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Guillermo despertó en la cama matrimonial, lo que había pasado anoche, fue con su esposo, pero estaba soñando con Lionel.

-¡Saúl!-Se despertó de golpe sentándose sobre la cama viendo a su esposo quien terminaba de recorger el desorden que habían dejado anoche.

-¿Sucede algo?-Vio a Guillermo un poco alterado mientras sudaba por los nervios.

-No... nada, solo, soñe que me dejabas...-Se levanto de la cama tomando una toalla secándose el sudor.

-¡Tonto! No voy a dejarte, nunca, ahora, voy a preparar el desayuno, porfavor acomoda la cama, sabes que me gusta que se vea todo limpio y en orden.-Y con eso, salió de la habitación dejando a Memo ahí solo con sus pensamientos, se calmo un poco y se levantó de la cama para tenderla y entrar al baño para darse un ducha que le hacía falta.

Cuando bajo al comedor, el desayuno ya estaba listo, y la mesa servida, solamente ayudó a pasar los vasos y la jarra de agua, y como todos los días, los dos se iban a hacer su rutina habitual, gimnasio, entrenamientos, y por las tardes, ratos en familia mientras hablaban de su día, y así, pasaban los días, sin ningún cambio ni modificaciones y de verdad parecían la familia perfecta.

Cuando bajo al comedor, el desayuno ya estaba listo, y la mesa servida, solamente ayudó a pasar los vasos y la jarra de agua, y como todos los días, los dos se iban a hacer su rutina habitual, gimnasio, entrenamientos, y por las tardes, ratos en f...

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Exepto ese día.

-Reserve un pase en el campo de golf de la ciudad, podríamos ir un rato y después cenar ahí mismo.-decía Saúl quien se levantaba de la mesa recojiendo los platos.

-No iré.-Tomo los vasos y los llevo a la cocina.

-¿Qué? ¿Porqué?-seguía por detrás a ochoa quien parecía no tener intención de explicar pues nisiquiera detenía su caminar.

-Hoy iré con mis compañeros.-Tomo sus llaves del coche y salio de la casa.

-¡Puedo acompañarte!-corrió detrás de él hasta que se detuvo en el porche.

-No, eh... es solo entre compañeros, lo siento.-le dio un beso en la frente.-Pero regresaré antes de la cena.

-Esta bien..-Vio como su esposo salio al patio entrando en la camioneta para finalmente irse.

Guillermo salió de su casa en su camioneta tomando rumbo a un parque alejado de su hogar en donde de estacióno.
Tomó su celular marcando a un número cuando le contestaron de inmediato.

-Ya les dije que no iré a ningún bar, no tengo ganas de salir.-Contestaron detrás del teléfono con un tono malhumorado.

-¿Entonces no saldrás conmigo? Cariño-Respondió de manera coqueta.

-¡Memo!-el tono de voz del chico cambio de ser una enojada a una alegre.

-Vi tu triunfo con lo del mundial ¿Crees tener tiempo para venir a México, quiero felicitarte tal como Lionel Andrés Messi Cuccittini se lo merece.

-Pff, no digas mi nombre completo, suena raro, pero si, para ti tengo todo el tiempo del mundo. ¿Cuando nos vemos?-Lionel se escuchaba ansioso por saber el día del encuentro.

-¿Cuando puedes?

-Cuando tu me digas, donde tu me digas, yo ahí estaré.

-Entonces, el 21 de diciembre, ciudad de México, en el parque hundido, enfrente de la parada del metro bus, esperame ahí a las 5:00 pm, iré a buscarte en un BMW blindado rojo.

-Bien, estaré ahí.

Y con eso, colgaron la llamada, Memo tenía todo preparado, el carro en el que iría a recoger a Lionel era uno que no ocupaban, por lo que si alguien veía subir a Leo al coche nadie sabría que subía al coche de Guillermo y como se quedarían en la casa que estaba fuera de la ciudad nadie los vería entrar a algún lugar juntos, esa noche seria especial, ahora solo tenia que pensar en como librarse de Saúl y lo que tendría que decirle para que no sospechara, pero se le ocurriría algo, Saúl no era idiota obviamente, pero estaba ciegamente enamorado de Guillermo lo cual le daría ventaja a este, le creería lo que le dijera incluso si supiera que es mentira, se hará de la vista gorda para no discutir, porque a Saúl nunca le gustaron las discusiones, siempre trataba de evitarlas así fuera de un tema delicado.

Guillermo regreso a su casa a las 7:00 pm como había prometido, antes de la cena, y como siempre, la comida servida en el gran comedor, nunca dejaría de sorprenderle lo dedicado que era su esposo al momento de la comida, definitivamente ubiera sido mejor si Saúl fuera chef, pero esa fue una cualidad que descubrió tiempo después de haber iniciado su carrera en el boxeo.

-¿Como te fue, amor?-Ambos ya estaban en el comedor cenando.

-Saúl, te tengo que ser sincero...-dejo de comer para volter a ver a los ojos a su marido.

-dejo de comer para volter a ver a los ojos a su marido

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𝘔𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳𝘢𝘴 𝘗𝘪𝘢𝘥𝘰𝘴𝘢𝘴 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora