Capítulo 37. Será mejor que lo olvides.

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Me desmaquillé como pude y al rato escuché que llegaban los chicos. No sabía si Gavi había venido también pero no salí para comprobarlo.

-Mañana lo habláis, intenta dormir, Dan -dijo Inés, quien se había quedado a dormir conmigo. 

Yo asentí cansada, aunque no me apetecía nada hablarle. 

Me tumbé al lado de mi amiga y me quedé dormida mientras me tocaba el pelo para relajarme. 

Al día siguiente desperté con ganas de morirme. 

Fui directa a la ducha intentando no hacer ruido para no despertar a Inés, aunque cuando salí ya estaba despierta. 

-Esta cama es mucho más cómoda que la mía -murmuró al verme. 

Yo sonreí un poco y me dispuse a vestirme. 

-¿Estás mejor? -preguntó mirándome con pena. 

-No mucho -dije encogiéndome de hombros. 

Ella suspiró y se levantó para darme un abrazo. 

-Si hace falta nos vamos hoy mismo -dijo después. 

Yo asentí y resoplé. 

Mientras Inés se duchaba, bajé al comedor, donde estaban los chicos, menos Gavi. 

-Buenos días -saludó Pedri incorporándose. 

-Hola -contesté desganada. 

Fui directa a la cocina, mientras Pedri me seguía. 

-¿Estás bien? -preguntó apoyándose en la encimera. 

-¿Tú sabías algo? -me interesé sin hacer caso a su pregunta. 

Él suspiró y asintió. 

He de reconocer que me dolió, pero tampoco podía pedirle que me lo contara, al fin y al cabo era el amigo de Gavi y no mío. 

-Pero Dani, lo importante es que Gavi te quiere -dijo después. 

Yo lo miré decepcionada. 

-Cuando quieres a una persona no le mientes, Pedri, ni le engañas -rebatí. 

Él fue a hablar de nuevo, cuando Gavi entró por la puerta de la cocina, así que se dio la vuelta y se marchó. 

-¿Podemos hablar? -preguntó el sevillano mirándome. 

Yo no contesté, me limité a seguir poniéndome zumo en un vaso. 

-Dani, por favor -pidió. 

Intentó acercarse pero yo me alejé de golpe. 

-Habla -ordené dándome la vuelta hacia él. 

Gavi suspiró y negó con la cabeza. 

-¿Qué fue lo que te dijo Ansu ayer? -preguntó primero. 

-¿Qué pasa? ¿Vas a mentirme otra vez y necesitas saber hasta donde me contó? -dije irónica. 

-Dani... -murmuró negando con la cabeza. 

-Deja de llamarme así -pedí irritada. 

Él me miró sorprendido y yo tragué grueso. 

-¿Cómo has podido engañarme así, Pablo? -pregunté dolida-. ¿Por qué diste a entender que no había habido nadie más después de mí el otro día si no era así? -seguí hablando. 

Él tomó aire y se encogió de hombros. 

-No quería perderte otra vez -murmuró. 

-O sea, que es verdad, ¿Te has liado con esa chica? -pregunté de nuevo. 

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