Capítulo 13. A ver si es verdad.

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Sin duda fueron de los peores días de mi vida. 

No comí casi nada durante una semana. Mis compañeros de piso estaban muy preocupados por mí, y también mis amigas, quienes vinieron casi cada día a verme. Cosa que agradecí, porque cuando menos tiempo pasara sola mejor. 

El examen obviamente me salió como el culo, y debía seguir estudiando para los siguientes, pero no encontraba la fuerza necesaria para hacerlo. 

Tampoco había hablado con Adrián. Me envió varios mensajes preguntándome que cómo estaba y pidiéndome que le contestara, cosa que no hice en ningún momento. 

Como no, Gavi estuvo todos los días más que pendiente a mí, aunque como siempre solían estar mis amigas, sólo podía hablar con él por la noche, y me quedaba frita al poco rato, así que tampoco hablábamos mucho. 

Esos días parecía más una muerta viviente que otra cosa. Mi madre incluso se preocupó tanto que vino también a verme, por lo que intenté recuperarme un poco para que no se preocupara en exceso y se volviera tranquila a casa. 

Sentía que no tenía ninguna gana de vivir, era como si estuviera en un mundo paralelo. Me dolía todo el cuerpo, y sobre todo el corazón. Nadie muere por amor, eso es así, pero ese dolor no se lo deseo ni a mi peor enemigo. 

Los días fueron pasando, y yo no lograba escapar de esa carga tan enorme que sentía que llevaba encima. Necesitaba desaparecer de la faz de la tierra durante un tiempo. Me apetecía encerrarme en la habitación y no hablar ni ver a nadie, cosa que obviamente era imposible. 

Acabé los exámenes casi a rastras, y el día que hice el último dormí 18 horas seguidas. Cuando desperté no sabía ni por dónde me pegaba el aire. 

Eran las 23:00 de la noche, y me había perdido el partido que había tenido el Barça contra el Manchester. 

Vi que Gavi me había escrito, así que entré en el chat y lo llamé directamente. 

-Hombre, sigues viva -dijo sonriente al descolgar. 

-Por desgracia -murmuré. 

-Daniela -me regañó el futbolista. 

Yo suspiré encogiéndome de hombros. 

-¿Qué tal el partido? -pregunté incorporándome un poco. 

-Hemos ganado, 2-1 -contestó sonriente. 

-Qué bien, me alegro -sonreí levemente. 

Entonces le quitaron de golpe el móvil de las manos. 

-Daniii -sonrió Pedri al otro lado-. ¿Cómo estás? 

Yo sonreí también un poco al verlo tan entusiasmado. 

-Bueno, estoy -contesté desganada. 

-¿Piensas venir a algún partido algún día o vas a seguir muriéndote en casa? -preguntó alzando las cejas. 

-Creo que de momento prefiero la segunda opción -asentí mirándolo. 

-Si consigues que venga te pago lo que quieras -rió Gavi por detrás hacia su compañero. 

Yo torné los ojos y negué con la cabeza. 

-Tienes que venir, Dani, te sentaría bien -dijo entonces Pedri. 

Gavi le había informado de lo que me había pasado y el canario estaba más que al tanto de mi situación. Había hablado con él alguna vez cuando coincidía que llamaba a Gavi y estaban juntos, y no me molestó que se lo contara. Él opinaba lo mismo que su amigo, diciendo que Adrián no me merecía y que lo mejor que me podía pasar era que me dejara, cosa que cada vez compartía más yo también, en un intento de envalentonarme. 

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