𝘔𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳𝘢𝘴 𝘗𝘪𝘢𝘥𝘰𝘴𝘢𝘴

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habían pasado solo unas horas desde que había llegado al hotel donde se había encontrado con Neymar, los dos se estaban vistiendo cuando Saúl tomo su celular para encenderlo sin ver ningún mensaje o llamada de su esposo, arrugó las cejas molesto por no tener noticias sobre este, aventó el celular a la mesa de noche soltando un suspiro pesado mientras sentía como el menor lo abrazaba por detrás mientras le daba un beso en la mejilla.

—¿Estas bien?

—¿Te parece que estoy bien?—Se alejo bruscamente del abrazo y se recargo en el buró.

—No se porque haces corajes, después de todo tu tampoco le has mandado algún mensaje.

—Pero el tiene que mandar mensaje primero, como siempre lo ha hecho.—exclamo enojado, Neymar solo miro confundido a este y puso los ojos en blanco.

—Como sea, me voy, no vaya ser que tú maridito te reclamé algo.—dijo mientras terminaba de abrochar su camisa.

—Esta bien.—Le dió la espalda al menor y una vez que escucho la puerta cerrarse tomo su celular y salió del cuarto para irse de regreso a su casa.

Guillermo acababa de llegar a París, estaba en el aeropuerto sentado en la sala de espera, Lionel le había dicho que pasaría por el, habían pasado unos 25 minutos desde que había llegado cuando le llegó el mensaje de Lionel quien le avisaba que ya estaba fuera para recogerlo.
Tomó su mochila y camino hasta el área de taxis dónde vio el carro de Lionel, este lo saludo y le devolvió el saludo, camino hasta donde estaba y se subió al coche mientras Guillermo subía la ventana se acercó hasta Leo para darle un ligero beso en la mejilla, cosa que provoco un ligero rubor en Leo, salieron del aeropuerto y se dirigieron al restaurante donde Guillermo había hecho la reservación, Lionel se estaciono y se estaba quitando el cinturón de seguridad cuando sintió una mano posarse sobre su muslo mientras tomaba de su pómulo con otra mano y acercaba su rostro.

—Hoy va a ser algo especial.—hablo Guillermo para después juntar sus labios con los del menor en un corto y tierno beso.

Leo se quedó quieto mirando a Guillermo bobamente, como bajaba y se acercaba a su puerta para abrirle, el menor sonrió y bajo del coche mientras el mayor cerraba la puerta, tomo de su brazo y caminaron hasta la entrada del restaurante. Se sentaron en la mesa reservada y en unos minutos llegaron meseros sirviendo la comida en la mesa, Lionel miro a Guillermo quien le sonreía.

—Espero te guste, pedí que lo prepararan especialmente para ti.—hablo justo después de que el mesero se fue.

—Entonces lo disfrutaré mucho.—probó la comida, sintiendo el sabor de frutos del bosque en su ensalada, esto le llamo la atención puesto que a él le gustan mucho esos frutos.

—¿Te gusta?

—Es lo mejor que he probado, siempre pensando en todo, te quiero tanto.—dió una gran sonrisa y siguió comiendo cuando sintió la mano de Guillermo tomando la suya.

—Estoy en trámite de divorcio.—hablo sin voltear a ver a Leo quien se había sorprendido por lo que acababa de decir mirándolo con cara de confusión.—¿Que sucede? ¿No te alegra la noticia?

—Esque... trato de pensar en que decirte, quisiera decirte que no lo dejes ya que le puede doler el que se divorcien, pero creo que es mejor ya que al final yo termino siendo tu amante y eso le sería aún más doloroso a tu esposo y... No sé que decir con exactitud...—alejo su mano de la de Guillermo, la colocó debajo de la mesa donde empezó a jugar con ellas mientras se tronaba los dedos nervioso con su cabeza agachada.—Te vas a divorciar solo por mi capricho de querer tenerte para mí.

—Lo voy a hacer porque te amo a ti.—tomo del mentón de Leo alzando su rostro para que lo mirara a los ojos.—La razón de mi divorcio es porque mi relación con Saúl ya estaba mal desde antes que tú llegarás a mi vida, el no me ama y yo tampoco a el, lo más sano es terminar con la relación.—Leo dejo de tronar sus dedos y sonrió para Guillermo.

—Entonces Saúl está de acuerdo con eso.—Guillermo se quedó callado mirando fijamente al menor.

—La verdad es que, no le he dicho nada, pero se que firmara.—continúo comiendo con una sonrisa en su rostro, la cuál tranquilizaba a Leo, confiaba en Guillermo y en qué todo saldría bien.
Después de todo era su oportunidad para ser la pareja oficial de el mayor.