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A la mañana siguiente Guillermo terminaba de cambiarse cuando Lionel recién despertaba, era temprano, por ahí de las 6:30 y Guillermo tenía que salir camino al aeropuerto para poder tomar el avión a Italia.

-Porfin despiertas dormilón.-dijo mirando a Lionel desde las sillas de la barra mientras se ponía los tenis.

-Todavía es demasiado témprano ¿y ya te vas?-Se levanto del sillón sentándose en este.

-Para ti es témprano, pero a mi se me está haciendo tarde.-se levanto de la silla y tomo su mochila para dirigirse a la puerta principal.

-Oye.-se levanto del sillón y se dirigió hasta dónde estaba Guillermo.-Se que lo dije anoche pero, me gustó como cocinas ¿Puede ser que para la próxima vuelvas a cocinar? O mínimo que me enseñes.-le dio una sonrisa mientras Memo se regresaba dentro de la casa.

-La próxima vez volveré a cocinar y si quieres te enseño, por ahora, te dejé comida en el refrigerador.-le dio las llaves de la casa en la mano y un beso en la frente.-Para que puedas volver a entrar y deje tus cosas en la habitación de arriba.-dijo mientras salía de la casa para poder tomar el carro de afuera y tomar camino al aeropuerto.

Lionel se quedó ahí mirando las llaves que le había dejado, las llaves de aquella casa, podia entrar y salir cuando el quisiera, como si fuera su casa, aunque claramente no lo era.
Lionel se dirigió hasta el refrigerador para ver lo que había dejado Guillermo de comer, había un plato de ensalada, otro con unas tortas y uno con fideos, y junto a estos platos una nota que decia:

"No sabía exactamente qué te gustaría desayunar o que acostumbras a desayunar, así que hice 3 comidas diferentes para que escojas, desayuna bien, te quiero<3"

A Lionel eso le pareció demasiado tierno, le gustaba como lo trataba, aunque fuese tan solo por unos momentos y en días especiales, pero le gustaba de todas maneras, el era feliz así, con que Guillermo le dijera que lo amaba era más que suficiente, incluso si era mentira, el se conformaba con ser algo en la vida de él mayor.

A Lionel eso le pareció demasiado tierno, le gustaba como lo trataba, aunque fuese tan solo por unos momentos y en días especiales, pero le gustaba de todas maneras, el era feliz así, con que Guillermo le dijera que lo amaba era más que suficiente...

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Guillermo llegó a Italia sin recibir ninguna llamada de su esposo, no le resultaba extraño, ya sabía lo que pasaba, pero ya no le daba mucha importancia a aquello después de todo, toda esta farsa terminaria pronto.

Tomó camino al hotel donde se quedaría aquella noche junto con sus cosas e iría a la sala de reuniones donde había quedado con el director técnico de su próximo nuevo equipo a firmar el contrato y al finalizar iría a ver la casa en la que viviría para poder empezar la mudanza apenas llegase su marido.

Durante el resto del día hizo sus actividades pendientes para finalizar en la cama del hotel ya acomodado para dormir cuando sono su teléfono, era de un número desconocido y aun así contestó.

-¿Bueno?

-¡Guillermo! ¿Llegaste bien a Italia?-se escucho la voz de Lionel al otro lado del teléfono.

-Si, estoy bien.-El corazón de Guillermo se aceleró un tanto al escuchar la voz de Lionel y el como se preocupaba por el, ni su propio marido le había preguntado el si ya había llegado o si se encontraba bien pero el argentino se molestó en hacerlo...

-Me alegra que estés bien, queria darte las gracias por el desayuno.

-No es nada, solo quería consentirte, te lo mereces después de todo el esfuerzo que hiciste para ganar el mundial.

Su conversación no siguió por mucho tiempo ya que era tarde en Italia y Lionel no quiso quitarle más tiempo a Guillermo y a su hora de dormir, pero incluso cuado colgaron Guillermo no pudo dormir, estaba tan confundido, su corazón se había acelerado tan solo de haber escuchado la voz de Lionel a través del teléfono, recordaba a detalle cada encuentro con el y entre más recordaba sus mejillas ardían cada vez más era como si... Fuera amor pero el tan solo pensar eso le hacía sentir asco, a Lionel solo lo estaba ocupando para una venganza, no tenía permitido tener ese sentimiento, y lo negaba, solo era confusión y nada más.

¿O no?

¿O no?

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𝘔𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳𝘢𝘴 𝘗𝘪𝘢𝘥𝘰𝘴𝘢𝘴 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora