Al día siguiente me desperté un poco baja de ánimos, pero intenté activarme dándome una ducha fría.
Gavi tenía una sesión de fotos con Pedri por la mañana y me dijo que vendrían ambos a comer, así que cuando se acercó la hora me puse a cocinar, cosa que me relajaba mucho.
No tardaron mucho en aparecer y ambos se sentaron en la cocina para hacerme compañía mientras terminaba.
-Oye Dani, ¿Tú también vendrás a la fiesta esta noche, verdad? -se interesó Pedri.
-Su hermana me ha obligado -contesté señalando con la cabeza a Gavi.
Él sonrió un poco y asintió.
-Bueno, sino te habría obligado yo, así que -se encogió de hombros el canario.
Yo sonreí y negué con la cabeza.
-¿Hoy ya vuelves a jugar, verdad? -pregunté refiriéndome a su lesión.
-Sí, a ver cómo va -suspiró.
-Seguro que genial, ya hacía falta que volvieras -aseguré.
Él sonrió asintiendo, a lo que Gavi me miró con cara rara.
-¿Te sentarás con Sira? -se interesó Pedri.
-Sí, ya he quedado con ella -contesté.
-Se te va a quemar la comida -intervino Gavi.
Yo me di la vuelta para mirarla, pero estaba perfecta, a lo que entrecerré un poco los ojos mirándolo.
-A ver si la convenzo para ir también a la fiesta, que no quiero ir sola -dije después mirando al canario.
-Bueno, estarás con nosotros -se encogió de hombros.
-Lo malo que no podré coger el coche -dije después.
-Puedes quedarte a dormir si quieres, no hay problema -ofreció tranquilo.
-¿Comemos ya? -volvió a hablar Gavi.
-Gracias, pero supongo que volveremos a casa -sonreí hacia el canario.
-Como quieras, pero hay hueco de sobra -me correspondió.
Me giré de nuevo hacia la comida, no sin pasar antes la vista por Gavi, quien miraba serio a su amigo, cosa que me hizo gracia.
Preparé las fajitas y le tendí a Pedri los platos para que los fuera llevando a la mesa.
-Deja de tontear con él delante de mí -murmuró Gavi acercándose.
Yo fruncí el ceño.
-No estaba tonteando -dije mirándolo.
-Y no vas a quedarte en su casa a dormir -aseguró después.
Sonreí alzando las cejas.
-¿Quién me lo impide? -pregunté para picarlo.
-Tu novio -contestó seguro-. Es decir, yo -añadió después.
-Te recuerdo que no eres mi novio de verdad -dije dándome la vuelta para ir hacia el comedor.
Escuché cómo suspiraba, y reprimí una sonrisa. Era muy fácil hacerlo rabiar.
Una vez ya habíamos comido, esperamos a que vinieran los demás y después fuimos todos hacia el estadio.
Me puse bastante nerviosa al ver la cantidad de gente que había, no era para nada comparable con los que solían estar esperando a la entrada y salida de los entrenamientos.
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Te necesito.
أدب الهواةDaniela es una chica normal y corriente, quien un día decide escribirle por Instagram a Pablo Gavi mandándole sus canciones favoritas. Lo que ella no espera es que el futbolista lea sus mensajes.