Capítulo 4. Haz lo que quieras.

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No es que me importara demasiado, pero me preguntaba quién era su novia. Había visto muchos rumores sobre él y sobre sus posibles relaciones, pero nunca ninguna foto que lo confirmara. 

Intenté quitarle importancia a su mensaje, así que le dije que pronto salía nuevo disco de Rauw Alejandro y que más le valdría escucharlo. 

"No me gusta mucho", contestó al rato. 

Eso sí me ofendió. 

"Pero si la mitad de las canciones que te mando son suyas", escribí. 

Él lo leyó al instante y contestó con caritas de risa. 

"Por eso tampoco me gustan", añadió. 

Yo miré la pantalla del móvil un poco irritada. 

"Pues no pienso pasarte más", contesté seca. 

El futbolista tardó en leerlo y al rato se puso el circulito de su foto de perfil de colores, así que entré para ver lo que había subido. 

Era una foto suya en Doha, en la playa. Iba con unos pantalones verde militar y una camiseta negra, el chico tenía estilazo. 

Sin embargo, a parte de que no era una historia jugando a fútbol, lo importante era la canción. "Gracias por nada" de Rauw Alejandro. 

Yo rodé los ojos al verlo y negué con la cabeza. 

Le envié la historia y puse varios emoticonos serios. 

"Menos mal que no te gustaba", añadí. 

Entonces volvió a contestar con unas caritas de risa. 

"Me gustaba más cuando no te reías tanto", escribí todavía un poco seria. 

"Me importa bien poco", contestó vaciládome. 

Yo puse los ojos en blanco. Un poco creído y borde sí era el chico. 

Entonces en la pantalla de mi móvil apareció una llamada entrante de mi novio, así que lo cogí al instante. 

Me preguntó que si quería ir a dar un paseo, cosa que acepté. Esa tarde saldría a las 18:00 de clase, por lo que todavía no haría demasiado frío y me vendría bien desconectar un poco antes que ir directamente a casa. 

Al final tuve que quedarme un poco más para ir a buscar unos libros a la biblioteca, y después ir a dejarlos a casa, donde había quedado con Adrián. 

-¿Qué tal las clases? -preguntó mientras yo dejaba las cosas. 

-Bien, pero estoy bastante cansada, no paran ni un minuto -suspiré. 

-Es normal, suelen ir muy rápido, sobre todo ahora que se han acortado los cuatrimestres -explicó y yo asentí. 

Estudiaba historia, y no era muy difícil, pero sí muy largo y agotador. 

Bajamos hacia la calle, y cogidos de la mano, nos dirigimos hacia el parque enorme que tenía al lado de mi casa, a donde solíamos ir a pasear. 

-¿Sabes que Pedri tiene mi edad? -pregunté a Adrián al acordarme. 

-¿En serio? -se sorprendió él también. 

Yo asentí ilusionada. 

-Y Gavi tiene dos menos, es muy fuerte -hablé de nuevo. 

Él alzó un poco las cejas y me miró sin decir nada. 

-¿Qué pasa? Sólo lo digo porque son de nuestra edad más o menos, y mientras ellos están jugando un mundial nosotros estamos muertos del asco -expliqué. 

Te necesito. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora