Capítulo 46. Di que no me quieres.

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Esperamos a que los jugadores volvieran a salir, y cuando lo hicieron cogimos los coches para dirigirnos a casa de Pedri.

Aurora y sus amigas vinieron con nosotros en el coche, así que no hablamos demasiado.

Llegamos a casa de Pedri, y nos recibió Fernando, su hermano. Gavi me lo presentó, y yo correspondí encantada.

-Venga, vamos a por una copa -dijo Aurora estirándome del brazo.

Sonreí hacia los chicos sin solución y me dirigí con ella y sus amigas hacia el salón, donde ya estaban bastantes jugadores y gente aleatoria.

Me puse una copa, y recorrí la casa con la mirada para ver si reconocía a alguien. Vi a Sira así que la saludé con la mano y le indiqué que se acercara a nosotras.

-Os había perdido, cuánta gente -sonrió al llegar.

Yo asentí y ella se sirvió también una copa.

-¿Vamos al sofá? -preguntó Aurora señalándolo con la cabeza.

Todas asentimos y nos dirigimos hacia allí, haciendo un pequeño corro.

-Oye, ¿A qué ha venido antes lo de Gavi? -preguntó Celia mirándome.

Yo fruncí el ceño.

-¿A qué te refieres? -me interesé.

-¿Te ha llamado amor? -se extrañó.

Aurora soltó una risa y Sira me miró expectante.

-Es que están saliendo -contestó la sevillana por mí.

Su amiga alzó las cejas y yo sonreí levemente asintiendo.

-Pensaba que solo erais amigos -habló de nuevo.

-Sí, éramos -dije encogiéndome de hombros.

Ella sonrió un poco falsamente, y yo aparté la mirada de ella.

-¿Oye, no os parece muy mono el hermano de Pedri? -preguntó la otra amiga, Andrea.

-¡Tía! -la miró Aurora-. ¿Te lo he presentado? Ven, te lo presento otra vez -dijo emocionada estirándola del brazo.

Yo reí ante el entusiasmo que ponía Aurora a todo, y me acerqué a Sira y a Celia.

-Verás como acaba esto -murmuró la primera.

Celia asintió alzando las cejas.

-Voy a dar una vuelta a ver quién más hay -informó después.

Sira y yo contestamos que vale, y ella se levantó para desaparecer después entre la gente.

-¿No saben que lo de Gavi es mentira, no? -preguntó la morena mirándome.

Yo negué con la cabeza.

-Pues menos mal, sino yo creo que ya se le hubiera lanzado -dijo ésta.

-No me digas eso, Sira -murmuré.

-Lo siento -sonrió nerviosa-. Aunque bueno, no debería afectarte si lo hiciera, si no estáis juntos... ¿No? -preguntó después.

Era verdad, ya se me había olvidado.

-Tienes razón -fruncí el ceño.

-Claro tía, tú disfruta y no le prestes atención -me animó.

Asentí, pero no pude evitar buscar con la mirada a Gavi, a quien no veía desde que habíamos entrado.

Estuve un rato más hablando con Sira, hasta que Ferrán y Pedri se nos acercaron.

-¿Qué tal? -sonrió el canario sentándose a mi lado.

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