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Recién terminaba de entrenar y porfin podría regresar a su casa para poder comer algo sin la molestia de nadie, o almenos eso parecía hasta que al levantar la vista después de tomar agua de su botella vio la figura de un hombre alto, delgado con facciones que reconocía perfectamente, Cristiano.

—Este día no podría estar peor.—chisto y camino hasta donde estaba el hombre esperándolo.—¿Que haces acá?

—Me encanta la manera en que me saludas.—hablo sarcástico mientras abrazaba al menor por detrás.

—Gracias, ahora ¿Que haces aquí? Se supone estabas en la India ¿No?

—Arabia Saudita.

—Estan cerca.—quito la mano del mayor y camino dentro del lugar para ir a los vestidores.

—Me hablo tu padre.

—Debi imaginarlo ¿Que te dijo?

—¿Te parece si te llevo a comer a un lugar lindo y hablamos?—Leo se quedó pensando un rato, no quería tener que ir con él, pero era mejor a tener que regresar solo a su casa.

—Me cambio y vamos.

—Te espero afuera.—se despidió viendo como el otro corría para irse a cambiar.
Se sentía como en los viejos tiempos cuando terminaban un partido, Leo con su playera del barça y él con la del real madrid, esperando uno al otro para poder irse juntos, no importaba como quedará el partido, si uno ganaba o perdía, se felicitaban y se iban juntos a su hogar, pero eso había sido hace mucho.

Se sentía como en los viejos tiempos cuando terminaban un partido, Leo con su playera del barça y él con la del real madrid, esperando uno al otro para poder irse juntos, no importaba como quedará el partido, si uno ganaba o perdía, se felicitaban...

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Cristiano llevo a Leo a un pequeño restaurante, un lugar especial para ellos, sentados en la misma mesa de siempre, en la misma posición, mismo ambiente, pero esta vez, diferentes circunstancias. Llegaron y cada quien pidió su bebida.

—Mismo lugar de siempre.—menciono Leo justo después de que el mesero tomara la orden.

—Sigue siendo especial, aún despues de tantos años, pero es difícil olvidar los recuerdos que tenemos aquí.

—Si, este fue el lugar de nuestra primera cita, la vez que me pediste que fueramos novios, dónde celebramos los aniversarios, me propusiste matrimonio y dónde me dijiste que todo termino...—ambos guardaron silencio por un momento.

—¿Guardas rencor por eso?

—No, después de haberlo pensado por casi un año llegué a la conclusión de que hiciste bien, haberme dicho que no sentías nada por mi antes de habernos casado y no haberte casado conmigo a la fuerza solo para estar con alguien más porque eras infeliz conmigo. ¿Que tal tu relación con Georgina?

—No funcionó, resulta que no nos amamos tanto como pensamos y preferimos dejarlo, aunque terminamos en buenos términos.

—Lamento eso.—lo lamentaba aunque ya se imaginaba que algo así había sucedido después de lo que le dijo su padre.
El mesero llegó con el pedido un café latte y uno expreso.

—¿Desde cuándo consumes el café expreso? El Leo que recuerdo hubiera pedido una taza de leche con canela o una malteada, pero algo dulce.

—Bueno, cambie un poco desde que te fuiste.

—¿Cambiaste por tu cuenta, o por alguien más?—hablo mirando al argentino que tomaba su café y trataba de esconder sus gestos de desagrado ante el café.

—Bueno, puede que si haya sido por alguien.

—Bien, cuéntame sobre eso.

Leo comenzó a hablar sobre todo lo que había pasado en los años anteriores, como paso lo de la ruptura a su relación, como terminó enamorándose de alguien con quien había compartido palabras solo una vez y como terminó con esa misma persona en un romance secreto. No era el plan principal para ninguno de los dos, pero Leo pensaba que si contaba todo eso quizás a Cristiano, la idea de regresar a ser lo que un día fueron, se le esfumaría de la mente, e igual era una manera de hacer tiempo hasta que regresaba a su casa para comer.

—¿Entonces terminaste siendo el amante del esposo de un boxeador psicológicamente mal?—reia después de todo lo que le había contado, era impresionante como había quedado en esa situación.

—Si. Pero de verdad necesita ir a un psiquiatra, te juro que cuando estaba en el carro con Hirving nos disparo, para suerte fallo y no paso nada más. Pero aún no me has contado que pasó con Georgina.

—Bueno, cuando terminamos, fui a buscarla y me dijo que estaba feliz por mi y porque era un hombre libre y sin compromisos, pero que quería darse el tiempo de conocerme por principio y así fue, terminamos en una relación después de varias citas y le propuse matrimonio. Solo que un mes antes de la boda dijo que se sentía insegura y lo mejor era darnos un tiempo, después de eso hablamos y llegamos a la conclusión de que era mejor separarnos, ella no sentía lo mismo por mi y yo... Yo te extrañaba.—extendio su brazo tomando de la mano al menor quien rápidamente retiro su mano.

—Pero yo no. Llegaste en el momento menos adecuado, me hubiera servido esas palabras hace un año, pero ahora no sirve de nada.—termino de tomar su café y se levantó dejando dinero en la mesa para caminar hasta la salida del lugar dejando solo al otro hombre quien sabía perfectamente que lo que había hecho no estaba del todo bien, pero era una oportunidad que tenía para cambiar las cosas, lastima que no funcionará.

—termino de tomar su café y se levantó dejando dinero en la mesa para caminar hasta la salida del lugar dejando solo al otro hombre quien sabía perfectamente que lo que había hecho no estaba del todo bien, pero era una oportunidad que tenía para c...

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𝘔𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳𝘢𝘴 𝘗𝘪𝘢𝘥𝘰𝘴𝘢𝘴 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora