𝘔𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳𝘢𝘴 𝘗𝘪𝘢𝘥𝘰𝘴𝘢𝘴

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Sentía un peso sobre su costado al igual que por la parte de atrás. Y algo por frente que le impedía respirar de forma sencilla.

Abrió bien los ojos dejando ver sus manitas que tocaban el pecho desnudo de Guillermo frente suyo. Los brazos contrarios eran lo que le rodeaban a sus costados abrazándole.

En realidad no había pasado nada durante la noche, solo un par de besos y después se acostaron a dormir. Y aún recordando eso se sentía avergonzado por el como se encontraba con el mexicano. Trato de restarle importancia y solo se recostó un poco más sobre el pecho cerrando sus ojos para seguir durmiendo.

La alarma fue quien le interrumpió después de unos segundos. Sonó por un rato hasta que el mexicano tomo el teléfono apagando esta.

Se alejo un poco dejando de abrazar a quien tenía frente suyo. Le dió un beso en la frente y se levantó para ponerse algo de ropa. Lionel solo se quedó acostado en la cama observando las acciones del contrario. Le encantaba ver cómo se alistaba, pues le recordaba al tiempo en que se veían a escondidas. Aunque preferiría mil veces más, que en esa situación fueran alguna pareja terminando de hacer el amor.

—¿Quieres ir a comer a algún lado?— esa pregunta lo saco de sus pensamientos.

—¿Vamos a salir?— se sentó recostando su espalda sobre la cabecera de madera.

—¿Porqué no?

Sonrió ante esa respuesta y se levantó rápidamente para ponerse ropa y poder ir a comer.

Salieron del apartamento de Leo para ir a casa de Guillermo a cambiarse de ropa, pues saliendo de comer regresarían al tribunal para el juicio y no querían levantar sospechas sobre el porque Guillermo iba con la misma ropa.

Llegaron a una cafetería no tan grande donde cada quien pidió algo de comer y de beber. Hablaron sobre salir a un lugar diferente apenas terminara el juicio y, quizás llevar a Hirving con ellos.

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Entraron al tribunal para continuar el juicio. Varios comentaristas voltearon a verlos haciendo preguntas con respecto al tema de haber llegado juntos. Ambos ignoraron las preguntas y solo se fueron a sus lugar despidiéndose.

Hirving llegó después de ellos sentándose a un lado de Leo. Casi siempre hablaban durante el juicio, dando la opinión de lo que pasaría o incluso insultando en voz baja a Saúl por lo que decía frente al juez.

El segundo juicio dió inicio dando la palabra a la parte demandante. El juez de Guillermo se levantó para presentar más pruebas con respecto al secuestro. Aún tenían que dejar en claro ese punto.

—Si me permite, me gustaría hacerle unas preguntas al demandado.— el juez acepto con su cabeza dejando pasar a Saúl al asiento.

Tomo unos documentos y se acercó hasta donde estaba el mexicano. Levantó la vista esperando a que hiciera el juramento y poder empezar a con las preguntas.

Guillermo estaba sentado viendo a su aún esposo. Su abogado ya le había comentado el como trataría de hacer que en ese juicio se dieran pruebas finales y confiables para no tener que hacerlo tan largo. Estaba ansioso por pensar que todo podría terminar ese mismo día.

—En el juicio anterior negó haber cometido todos los delitos se los que se le acusan, pero hoy solo hablaremos sobre la privación de la libertad a mi cliente. Sea honesto, estamos ante el juez. ¿Usted cometió el delito de secuestro?