Una vez mas, no se sabía con exactitud cuánto tiempo había pasado desde el último contacto que tuvo con Leo, pero según su cuenta eran quizás unos 6 o 7 días, no... Quizás eran 4 o tal vez unos 10 días, no lo sabía, solo que Saúl seguía entrando y saliendo del cuarto y hace poco comenzó a quitarle la comida, justo cuando comenzaba a comer para tener fuerza, su estómago crugia del hambre y su garganta se sentía seca por la falta de hidratación que tenía, su estado era horrible, desvelado por no saber qué horas eran, y la ropa sucia por el polvo, aquel día, no sabría decir si para su suerte o su mala suerte no estaba dormido cuando Saúl entro al cuarto.
—Vaya que aquí está horrible, ya debería venir siendo hora en que dejes de estar de flojo y hagas la limpieza de tu cuarto.—cerro la puerta con seguro una vez más y se acercó a guillermo.—al parecer te comió la lengua el ratón ¿o porque no me contestas?—observó a Guillermo quien estaba en el piso recostado contra la pared sin protestar, mirando a la nada, puso los ojos en blanco y se agachó quedando en cuclillas, puso su mano sobre el cabello rizado y lo jalo hacía atras haciendo que el contrario levantase la cabeza para verlo.—Preguntare solo una vez. ¿Necesito castigarte por no contestarle a tus superiores?—una vez más, Guillermo no contesto, nisiquiera tenía ganas de hablar como para decir un no.—Tomare tu silencio como un si.
Se levantó del cuclillas soltando del cabello a Guillermo para después irse del cuarto, el mayor solo se quedó mirando la puerta, preguntandose que es lo que tenía planeado aquel hombre.
Solo pasaron unos minutos para que después viera como la puerta abría nuevamente, la figura del menor se presentó con una soga que sostenía en las manos, eso le hizo preocuparse, ya no sabía de lo que era capaz con tal de tenerlo ahí encerrado.
—¿Para que es eso?—hablo forzando la voz, su garganta le dolía de tan reseca que estaba.
—Solo es para atarte a loa fierros que están arriba de ti.—alzo la mirada para ver, en efecto, había unas protecciones pequeñas adheridas al techo, no quedaba muy alto pero si lo suficiente como para no alcanzarlo sin una base donde subirse.
Saúl se acercó a Guillermo y comenzó a estirar la soga para después enredarla en sus muñecas y así poder atarlo a la protección del techo.—¿Que vas a hacer?
—Bueno.—tomo otra soga que tenía en sus manos y la dejo en una mesa que estaba cerca.—Pensaba en un castigo para ti, pero después de escuchar tu voz tan ronca, eso me excita. ¿Cómo se escucharán tus gemidos con esa voz?—lo miro con una sonrisa perversa y esto incomodaba al mayor.—Creo que deberé averiguarlo.—Se sentó encima del regazo del mayor mientras lamía el cuello de este.
—Saul, no lo hagas...—sentir la lengua pasar por su cuello le hacía sentir asco, aún más cuando las manos del menor pasaban por debajo de su playera.
—¿Porque no? Seguramente con aquel chico con el que te revolcabas como una zorra te hacía gemir a gritos, así que solo haz lo mismo conmigo, pero si no quieres sacar esos lindos sonidos de tu boca, puedes hacer otro favor.—tomo la silla que habia usado anteriormente acomodándola frente a Guillermo mientras bajaba su short junto el boxer, para después sentarse en esta.—Apuesto a qué lo hiciste muchas veces como la zorra que eres, así que vas, hazlo, no están difícil amorcito.
—No quiero.—hablo protestando sobre la petición del menor.
—Claro que quieres.—puso una mirada desafiante ante la respuesta del mayor.—Porque si no, te someteré al más terrible dolor que te puedas imaginar, sin matarte obviamente y después buscaré a tu amante, e Hirving y le haré lo mismo, porque todavía no sabes de lo que soy capaz con tal de que hagas lo que te pido.
El mayor lo miro horrorizado, nisiquiera podía imaginarse a Leo o a Hirving pasando por toda esa escena que el estaba pasando, a quien amaba, y a su hermano con el que no compartía sangre, pero tampoco quería hacerlo, sin embargo, con esa petición por parte del menor, ya no sabía reconocer que tan cuerdo estaba, y este seguía mirándolo, esperando su respuesta.
—Si lo hago...—callo un momento, pensando muy bien en lo que haría, pero era lo mejor que podía hacer para mantener a Leo e Hirving a salvó.—¿No les harás daño?
—Claro que no, siempre y cuando hagas lo que te pida, porque si desobedeces en lo más minimo, iré por uno de los dos.
—Bien...—se acercó a la silla lo más que pudo y se quedó ahí un momento, confiaría en lo que le acababa de decir Saúl, si hacía todo lo que él quería, todo estaría bien fuera de esa habitación.
Abrió un poco su boca e introdujo la glande en su interior sintiendo asco y ganas de vomitar por sentir esa parte dentro de su cavidad bucal.
Saúl quien solo miraba las expresiones del mayor, arrodillado frente a el mientras sus ojos lagrimeaban, pero no hacía nada más que quedarse ahí, necesitaba un pequeño empujón, tomo de sus cabellos y empujó bruscamente su cabeza introduciendo todo su pene en la cavidad bucal del mayor, este rápidamente se hizo para atrás para poder toser por el dolor que le había causado el movimiento.—Ay, perdón, creo que me pase.—dijo sarcásticamente mientras reía.
—¡¿Que carajo te pasa?!
—¡Hey, hey! Tranquilo, cuida tu vocabulario, o si no...—tomo de la mejilla se contrario acariciándola.
—Si, ya se.—no hablo más y volvió a hacer la misma acción de antes mientras permitía al menor jalar de su cabello mientras le practicaba una felación ahí mismo.
A Saúl le encantaba la escena, Guillermo tan vulnerable, sin protestar y haciendo lo que pidiese solo amenazándolo, quizás la idea de asesinar al amante de este podría esperar con tal de obtener más de Guillermo.
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𝘔𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳𝘢𝘴 𝘗𝘪𝘢𝘥𝘰𝘴𝘢𝘴
Fiksi PenggemarGuillermo Ochoa y Saúl "Canelo" Álvarez, la pareja perfecta, hombres guapos, famosos y adinerados ¿Que podría estar mal en su relación? Quizás el que Saúl no ama a Guillermo, o que Guillermo tiene a un amante. Muchas cosas están mal en su relación...