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Lionel terminaba su primer partido del año nuevo y justo cuando iba caminando en dirección a los vestidores logro ver a una persona de entre las gradas que le llamo la atención, tez morena y cabello medio largo lacio, llevaba tapabocas lo cual le hacía difícil de identificar pero de alguna manera sentía que lo conocía, aquella persona bajo un tanto su cubrebocas dejando ver su rostro, entonces Lionel no tuvo más dudas sobre quién era, sonrió, sonrió por verlo ahí, no sabía que llegaría y le emocionó demasiado el verlo en las gradas, corrió hasta donde estaba viendo como subía su tapabocas volviendo a cubrir su rostro.

—¡Francis! ¿Que haces acá?—dijo con una sonrisa en su rostro.

—Vine a verte jugar.—trataba de no acercarse mucho a Lionel para no llamar mucho la atención del público, aunque esté estaba más centrado en otros jugadores.

—¿Enserio? ¿Y que tal jugué?

—¡Hey, Messi, vamonos!—se escucho una voz interrumpiendo la plática entre Messi y Guillermo, Messi volteo a ver quién era, Mbapeé, su compañero, estaba ahí esperándolo.

—¿En la parte de atrás?—preguntó Guillermo al ver al argentino apurado.

—Si, en la parte trasera.—y con eso salió corriendo para los vestidores.

No se había percatado de su ritmo cardíaco del tan distraído que estaba al hablar con el argentino, pero estaba demasiado acelerado y sus mejillas ardían de recordar la sonrisa del menor, era aún más lindo de lo normal.

Lionel estaba dentro de los vestidores buscando sus cosas con prisa, Mbapeé lo vio, le sorprendió que estuviera con una sonrisa en su rostro ya que casi siempre estaba serio, se acercó a este y le tomo del hombro por atrás

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Lionel estaba dentro de los vestidores buscando sus cosas con prisa, Mbapeé lo vio, le sorprendió que estuviera con una sonrisa en su rostro ya que casi siempre estaba serio, se acercó a este y le tomo del hombro por atrás.

—¿Esa sonrisa es porque ganamos?—Messi se exaltó un poco y volteo a ver a su compañero quien ya había quitado su mano de su hombro.

—Claro que si, fue genial.—no se había dado cuenta de que desde que habló con el mayor había estado sonriendo.
Tomó su mochila la cuál ya tenía todas sus cosas dentro y había tomado camino para salir de aquellos vestidores.

—¿Ya te vas? Se suponía íbamos ir a celebrar.—hablo otro de sus compañeros.

—La verdad... Prefiero descansar, celebren sin mi.—y con eso salió de ahí en dirección a la parte de atrás para poder encontrarse con aquel mexicano.

Guillermo esperaba fuera del estadio por la parte de atrás en un auto que había rentado ocupando un nombre falso, pasaron algunos minutos cuando vio a Lionel salir corriendo por una pequeña puerta que tenía el estadio.

Al menor no le fue difícil identificarlo, ya que era el único carro que había en el estacionamiento, corrió hasta el y se subió en el coche.

—Estuviste increíble.—hablo Guillermo aún sin siquiera volver a saludar a Lionel mientras ponía en marcha el automóvil.

—Muchas gracias.—volvio a sonreír, cuando estaba con Guillermo sus sonrisas eran difícil de cesar.—¿A dónde iremos esta vez?

—La última vez que nos vimos dijiste que querías que te enseñará a cocinar, así que planeé eso para este día, claro, si es lo que quieres o puedo preparar la cena.

—las dos opciones son buenas, quizás podamos hacer las dos.

—Claro que si, sera como tú gustes, lindo~.—le guiño el ojo de manera coqueta.

Esto provocó un cosquilleo en el estómago de Lionel, y sus mejillas se ponían de un tono rosado debido al nuevo apodo que le había dado "lindo" quizás era algo un poco tonto que se sintiera feliz con eso, pero de alguna manera le hacía sentirse especial con esos sobrenombres que le ponía el mayor.

—¿Tienes hambre?—preguntó Guillermo.

—Bueno, todavía no, pero no va a tardar mucho mi falta de apetito.

—Por eso traje algo de comer.—tomo una bolsita que traía y se la dió, dentro había unos sandwiches.—no es mucho, pero...

—Es suficiente, créeme, no siempre como algo simple y casero después de un partido, así que esta bien.—abrio la bolsa de par en par y saco los dos sandwiches que había dentro, eran de queso con algunas rodajas de tomate y lechuga.

Dio una mordida al aperitivo y lo puso cerca de Guillermo invitándole de este, el mayor dió una ligera sonrisa y dió una mordida, aunque lo había preparado para Lionel, este le estaba invitando de su comida, sin que se lo pidiera. La manera en la que se relacionaba con Leo era muy diferente a la que compartía con su esposo, Lionel era más lindo, y no solo de aspecto si no que de personalidad también.
El argentino no lo sabía, pero cada acción "cursi" que hacía, le ayudaba a ganarse cada vez más el corazón del mayor.

El argentino no lo sabía, pero cada acción "cursi" que hacía, le ayudaba a ganarse cada vez más el corazón del mayor

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𝘔𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳𝘢𝘴 𝘗𝘪𝘢𝘥𝘰𝘴𝘢𝘴 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora