Capítulo 73. Te quiero para siempre.

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Al día siguiente, cuando desperté en el pecho de Gavi, miré rápidamente mi mano para comprobar si me había pedido matrimonio de verdad o lo había soñado. Sin embargo, ahí estaba el anillo que demostraba que todo era real.

Lo observé en mi dedo durante unos segundos, y a pesar de que había estado semanas llevando uno, verlo se me hacía demasiado extraño. El otro no me impactaba tanto, porque al fin y al cabo sabía que era de mentira, pero el que llevaba en ese momento revolvía mi estómago y hacía que los nervios aumentaran en mi interior.

Observé después también a Gavi durante unos instantes. Dormía plácidamente, con un brazo rodeando mi cuerpo. Parecía que por fin volvía a estar tranquilo, y a ser él.

Una sensación de felicidad indescriptible inundó todo mi cuerpo, y me acerqué a él para posar varios besos sobre su cara y su cuello, y así despertarlo.

-Buenos días -sonreí al ver que abría un poco los ojos.

Besé su pecho y lo miré expectante.

-Muy contenta te has levantado tú, ¿No? -preguntó con voz ronca.

Asentí y me posicioné encima para abrazarlo con fuerza.

Rodeó mi cuello con los brazos, mientras yo me hundía en el suyo y cerraba los ojos para disfrutarlo.

-Mi niña -murmuró besando mi cabeza.

Sonreí sin que me viera y lo estrujé un poco más contra mí.

Después de un par de besos, ambos nos levantamos para ducharnos y después vestirnos para volver a casa.

No aguantaba más las ganas de contarle a todo el mundo la noticia. Ni yo misma me imaginaba que me hiciera tanta ilusión, pero estaba más que feliz.

Pregunté a Pablo si le parecía bien que se lo contáramos a sus padres y a los chicos, lo cual aceptó sin ningún inconveniente. Él también estaba muy contento, y se le notaba.

Entonces cogí mi móvil y llamé a su madre.

-Hola, Belén -sonreí cuando descolgó.

-Hola cariño, ¿Pasa algo? -preguntó rápido.

-No, no, tranquila -contesté-. Sólo quería preguntarte si te iba bien hacer hoy la barbacoa esa que dijiste -dije después.

-Ah, pues claro que sí. Pablo tiene fiesta hoy y Aurora venía también, así que perfecto -explicó contenta.

-Genial, pues aviso a los chicos y vamos para allí -informé.

Me despedí de ella y fui a cambiarme, ya que todavía llevaba el vestido del día anterior.

Me arreglé un poco para la ocasión, y lo mismo hizo Pablo.

Llamé a los chicos para informarles del plan, y a todos les pareció bien, así que quedamos en casa de los padres de Gavi.

Pedri nos pasó a buscar, y fuimos juntos hacia allí.

-A vosotros os pasa algo -murmuró al ver que ambos sonreíamos pero no decíamos nada.

-¿Por qué lo dices? -me interesé.

-No sé, estáis raros -frunció el ceño.

Yo me encogí de hombros y Gavi negó con la cabeza sin darle importancia.

No me quité el anillo en ningún momento, pero nadie de los presentes se dio cuenta de ello cuando nos juntamos.

Una vez la brasa ya estaba hecha, nos sentamos todos en la mesa del jardín y comimos tranquilamente.

Te necesito. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora