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Saúl acababa de llegar a Italia con las maletas, listas para ser desempacadas y colgarse en nuevos ganchos, en los nuevos roperos, en una nueva habitación matrimonial tan solo para la pareja de casados, Saúl demostraba entusiasmo por su nueva vida y eso le alegraba a Guillermo, ver a su pareja tan feliz y emocionado, Memo se acercó por la espalda a Saúl y lo abrazo mientras le daba besos en sus mejillas.

—¿Que te parece la casa?

—Es hermosa ¿Pero no es un poco grande?

—Creo que es el espacio perfecto donde ver a un hermoso niño corri...—Guillermo no termino de hablar por la interrupción de su pareja.

—Ya te eh dicho que no quiero hijos.—se volteo para ver a Guillermo de frente.

—Saúl, ya somos grandes, deberíamos comenzar a formar una familia...—acaricio la mejilla del menor con su dedo pulgar.

—Ya no le des más vueltas al asunto.—Quito la mano de Guillermo de su rostro mandandola a otro lado.—Sabes lo que pienso sobre un niño.

—Si, si, que es una perdida de tiempo y dinero, ya no importa...—solto un suspiro pesado.—Debes estar cansado, preparare la cena mientras tú descansas.—le dió una ligera sonrisa y se dirigió hacía la cocina cuando sintió la mano de Saúl posándose sobre su hombro.

—Yo cocinare, bien sabes que tampoco me gusta tu manera de cocinar.—camino hasta dentro de la cocina y comenzó a sacar varias cosas para preparar la cena.

Guillermo bufo mientras ponia los ojos en blanco y tomaba las maletas para subirlas a la habitación y poder acomodarlas en sus respectivos cajones.

—Y deja ahí las maletas, también detesto tu manera de doblar la ropa.—Esto causo mayor enojo al mayor y solo soltó las maletas ahí mismo.

—Igual ni iba a sacar tu ropa de las maletas.—y con eso salió de la casa hasta el patio, se sentó en el pasto frío y húmedo debido a que hacía unas horas había llovido y se quedó mirando al cielo, oscuro y estrellado, estuvo ahí durante un largo tiempo sin darse cuenta de los minutos que pasaban y pasaban pensando en su esposo y como era un poco estúpido que este siguiera haciendo comentarios sobre su comida, después de todo, lo que pasó solo fue UNA vez y fue hace unos años..

—y con eso salió de la casa hasta el patio, se sentó en el pasto frío y húmedo debido a que hacía unas horas había llovido y se quedó mirando al cielo, oscuro y estrellado, estuvo ahí durante un largo tiempo sin darse cuenta de los minutos que pas...

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Ese día Guillermo no durmió en la habitación, no era la primera vez y lo más seguro es que no fuera la última, pero no importaba mucho, después de todo, el sillón era más cómodo que el colchón, se levantó a preparar algo de desayunar cuando alcanzo a ver a su esposo quien bajaba del segundo piso y se acercó a la cocina viendo a Guillermo quien terminaba de preparar sus sandwiches.

—¿Preparaste uno para mí?—tomo uno de los sandwiches pero antes de poder darle una mordida Guillermo se lo arrebato de las manos.

—No, dijiste que no te gusta mi comida, así que solo prepare para mí.—camino hasta las escaleras para subir al cuarto y poder cambiarse de ropa mientras Saúl iba detrás de el.

—Es cierto que dije eso pero tus sandwich son pasables.

—Bueno ¿Porque no preparas uno que sea perfecto?—entro a la habitación y la cerro con llave dejando fuera a Saúl sin decir ninguna palabra más, una vez dentro termino de comer y se metió a bañar en el baño de la habitación, se vistió y tomó sus cosas para poder salir e ir a sus entrenamientos, bajo las escaleras y ahí estaba Saúl, en el comedor desayunando, se dirigió hasta la cocina para dejar ahí su plato en el fregadero.

—¿Ya te vas?—pregunto Saúl viendo a Guillermo con una mochila en su mano.

—Si, tengo entrenamiento, puede que llegue después de la hora de la comida y se que eres estricto en los horarios así que no hay problema si comes sin mi.—tomo las llaves de la casa y del carro y salió por la puerta principal para tomar el carro e irse.

Saúl simplemente no le dijo nada y se quedó sentado en el comedor viendo como su esposo se iba, su actitud le molestó, el nunca se había comportado así, nunca lo había ignorado, siempre pedía perdón o suplicaba para que todo volviera a estar bien entre ellos, incluso cuando Saúl tenía la culpa.

Saúl simplemente no le dijo nada y se quedó sentado en el comedor viendo como su esposo se iba, su actitud le molestó, el nunca se había comportado así, nunca lo había ignorado, siempre pedía perdón o suplicaba para que todo volviera a estar bien ...

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𝘔𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳𝘢𝘴 𝘗𝘪𝘢𝘥𝘰𝘴𝘢𝘴 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora