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La selección mexicana se encontraba entrenando en una de las canchas del hotel para el partido el cual seria hasta dentro de unas horas, a lo lejos, en una ventana de las habitación se encontraba una figura pequeña observando a cierto jugador, se había vuelto su actividad favorita del día.

Aquella figura observo detenidamente el cuerpo del jugador con uniforme color azul desde el inicio del entrenamiento hasta el final, no le preocupaba el tiempo que tardará, acaba de avisar que no llegaría al entrenamiento de hoy y que no lo esperaran hasta la hora del partido que tendría aquel día.
Cuando vio que las chicos de la selección mexicana salían de la cancha para ir al restaurante del hotel, el jugador de uniforme azul se detuvo antes de entrar, alzó la mirada encontrándose con los ojos de quien estaba en la habitación, el uniformado sonrió levemente y corrio hacia el restaurante, quien se encontraba en la habitación devolvió la sonrisa, le encantaba ver aquellos labios sonreír, esos que relucían junto a su cabello rizado, dejo su taza de cafe en una de las mesitas que se encontraba a un lado de aquella ventana y bajo de la habitación para llegar al restaurante, tenia ganas de seguir viendo el rostro de aquel jugador.

Solo bajo para desayunar un poco mientras observaba al jugador de cabellos rizados en una de las mesas no tan alejada de la de el, le gustaba cada parte de el, desde su rostro que desbordaba cariño y ternura, hasta su cuerpo que lograba exitar al de pequeña altura.

Ya eran las 2:00 pm, Leo se encontraba en pleno partido, a la selección mexicana le tocaba jugar unas horas más tarde y el equipo se encontraba en uno de los restaurantes comiendo, Memo era el único que no se encontraba con ellos, había decidido i...

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Ya eran las 2:00 pm, Leo se encontraba en pleno partido, a la selección mexicana le tocaba jugar unas horas más tarde y el equipo se encontraba en uno de los restaurantes comiendo, Memo era el único que no se encontraba con ellos, había decidido ir a ver a Messi una vez que terminará el partido.

Logró entrar a los vestidores del equipo blanquiceleste escabullendose dentro de este, al principio pensó que iba a ser difícil entrar en cuanto se encontró con los guardias, pero solo basto con decir su nombre y que iría a ver a uno de los jugadores para darle algo que había olvidado el día anterior, una vez dentro busco el casillero de Lionel dejando una nota en este, y con eso salió de los vestidores para irse.

Una vez que termino el partido, la selección argentina regreso a los vestidores, se encontraban decepcionados de haber perdido en el primer partido del mundial, todos hablaban y comentaban el como se repondrian en el próximo partido, pero Lionel no dijo nada y solo se dirigió a su casillero, cuando abrió vio la pequeña nota dentro de este y la tomó.

"Búscame entre los pasillos
-G. O."

El rostro de Messi se iluminó, tomó una toalla pequeña la cual se la colgó en el cuello y tomó camino fuera de los vestidores.

-¡Hey, Lio! ¿A donde vas?-Pregunto Di María el cual logró ver a su amigo decaído por la derrota en la cancha.

-Solo... a tomar un poco de aire, no tardo-Sonrió y salio de los vestidores sin responder más preguntas.

Di María había quedado un poco confundido, pero conocía a Lionel y sabía que esa sonrisa suya era pura y no una forzada lo cual le tranquilizo.

Lionel salió entusiasmado de poder ver a quien ya se había imaginado, y no estaba equivocado, en uno de los pasillos no muy lejos de los vestidores se encontraba una figura alta esperando a tal argentino.

-Memo...-Dijo Messi con una sonrisa en sus labios.

-¡Leo!-Respondió el mayor acercándose al más pequeño tomándolo de sus caderas elevando al chico.

-¡Viniste!-Dijo Leo entusiasmado, el cual todavía estaba en el aire siendo cargado por el mayor.

-Por supuesto que iba a venir. -Bajo a Lionel y tomó de su mandíbula acercandose para besarlo en los labios-Quería felicitarte, pero veo que no será así... lamento el que hayan perdido el partido.

-No te preocupes, aveces sucede así.-dio una dulce sonrisa-Nos repondremos el siguiente partido.

-En el siguiente partido compartiremos la cancha.

-Uf, Sería genial verte en medio de un partido, ¿vas a parar mi gol no es así?

-Por supuesto, no entreno solo para dejar que metan goles engreídos como tu.

-¿Engreído? ¿Ahora así me llamas?-Se acerco al rostro del mayor levantándose de puntas para poder alcanzar la altura del contrario.

-Pues claro.

Los dos reían ante la conversación que acababan de tener, Messi enrollo sus brazos en el cuello de Memo.

-No importa lo que pase en el próximo partido, nuestra relación seguirá igual ¿No es cierto?-Pregunto con un tono preocupado, no queria que algo cambiará entre ellos.

-Claro, nada cambiará entre nosotros después de él partido.-Memo le volvió a dar un último beso en los labios.-Me tengo que ir.-Hizo a un lado los brazos de Leo quitándoselo de encima.

-¿Tan rápido?

-Lo siento, tengo partido en unas horas y es en Doha.

-Ah, claro, esta bien ¿Nos vemos después para celebrar?

-Claro que si, llamame, guapo.-Hizo un señalamiento con su mano como si fuera un teléfono y salio corriendo fuera de los pasillos para dejar aquel estadio.

Y Leo, se quedó solo en ese pasillo.

Y Leo, se quedó solo en ese pasillo

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𝘔𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳𝘢𝘴 𝘗𝘪𝘢𝘥𝘰𝘴𝘢𝘴 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora