𝘔𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳𝘢𝘴 𝘗𝘪𝘢𝘥𝘰𝘴𝘢𝘴

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Había pasado un rato desde que Saúl había pedido una felación por parte de Guillermo, una vez termino se levantó para vestirse dejando al mayor tirado en el piso una vez más.

—No lo haces nada mal, quizás regrese mañana por un poco más.—fue lo último que dijo antes de salir de la habitación.

Guillermo seguia en el suelo, y apenas se fue Saúl sus ojos rápidamente se humedecieron soltando lágrimas sin control, se sentía horrible con todo eso, se sentía sucio y tan solo recordar algo de las horas anteriores le hacía sentir asco, pero era lo que tenía que hacer para que no le pasará nada malo a Leo o a Hirving, quienes eran lo último que le quedaba en ese momento, ya no su carrera importaba, después de toda la ausencia sería despedido y ya de por sí su propio país le daba la espalda con insultos hacía su persona o su oficio.
No quería admitirlo pero a ese punto el anhelaba con eso, morir.

Hirving y Leo se encontraron en el lugar del día anterior, volvieron a repasar el plan original y una vez que lo hicieron tomaron camino a la casa de Guillermo y Saúl.

—¿Hace cuánto que conoces a Guillermo?—hablo el mayor quien iba en el lado del copiloto.

—De que lo conocí... ¿Me creerías si te digo que nisiquiera me acuerdo?—rió un poco ante su propio comentario.—puede ser que lo haya conocido mucho antes de hablarle, mis padres tenían una amistad con sus tíos o algo parecido, así que un día llevaron a Memo con ellos, yo era todavía un mocoso, nuestra amistad inicio por el fútbol, el recién había debutado y le dije que yo también quería hacerlo, así que el empezó a guiarme en todo el trayecto, el fue quien me ayudó en toda mi carrera, desde los clubes inferiores, hasta el día de hoy, es el hermano mayor que no tuve.

—Eso... Debe de ser lindo, tener a alguien siempre contigo.

—Lo es. ¿Y tú? ¿Tienes a alguien en quien confiar?

—¿Aparte de Guillermo?

—Claro, debes tener a alguien, un amigo o familiar.

—Bueno, hay alguien, pero siento que lo traicione después de todo lo que hizo por mi.—agacho su cabeza mientras el otro se le quedaba viendo.

—¿Porque piensas eso?

—El... Me había dicho desde un principio que le gustaba Guillermo, y nunca planee enamorarme de el, solo quería hablar con alguien que no fuera mis compañeros de equipo, pero a la final me terminó gustando su manera de ser y me enamore de Guille.

—Son tal para cual.—el argentino volteo a ver al mexicano quien manejaba con una sonrisa en su rostro.

—¿A qué te refieres?

—Memo hizo lo mismo conmigo ¿Sabes?—giro su cabeza para ver al mayor.—¿Alguna vez te contó como conoció a Saúl?—el contrario se le quedó viendo mientras movía su cabeza de un lado a otro diciendo "no"—Lo conocimos en una salida que hicimos, lo ví dentro de una tienda y como tenía confianza a Memo le conté que me había parecido atractivo, solo que el fue a pedirle el número para mí e incluso me planeo una cita con el, solo que no me presenté por los nervios... O quizás por miedo, Saúl ya era mayor de edad, con una carrera de por medio y yo todavía tenía 17 años, puede que memo haya insistido bastante, después de todo faltaban unos meses para que cumpliera la mayoría de edad, pero eso no quitaba que estuviera muy por debajo de las expectativas de Saúl. Memo me contó cuando comenzó a enamorarse de Saúl, la verdad es que no me moleste en nada, no tenía porque hacerlo, nunca hize el intento de hablar con el aún cuando convivíamos juntos por las reuniones que hacía Memo. Así que no te sientas tan mal, podrías hablar con tu amigo sobre lo que sucedió.

—Aun así no sería tan fácil, no fue algo que sucedió hace un año, paso hace cuatro años y... Me recontra chape a Guillermo la misma noche en que dijo que le gustaba.—Hirving al escuchar eso freno de golpe y volteo a ver al argentino.

—¿Asi que eras tú? Hace cuatro años en el mundial de Rusia, Memo regreso feliz después de que se supone iría por una bebida, y a los pocos minutos se puso a llorar a mares contándome que se había besado con uno de los jugadores de la selección argentina, lloro toda la noche por la infidelidad que acababa de darle a Saúl, pero al día siguiente no volvió a hablar sobre el tema.

—Si fue en uno de los bares de Moscú, entonces si, ese argentino era yo.

—Mira tú, quien lo diría, al tipo con el que te besaste hace cuatro años termino siendo tu amante y por poco tú pareja.

—Bueno, supongo que son lujitos que no todos tienen.—los dos rieron un momento e Hirving volvió a arrancar el auto, ya no faltaba mucho para llegar.

—Leo.

—¿Si?

—No importa que suceda dentro de esa casa, vamos a sacar a Memo de ahí, pero solo pediré que le des un tiempo para que tengan una relación oficial, tanto como que el te la pida como si tú se la pides... Mi hermano ya a pasado por varias escenas traumáticas, así que no lo presiones ¿Si?

—No lo haré Hirving, esperaré el tiempo que sea necesario hasta que Guille se sienta seguro.

—Gracias, y no me digas hirving.—estaciono el auto y bajaron de este para después cada uno dirigirse a su posición.