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Al día siguiente, Saúl fue al hospital a ver a Guillermo, le llevó sus anillos para dárselos al mayor quien le parecía algo fascinante el saber que estaba casado con el amor de su vida, y aunque no lo recordaba tenía la esperanza de un día recordar las cosas sobre su boda y lo feliz que fueron después de esta. Ese día Saúl no solo llevo los anillos, llevo incluso el acta de matrimonio y algunas fotos impresas que tenían de aquella boda tan linda que tuvieron, llena de muchas personas. Guillermo veía alegre las fotografías, la mayoría era donde estaban solo ellos dos, vestidos de blanco sonriendo mientras se abrazaban y en algunas fotos estaban besandose, incluso le mostró algunos vídeos de su baile de bodas, la ceremonia, todo en general. Esa tarde, fue por lo general de las mejores de Guillermo, alado de su esposo que tanto amaba.

Saúl iba a ver todos los días a Guillermo al hospital durante las tardes tratando de ayudarle a recuperar la memoria, o eso era lo que pensaba el médico, porque tanto Hirving como Lionel sabían que le mentía en muchas cosas que habían sucedido lo cual dificultaba aún más que este recuperara la memoria, lo dejaba aún más confundido pero ambos chicos habían decidido no hablar nada respecto a lo que sucedió, todo por el bien de Guillermo, después de todo estaba cumpliendo su palabra debo hacerle nada malo a Guillermo mientras esté no recuperará los recuerdos de esa ocasión.

El día que dieron de alta a Guillermo esté se fue con Saúl a su casa, a él mismo le dieron la receta médica para cuidar bien del mayor por la herida en su pecho. Tanto para Leo como para Hirving les era difícil la situación, ver como guillermo estaba tan contento con Saúl a pesar de todo, Hirving tuvo que regresar a Nápoles, el día anterior su equipo había ganado el campeonato de la serie A y el no había podido estar para el partido, todavía tenía que estar un tiempo allá y volver a hablar con el director técnico para poder faltar otro tiempo mientras veía a Guillermo y Lionel, el acababa de recibir un correo del Barcelona dónde le decían lo decepcionante que era perder a un gran futbolista pero que no podía regresar al equipo después de romper la condición que habían acordado, el argentino entendía bien el punto de vista del equipo, igual sabía sobre las consecuencias a las que se enfrentaba al viajar sin avisar o pedir permiso al director técnico así que no era una sorpresa el mensaje que le habían enviado.

Guillermo, por su cuenta, estaba feliz con su esposo quien le cuidaba mucho y le daba atención, lo trataba bastante cariñoso como si fueran recién casados y al mayor le encantaba este trato por su parte. Saúl cambio la fecha de la pelea que tendría para dentro de unas semanas ya que Guillermo quería estar junto con él ese día y según el médico podría viajar hasta dentro de unas semanas. Mientras la pareja estaba comiendo en su habitación acostados en la cama, sonó el teléfono de Guillermo el cual contesto su pareja quien al instante le dió el teléfono.

—Es Paulo, tu director técnico.—a ese punto Saúl le había explicado a Guillermo varias cosas como su boda, el mundial en Rusia, algunos clubes en los que estuvo, su regreso al América y el como terminó en un equipo de la liga italiana, sin ignorar lo del mundial en Qatar del cual quito varios detalles.

—¿Hola?—tomo el teléfono, en realidad nisiquiera recordaba a los de su equipo actual, mucho menos las voces pero quizás podría ir recordando algo mientras convivía con ellos.

—Guillermo ¿Cómo estás? Tu esposo nos contó lo que sucedió, esperamos te recuperes pronto y regreses con el equipo al cien.

—Muchas gracias, la verdad es que no los recuerdo así que no se exactamente quienes son.

—Tu no te preocupes, poco a poco recordadas todo, lo importante es que no bajes tu rendimiento, te esperaremos aquí para los próximos partidos.

Su llamada termino, por el como le trato el director técnico le pareció agradable.
Saúl y Guillermo pasaban bastante tiempo juntos, cocinando y haciendo algunas actividades en pareja pero Guillermo comenzaba a sentirse extraño e incómodo en algún momento, cuando compartía miradas con su pareja sentía escalofríos sobre su espalda, su mirada era tensa y le daba miedo pero trataba de ignorarlo porque siempre terminaba llamandole por amor y dandole de besos en la mejilla junto con un abrazo, pero incluso eso le incomodaba, su contacto físico, era como si temiera de este.
En una reunión junto con su médico este comenzó a explicarle que cuando los recuerdos se iban, junto con ellos se iban sus sentimientos, olvidaban lo que sentían por algunas personas quitando así el vínculo a un cien porciento, cosa que despertó interés por Guillermo.

𝘔𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳𝘢𝘴 𝘗𝘪𝘢𝘥𝘰𝘴𝘢𝘴 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora