𝘔𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳𝘢𝘴 𝘗𝘪𝘢𝘥𝘰𝘴𝘢𝘴

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Un tiempo había pasado desde que lo habían encerrado en aquel cuarto oscuro acompañado de una vela y de vez en cuando la luz del pasillo de cuando se abría la puerta para dejar pasar la figura del menor, siempre le dejaba algo de comida, pero no la tocaba, no tenía hambre aún cuando llevaba tiempo ahí encerrado, no sabia cuánto tiempo llevaba ahí, pero estaba seguro de que ya había sido bastante tiempo y eso le hacía preguntarse cómo le hacía Saúl para mantener eso en secreto, que le decía la gente y que le respondía a ellos, quería saber la razón del porque a nadie le interesaba en absoluto su repentina desaparición, pero no importaba el porque fuera, nadie le preocupaba en dónde estaba.

No sabía con exactitud cuánto tiempo había pasado desde la última vez que Saúl se habia presentado dentro de la habitación pero se sentía como una eternidad estar ahí sin hacer nada sabiendo que no podría hacer nada, comenzaba a perder esperanza en salir de ahí, hasta que escucho un sonido en la parte de abajo de la habitación, el baño, esto le llamo la atención ya que Saúl siempre ocupaba el baño de arriba y el de abajo era para visitas, se agachó y escucho con atención en la parte de abajo, se podía escuchar una respiración, había alguien y era su oportunidad de pedir ayuda, pero no podría hablar, no hasta saber quién era el que estaba abajo, tomo una de las cucharas y comenzó a golpear el suelo ocupando el código morse, golpeó una y otra vez sin respuesta alguna, eso lo decepcionó bastante, dejo el objeto de metal a un lado y volvió a sentarse apoyado en la pared para después de unos minutos escuchar unos golpes, una sonrisa se formó en su rostro con unas cuantas lágrimas en su rostro, agradecía en aquel momento a ese maestro de secundaria que les había obligado a aprender tal código, volvió a golpear preguntando quién era a lo cual le respondieron con golpes "Messi".

-¿Leo? ¿De verdad eres tú?-hablo en voz baja pero lo suficientemente fuerte para que el se escuchará en el piso de abajo.

-¡Guillermo! ¡Si, soy yo!-hablo justo después de escuchar la voz del mayor.-¿Que pasó? Tiene días que no apareces, además ¿Porque Saúl dijo que estabas de viaje?

-Escúchame, cometí el grave error de casarme con ese idiota, debí darme cuenta desde antes...-solto un suspiro cansado.-El último cuarto del segundo piso a la derecha, no el que está enfrente, en el de alado, es donde me encuentro en este preciso momento, tiene la maldita puerta con llave y no hay rayo de luz que entre a la habitación, la puerta fácilmente se abrirá si rompes la chapa, pero no tengo ningún objeto con el cual romperla.-cada vez hablaba más rápido y agitado, temía que Saúl se percatará de la comunicación que acababa de conseguir con Leo.

-¡Hey, Guille! Tranquilo, buscaré la forma de distraer a Saúl y subiré para sacarte.

-No, no, tienes que irte, no va a permitir que subas a por mi y podría hacer cualquier cosa con tal de que no hables con nadie respecto a esto.-se quedó callado un momento.-igual, no quisiera que la policía entrara en todo este tema, sería un escándalo y eso es algo que odio.

-Pero no te dejare solo, no puedo irme así como asi sabiendo que puede hacerte daño en cualquier momento.

-Leo... Agradezco tu preocupación pero tampoco quiero que te arriesgues solo por mi.-se recostó en el piso para descansar, le costaba andar ahí y más con las heridas que tenía.-soy un idiota, debí haber pedido el divorcio justo cuando me enteré de su infidelidad, quizás me hubiera ahorrado muchos problemas.-eso último le sorprendió a Lionel, Guillermo nunca le había contado esa parte.

-¿Todo bien? Llevas un rato ahí encerrado y escucho murmullos.-hablaron detrás de la puerta del baño, cosa que no escuchaba Guillermo por la distancia tan larga.

-Si, todo perfecto, solo... Me gusta hablar solo.-bajo de la taza del baño para acercarse un poco a la puerta.

-Bueno, te dejo.-hablo antes de darse media vuelta.

-Gracias.-se acercó aun más a la puerta para ver por una ligera abertura la figura del menor caminando de regreso por el pasillo, una vez que se cercioró que se había ido regreso hasta donde estaba, dando unos golpes para que Guillermo lo escuchará antes de irse.-Me iré, solo dame un tiempo, vendré por ti y todo estará bien.-se quedo ahí unos segundos hasta que escucho unos ligeros golpes, y con eso salió del baño, tan solo para despedirse de Saúl y con ello irse de ahí.

Su cabeza solo pensaba en como ayudar a Guillermo, pero era difícil hacerlo solo, de alguna manera tenía que involucrar a la policía, pero igual quería respetar la decisión de Guillermo de mantener todo en secreto, y en lo que la policía quizás demasiada serie policiaca le había hecho daño, igual el iba a ir por Guillermo, cueste lo que cueste.