Capítulo 36. ¿Estás bien?

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Estuve un rato hablando con Balde y Pedri mientras mis amigas bailaban por ahí. Sin embargo, no estaba demasiado cómoda. Si ya era difícil ir con Gavi a algún lado, ir con más futbolistas era casi un suicidio. 

-¿Estáis hablando de mí? -preguntó Ansu al llegar. 

-Cállate y siéntate -le ordenó Pedri viendo cómo se tambaleaba. 

Ansu levantó las manos inocente y se tiró a mi lado. 

-¿Sabes Dani? Me caes bien -balbuceó incorporándose un poco. 

-Ya empieza -negó Balde con la cabeza. 

Yo sonreí y miré al futbolista de mi derecha. 

-Estoy hablando con mi amiga, ¿Vale? -preguntó mirando a su compañero. 

Balde asintió y Pedri soltó una risita. 

-Como venga Gavi y vea que la estás mareando cobrarás -aseguró el canario. 

Ansu pareció no darle mucha importancia. 

-Si no va a venir -dijo encogiéndose de hombros-. No lo va a soltar ya -añadió después. 

Yo fruncí el ceño, no entendía ni lo que decía de lo borracho que estaba. 

-¿Por qué no va a venir? -pregunté confusa. 

-Porque no -contestó sin más. 

Yo miré a Pedri y éste rodó los ojos. 

-No le hagas caso -murmuró después. 

-Eso, no me hagas caso -rió después Ansu-. Aunque yo me preocuparía, no sería la primera vez -siguió hablando. 

-¿No sería la primera vez qué? -volví a preguntar. 

-Que se le lanza -soltó obvio. 

Entonces yo me moví nerviosa en mi sitio, me estaba empezando a irritar. 

-Ansu, ¿Qué dices? -fruncí el ceño. 

-A ver, Raquel no es mala chica, pero ya lo hizo una vez cuando vino al último partido a verlo jugar -explicó sin sentido. 

-Ansu, cállate tío -intervino Pedri. 

-¿Qué pasa? Si no es ninguna novedad -se extrañó el moreno.  

Yo miré a Pedri en busca de respuestas, pero él se limitó a agachar la cabeza y a beber de la copa que llevaba en la mano. 

-¿Qué está pasando? -pregunté ya harta. 

Ellos se miraron los unos a los otros sin contestar, entonces me giré hacia Ansu. 

-¿Dónde está Pablo? 

Él se encogió de hombros y yo chasqueé la lengua. 

No iba a pedirle explicaciones a él, no me debía nada, así que me levanté y fui en busca del sevillano. 

Le escribí varias veces y no contestaba, así que salí a la terraza para tomar un poco el aire y poder llamarlo sin ruido. 

Empezaba a agobiarme bastante, aunque sabía que Ansu iba borracho y no sabía ni por dónde le pegaba el aire. Así que tonta de mí, intenté confiar en Pablo hasta que hablara con él y me lo aclarara. 

Entonces fue cuando escuché unos gritos provenientes de un lado de la terraza, así que me acerqué para ver de qué se trataba. Me sorprendió cuando vi que era Gavi el que gritaba a una chica, y ella le hablaba con el mismo tono de enfado. 

-¿Pablo? -pregunté confusa. 

Él dirigió rápidamente la mirada hacia mí y la chica hizo lo mismo. Era a la que Ansu había llamado hacía un rato. 

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