Capítulo 71. ¿Te gusta?

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Los días siguientes se basaron en la firma del contrato y la mudanza. Ángela, la amiga de Belén, nos estuvo ayudando con todo y nos hizo el proceso mucho más rápido. 

Cuando ya teníamos todo más o menos organizado, y la casa había tomado forma de hogar, invitamos a nuestros amigos más cercanos para que la vieran y así inaugurarla de alguna forma. 

-Me encanta -sonrió Sira mientras salíamos al jardín. 

-Está muy bien -coincidió Balde como dando su aprobación. 

-Me alegro de que os guste -sonreí. 

Nos sentamos todos alrededor de la mesa que había en la terraza, y nos dispusimos a tomar el café. 

Gavi acercó mi silla hacia él, para pasarme el brazo por los hombros y besar mi cabeza. 

-Si se os hace grande la casa puedo pasarme por aquí a menudo -habló Ansu. 

Yo rodé los ojos. 

-No se nos va a hacer grande, tranquilo -aseguró Pablo. 

El moreno se encogió de hombros sonriente. 

-¿Sabéis algo más sobre la denuncia? -preguntó Pedri mirándonos. 

Negué con la cabeza y tomé aire. 

-Bueno, no penséis más en eso. Ya está puesta la orden de alejamiento y todo controlado -intervino Ferrán. 

-Exacto, intentad disfrutar un poco la casa nueva y desconectar -coincidió su novia. 

Yo entrelacé mi mano con la de Gavi y lo miré con un poco de pena, mientras él asentía.

Justo cuando decidí desconectar sobre eso, recibí una llamada de la policía. 

-Dígame -descolgué al instante. 

-Hola Daniela, soy Marcos Giménez, de la Unidad Central de Protección. Te llamo para decirte que ya se ha redactado el informe sobre el caso y que ya está puesta la sentencia -anunció un señor al otro lado. 

Yo asentí y puse el altavoz para que Gavi escuchara. 

-Pasaos mañana por comisaría, porque tendréis que firmar varios papeles y que se os explique un poco todo -continuó. 

-De acuerdo -contesté-. ¿Usted tiene información sobre la sentencia? ¿Sabe lo que se ha decidido? -me interesé. 

-Sí, ahora iba a mandártela -informó. 

Tragué grueso y miré a Pablo con miedo, ante las miradas expectantes de los demás. 

-¿Podría decírmela? -pregunté nerviosa. 

-Claro, ahora la leo -accedió y hubo unos minutos de silencio-. ¿Se trata sobre Raquel, verdad? -preguntó después. 

Yo me estremecí solo de escuchar su nombre. 

-Sí -acerté a decir. 

-Bien, pues ha sido condenada a 6 meses de prisión y otros 6 de rehabilitación al terminar los primeros -explicó-. Además de que se ha aceptado vuestra orden de alejamiento, y os tendrá que pagar por los daños causados -continuó. 

Me llevé las manos a la boca, mientras trataba de reprimir unas lágrimas, y veía como los demás se movían nerviosos y lo celebraban tratando de no hacer mucho ruido. 

-De todas formas ahora te la mando, para que la leas con detenimiento y puedas ver todo lo que se dice -habló de nuevo el oficial. 

-De acuerdo, muchas gracias -murmuré. 

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