Recuerdos borrosos era lo unico que tenía acerca de su infancia. Preguntándose que le había orillado a ser así. Él tenía razón, no era diferente, eran iguales. Incluso Guillermo se lo dijo:
«Siempre tuve razón, no eres igual a él, eres peor.»
¿Por qué le dolía tanto el recordar esas palabras? ¿Por qué pensó que sería mejor que él? ¿O por que se lo dijo Guillermo? No lo sabía.
Tirado sobre el piso preguntándose muchas cosas diferentes, pero todas contenían la misma palabra “hubiera”. Dicen que el hubiera no existe, porque por más que lo piense jamás va a suceder de verdad.
Sabía perfectamente que lo hecho, hecho estaba al igual que tenía un punto del por qué haberlo hecho. Ahora que tenia tiempo de sobra, que los días y las noches eran eternas, su mente daba vueltas analizando los hechos.
«No te amo, pero eres mi esposo» fue lo que dijo cuando se negó a firmar el divorcio, pero ahora se daba cuenta de que si lo amaba. Pero ¿Por qué si lo amaba le había echo tanto daño? Porque no solo lo lastimo emocionalmente, también físicamente, y eso era lo que no terminaba de comprender.
•••
Sus padres siempre contaban con cariño la forma en que se habían conocido. Una pequeña familia dónde solo era él, sus padres y su hermano mayor.
Pero a veces se preguntaba: ¿Por qué si su padre decía que amaba a su esposa le pegaba?
No recuerda cuando fue la primera vez que sucedió o si quizás siempre pasaba, pero podía recordar bien estar sentado sobre la cama con su hermano mayor quien le tapaba los oídos mientras le abrazaba. No solo fue una vez que pasaba o al menos lo que recordaba, pasaba bastante seguido.
Cada vez que salia de la habitación era hasta que su hermano le indicaba -despues de haberse asomado a la puerta para ver si ya se había ido su padre-, siempre encontrando a su madre con algún golpe en la cara mientras recogía algunas cosas del piso.
Ese día no fue la excepción.
—Madre…— musitó su hermano al acercarse para ayudarla a levantarse.— ¿Por qué? ¿Por qué no lo dejas?
Apoyándose del sillón después de haberse levantado por la ayuda de su hijo mayor.
—Lo amo. Juro que su padre no era así, y tú lo sabes bien Rigoberto. Estoy segura de que va a cambiar.— camino hasta el baño donde se apoyo del lavabo que enfrente tenía un espejo.
A un lado de éste tenía un pequeño mueble de metal y una bolsa acomodada en ese mueble que contenía el maquillaje de la señora. Maquillaje que ocupaba para ocultar moretones.
—Mamá… por favor, no necesitamos nada de él. Ya ves como le habla a Saúl, siempre lo trata como un inútil. ¿No estás cansada de esos tratos?— su rostro se reflejaba en el espejo del baño mientras su madre solo le miraba.
Asomaba su mirada sobre el marco de la puerta viendo a su hermano hablar con su madre. Su linda madre quien ahora tenía un moretón resaltando sobre su mejilla se acercó a dónde estaba el hijo mayor. Con sus manos sobre sus hombros mirándole a los ojos dió su última respuesta.
—Ya te lo dije, lo amo y se que va a cambiar para bien.
Esa fue la última gota que derramó el vaso.
—¿Sabes algo? Estoy harto de esto, del como te habla, de como nos habla a mi y a mi hermano.— quitó bruscamente las manos de su madre de sus hombros.
Tomo la mano de su hermanito y se dirigió al cuarto cerrando la puerta con seguro.
Estaba confundido, su hermano estaba sobre el suelo sacando algo por debajo de la cama. Una mochila algo abultada de la cual sacaba otra bolsa con monedas y algunos billetes. Apenas terminó de contar el dinero la volvió a guardar y se acerco al pequeño Saúl.
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𝘔𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳𝘢𝘴 𝘗𝘪𝘢𝘥𝘰𝘴𝘢𝘴
FanficGuillermo Ochoa y Saúl "Canelo" Álvarez, la pareja perfecta, hombres guapos, famosos y adinerados ¿Que podría estar mal en su relación? Quizás el que Saúl no ama a Guillermo, o que Guillermo tiene a un amante. Muchas cosas están mal en su relación...