❜ ⌗ ..Extra 2..✧ *:・

271 30 10
                                    

[ Unos años atrás ]

Guillermo había salido a una cena junto a sus amigos, esa noche habían quedado en casa de Hirving, los demás se fueron y solo Guillermo se quedó, los dos hablaban sobre sus vidas y como todo había cambiado en unos años, era un poco tarde por lo que pensó en quedarse con su amigo, pero después de un rato se sintió mal por dejar solo a su pareja.

—Hirving, yo creo que mejor me regreso, no me siento bien dejando solo a Saúl.—se levantó del sillón y recogió las llaves de su carro.

—Pero ya es demasiado tarde.

—Lo se, manejare con cuidado de regreso, te mando mensaje cuando llegue.—salio de la casa de su amigo y se fue.

Eran las 2:30 de la mañana cuando había llegado a su casa, trataba de no hacer ruido para no despertar a su esposo, mientras se dirigía al baño del piso de arriba paso a un lado de la habitación principal, su habitación, donde escucho algún ruido extraño salir de esta, se detuvo a unos metros de la puerta tratando de negar lo que acababa de escuchar, pero su consciencia lo traicionaba, retrocedió hasta estar frente a la puerta logrando escuchar a la perfección los sonidos que retumbaban aquella habitación.

—A-ah...~ ahh~—se escuchaba a la perfección la voz de Saúl soltando gemidos de placer.
Guillermo comenzó a sentir un dolor horrible en el pecho y su garganta ardía, la respiración le faltaba y sus ojos no tardaron en humedecerse y comenzar a soltar lágrimas sin cesar, tenía su mano puesta sobre la perilla de la puerta pero el miedo era más grande que su coraje, no soportaría ver a su esposo en alguna posición sexual con alguien más, mordió su labio inferior mientras sus lágrimas seguían saliendo sin parar, no sabía que hacer, quería salir de ahí, ya no quería escuchar los gemidos y respiración agitada que soltaba su marido con sepa quién, pero sus piernas no reaccionaban y justo ahí, escucho otro gemido.

—Ney...~ Más, más, porfavor...~—¿Acababa de escuchar bien? "Ney" fue como le llamo a quien estaba dentro... Quizás su imaginación en ese punto le hacía pensar cosas que no eran pero quería estar seguro.
Tomó coraje y miro por la parte del cerrojo, tenía una abertura pequeña, pero lo suficientemente grande como para ver al otro lado de la habitación, alcanzo a ver a su esposo acostado en la cama y la otra persona hincado con las piernas de Saúl en los hombros y el trasero de este pegado a su pelvis donde estaba metiendo su miembro, le dió asco lo que estaba viendo, pero más asco le dió cuando vio que quien estaba cojiendose a su esposo era quien había imaginado, hubiera preferido que fuera alguien más, pero no, era el, Neymar, su amigo.
Se alejo rápidamente del cerrojo y bajo corriendo las escaleras, se subió al carro y comenzó a manejar sin dirección alguna, no quería ir con Hirving, no quería molestarlo, pero aún así en su mente no paraba de rondar la imagen de su esposo teniendo sexo con uno de sus amigos, se sentía horrible, tantas comidas, cenas, reuniones en las que lo había invitado, era su amigo, alguien de confianza y estaba en su casa junto a su esposo en su cama, no podía parar de llorar por más que lo tratará, sus lágrimas seguían saliendo y saliendo por más que las secara, de alguna manera llegó hasta un hotel casi a las afueras de la ciudad, nisiquiera se había dado cuenta pero ya había pasado unas horas desde que había salido de su casa.
Estaciono el carro y bajo para pedir una habitación, la joven que estaba en el mostrador de sorprendió al ver al guardameta ahí, pero estaba aún más sorprendida por su aspecto, los ojos los tenía rojos e inchados, aún con algunas lágrimas saliendo de estos, su labio inferior del salían gotas de sangre y su cabello alborotado.

—B-buenas noches.—hablo la recepcionista mirando extrañada al mayor.

—Una habitación porfavor.

—Solo tengo una suite...—le joven no logro terminar de hablar.

—La que sea, no me interesa el precio.

—No es eso... Señor... No es que me gusten mucho los rumores pero... Hace poco vino su esposo acá con alguien...—eso le llamo la atención a Guillermo quien volteo a ver a la joven.

—¿Hace cuánto tiempo fue eso y con quién venía?

—Eso fue hace unos 3 o 4 meses y venía con el futbolista Neymar, pero algunos compañeros igual lo han visto ya desde hace más tiempo.—Guillermo bajo la cabeza y su pecho comenzó a doler cada vez más.
Le sonrió a la señorita y le entrego el dinero, la joven se volteo para buscar la llave de una habitación y se la entrego a Guillermo.

—No es la habitación más elegante en la que haya estado pero, es una dónde no ah estado el señor Álvarez con el Señor Neymar.—a Guillermo eso le pareció tierno, una desconocida con la que era la primera vez que la veía se preocupaba por el, solo respondió un "gracias" y tomó la llave para ir a aquella habitación.

Se sentía fatal, esa noche no era la primera entre Saúl y Neymar, y muy probablemente no sería la última, se tiró en el piso donde se puso a llorar maldiciendose a si mismo, sentía que era su culpa, pero ¿porque lo sentía así? El siempre trataba de llevar a Saúl a todos lados cuando se trataba de reuniones o eventos sociales, nunca le fue infiel y siempre le avisaba lo que hacía, el no había fallado, fue Saúl, y aún así se tomaba la libertad de enojarse con Guillermo, su actitud le molestaba, está molesto, tanto que tomó un jarrón que estaba alado de el y lo lanzó contra el piso rompiéndose en muchos pedazos, estaba perdido en sus pensamientos, y tenía ganas de morir, quería tener esa sensación, enroscó sus rodillas haciéndose bolita mientras miraba el jarrón roto, le llamo la atención un pedazo en específico, tenía una punta fina.

Tomó el pedazo de barro que alguna vez fue un jarrón y poso la punta sobre su dedo haciendo presión sobre este y lo deslizo lentamente, esto provocó una sensación de quemadura que una vez quito la punta empezó a chorrear sangre dejando un ligero ardor, no supo cómo pero eso le quitaba un poco el dolor emocional, su mente para de pensar en lo que sucedía y solo se enfocaba en el dolor que le causaba el trozo de barro, le gustó, le gustó eso, tomo nuevamente el trozo pegando la punta sobre su muñeca repitiendo la acción que hizo sobre su dedo, ardió un poco más, pero no le importo, no importaba con tal de olvidar por un momento lo que había visto.
Al final Guillermo termino durmiendo por el cansancio de sus ojos que le provocó el llanto, echo bolita y con su brazo izquierdo de fuera, del cuál chorreaba sangre.

𝘔𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳𝘢𝘴 𝘗𝘪𝘢𝘥𝘰𝘴𝘢𝘴 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora