-Llámala -ordené a Pedri mientras iba corriendo a mi habitación a por el cargador.
No sabía qué estaba pasando, pero la rabia comenzaba a arder en mi interior. No entendía por qué Dani se había ido, recogiendo todas sus cosas y sin decir nada.
-No me lo coge -dijo Pedri entrando a mi habitación también.
Yo no podía parar que mover las piernas nervioso entre que esperaba sentado en la cama a que se encendiera el móvil.
El canario se sentó a mi lado mientras ponía las contraseñas, y el corazón se me paró al ver un montón de llamadas perdidas de Dani y mensajes suyos, en los cuales decía que la llamara cuanto antes.
-Mierda -murmuré cabreado.
La llamé varias veces, pero tampoco me contestaba.
-¿Habéis discutido o algo? -se interesó Pedri.
Yo negué rápido con la cabeza, a la vez que me levantaba para dar vueltas por la habitación.
-No entiendo, estábamos genial, ya lo has visto cuando nos hemos ido -expliqué desesperándome.
Traté de pensar con claridad, pero todo empezaba a abrumarme. Cada vez pensaba algo peor.
-¿Y si se la ha llevado alguien? -me estremecí mirando a mi amigo.
-Sí, y le han hecho las maletas, no te jode -ironizó mirándome también.
Suspiré y negué con la cabeza.
-Intenta tranquilizarte, sino no vamos a sacar nada en claro -habló de nuevo.
Era lo que intentaba, pero no podía. Si le había pasado algo no me lo perdonaría jamás.
-¿Tiene alguna amiga a cuya casa ha podido ir? -trató de pensar Pedri.
-No, no tiene a nadie aquí -contesté seguro.
Intenté llamarla otra vez, pero seguía sin cogerlo.
-Joder, Dani... -balbuceé.
No sabía qué pensar. De lo único que tenía ganas era de reventar algo a hostias y de llorar.
-¿Está su coche? -preguntó de repente Pedri.
Yo lo miré sin tener respuesta.
Me di la vuelta para salir de la habitación con él detrás, mientras bajábamos rápido hacia el garaje.
-No está -acerté a decir al abrir la puerta, aunque obviamente lo estaba viendo a mi lado.
Tomé aire y me posicioné de cuclillas, apoyando la cabeza sobre mis manos tratando de contener las lágrimas.
Pedri se agachó también, pasando la mano por mis hombros, intentando tranquilizarme.
-No lo entiendo -susurré negando con la cabeza.
-Tiene que haber una explicación, no se iría así como así -habló nervioso.
Mi cabeza había colapsado. No funcionaba ni para delante ni para detrás. No podía pensar en nada.
Entonces escuchamos cómo el fijo de casa comenzaba a sonar.
Me levanté de golpe, y seguido por Pedri subí las escaleras corriendo hacia el comedor.
Lo cogí de un manotazo sin ni siquiera mirar quién llamaba.
-¿Dani? -pregunté sin aire.
Al otro lado se escuchó un bufido.
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Te necesito.
FanfictionDaniela es una chica normal y corriente, quien un día decide escribirle por Instagram a Pablo Gavi mandándole sus canciones favoritas. Lo que ella no espera es que el futbolista lea sus mensajes.