penso.

-¿Esa camisa es nueva?-acababa de ver la camisa de Leo, eso le había puesto un tanto nervioso a Guillermo, tendría que dar otra excusa.

-Si, la compre en una de las tiendas, era... es, es para ti, pero quería envolverla antes de entregartela.-Sonrió nervioso entregándole la camisa, por suerte no había visto la otra la cual podría esconder un rato más.

-Ay, amor, no tenias que molestarte, pero... ¿no es un poco chica?

-Esque la compre de último momento, y son muy raros haya, no dejaban medirse la ropa, por eso...

-Entiendo, creo que bajaré un poco de peso para poder ocuparla.-Sonrió mostrando sus dientes mientras doblaba la camisa.

-Ay amor, no tienes que bajar de peso, tu eres hermoso.-Se acerco a Saúl besándolo dejando todas sus cosas tiradas.

Definitivamente hicieron lo que una pareja haría después de días sin verse estando tan lejos.

Definitivamente hicieron lo que una pareja haría después de días sin verse estando tan lejos

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𝘔𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳𝘢𝘴 𝘗𝘪𝘢𝘥𝘰𝘴𝘢𝘴 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora