Capítulo 22. Qué poco aguante.

21.9K 950 64
                                    

El resto de meses los pasé intentando reconstruirme a mí misma. Necesitaba buscar fuerzas y volver a ser yo.

Al fin y al cabo llevaba 3 años compartiendo mi vida con Adrián, y debido a lo sucedido con Gavi no había tenido tiempo de volver a la realidad y vivir mi vida de nuevo.

Los primeros meses fue difícil, pero mis amigas siempre estaban ahí para apoyarme.

Dudé mucho en si contarles mi aventura con el futbolista, pero finalmente decidí quedármela para mí. Si no lo hice en su momento no tenía sentido hacerlo después, así que no les conté nada.

Los últimos meses de Universidad fueron terribles. Tenía mil trabajos y exámenes que preparar y mayo fue un mes duro.

Casi no tenía tiempo ni de ver los partidos del Barça, los cuales me sabía muy mal perderme. Era el único momento del día en el que me relajaba y disfrutaba viendo a Gavi hacer lo que más le gustaba.

Había medio superado mis sentimientos hacia él, pero no podía perderlo de vista durante todo el partido. Parecía que cada día estuviera más guapo, y odiaba eso.

Continuaba sin seguirlo en Instagram, y tampoco él a mí, aunque tampoco tenía sentido que lo hiciéramos si ya no hablábamos. Sin embargo, seguía entrando de vez en cuando en su perfil para cotillear un poco.

Acabé los exámenes y también mis amigas, así que dejamos atrás Zaragoza y volvimos todas al pueblo.

Tenía mil ganas de pasar el verano entero con ellas. Hasta entonces siempre solía hacer más planes con Adrián, y aunque en su momento me lo pasaba bien, también me apetecía estar con ellas.

Como siempre habíamos planeado un montón de viajes que luego nunca hacíamos, hasta que María puso las cartas sobre la mesa.

-Vamos a ver, zopencas, tenemos que ir a algún lado sí o sí -soltó mientras conectaba el portátil a la tele de su cuarto y se disponía a hacer una exposición.

Todas la miramos y nos empezamos a reír, pero después nos pusimos serias, tenía toda la razón del mundo.

-Las fechas son estas -dijo señalando en la pantalla-. Y estas son las opciones que he buscado -empezó a explicar.

Nosotras asentíamos a lo que decía, y la felicitamos por todo el esfuerzo que había conllevado hacer eso, era la mejor sin duda.

-Gracias, gracias, pero ahora decidid -ordenó.

Hablamos un poco entre nosotras, pero a mí realmente me daba igual a dónde ir. Lo único que quería era pasármelo bien y olvidarme de absolutamente todo.

-A mí Jávea me parece bien, hay mucha fiesta -empezó hablando Sonia.

-Tía, Jávea es lo más caro -habló Inés.

Yo las miraba expectante.

-Yo iría al puerto de Santa María, también hay fiesta pero es más barato -intervino Andrea.

-No está mal, pero está muy lejos -aporté yo.

Estuvimos debatiendo entre los cuatro destinos que había buscado María, y finalmente por votación salió el puerto de Santa María.

A mi como me era indiferente me pareció bien, aunque había votado Marbella.

Reservamos todo y lo dejamos bien preparado para cuando nos tocara irnos.

Por fin hacíamos un plan que parecía que iba a salir adelante, y yo empecé a saltar y a dar vueltas emocionada por la habitación.

Pronto empezamos a hablar sobre las discotecas a las que íbamos a ir, la ropa, que si bikinis, que si sandalias. No podía estar más emocionada. Tenía muchísimas ganas de un plan así con mis amigas y nos lo íbamos a pasar increíblemente bien.

Te necesito. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora