epílogo

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Apenas le habían dado de alta llegaron al departamento a empacar las cosas. Guillermo cancelo su contrato, sin ningún partido de despedida, nada. Una retirada bastante triste a decir verdad.

Pero lo hacía por su propio bien.

No quiso que la gente se enterara de su estado, de su enfermedad, nada. Solo pidió el tratamiento para continuarlo en Estados Unidos el resto del tiempo que tuviera vida. Llegaron a Miami, las cámaras eran claras, después de todo la retirada de Guillermo fue tan inesperada y sorpresiva, más aún cuando se le veía llegar a Miami con su pareja, pero aún con eso no dijeron nada hacerca de porque ese cambio de vida tan repentina.

No se sentían en la necesidad de decir algo, no hasta que planearon su boda.

Aunque el mexicano dió la idea en el hospital, no se casaría así de fácil con Lionel, quería hacer las cosas bien. Su pedida de mano fue algo sencillo pero con mucho amor. Le preparo la cena, en el departamento del menor con una de sus músicas favoritas. Estaban contentos hablando acostados en la cama, abrazados mientras se besaban, entre un beso Guillermo poso el anillo entre ambos sorprendiendo a su pareja por ver el objeto redondo.

Claro que aceptó el anillo de inmediato llorando de felicidad. Estaba emocionado, aún cuando ya le había dicho que se casarían, no se imagino tener una pedida de mano.

Su boda fue espectacular. Ambos decidieron que sería en la playa, con luces, durante la tarde noche y solo con algunos invitados especiales.

Entre ellos estaba Hirving, entrego los anillos a la pareja y fue quien acompaño a Leo hasta el altar. Estaba feliz por ambos, se veían realmente bien con esos trajes blancos. Aunque todavía no había recibido la noticia de la enfermedad del mexicano. Esa noticia que jamás recibiría porque Guillermo le había pedido a Leo no decirle hasta que se sintiera completamente seguro de que podría decírselo.

Su luna de miel igual era algo que admirar. Leo tenía vacaciones, Guillermo no trabajaba, entonces tenían tiempo libre extra para disfrutar de su hermoso matrimonio. Hicieron un viaje por varios lugares, pero ambos dos especiales: México y Argentina.

Esos primeros meses dónde pasaron todo el tiempo que podían juntos eran perfectos. Messi enseñando a su esposo los mates y alfajores junto con algunos dulces típicos de su país, y por lógica, Guillermo no se quedó atrás con presumir su país.

Si por ellos fuera posible se hubieran quedado a vivir en alguno de sus países natales, pero Lionel tenía que regresar a Miami para terminar su contrato, igual no era tan malo, ahora tenía un esposo en casa al que vería todos los días regresando de su trabajo.

—Hay algo que no te he contado.— menciono leo, llamando la atención del más alto que lo tenía abrazado por la cadera mientras veían alguna película en la televisión de la sala.— Antes cuando venías de visita, me gustaba entrar y verte aquí sentado o preparando algo en la cocina, ahora me encanta aún más saber que siempre que llegue te veré aquí y no tendré que pensar en que momento llamarte solo porque estás al otro lado del mundo.

Guillermo sonrió escondiendo su nariz sobre el cabello lacio del menor y dando pequeños besos sobre la coronilla de este, pero un pensamiento cruzo por su mente cuando cerró sus ojos, pensamiento que desvaneció su sonrisa pero que no pensaba en compartir con el otro.

«Pero no será para siempre, y no tendrás que pensar en si estoy al otro lado del mundo, porque quizás ya no esté en este mundo.»

Aquel pensamiento rompió su corazón, y sabía que si lo compartía rompería más el corazón de su esposo.

—Me encanta tener que esperarte, y lo haré el tiempo que sea necesario para estar contigo.

Lionel dió un beso en la barbilla del mayor acompañado de un «Te amo» que fue correspondido.

𝘔𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳𝘢𝘴 𝘗𝘪𝘢𝘥𝘰𝘴𝘢𝘴 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora