Capítulo 70. Como quieras.

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En todo el partido no aparté la mirada de Gavi, a quién creo que nunca había visto jugar tan despistado. Iba de lado a lado sin conseguir recuperar la pelota como solía hacer de costumbre. Trataba de presionar, pero se rendía con facilidad y después se cabreaba. 

Tomaba aire sintiendo muchísima lástima por él. Por suerte, Xavi lo sacó en el minuto 50, casi nada más volver del descanso. Lo agradecí, y creo que él también. 

Cuando terminaron empatados 0-0, esperé a que los jugadores salieron del campo para luego bajar. 

Entré por el túnel tras ellos, y mientras trataba de encontrar a Gavi entre la multitud, alguien me agarró del brazo por detrás. 

El corazón se me paró y lo aparté lo más rápido que pude, dándome la vuelta con las pulsaciones disparadas. 

-Joder, tía, tranquila -se sobresaltó Sira. 

Yo solté aire con fuerza y alivio. 

-Joder... -murmuré pasándome la mano por la frente. 

Ella me miró un poco confusa. 

-Lo siento, no quería asustarte así -se disculpó extrañada. 

-No pasa nada, es que no te había visto, perdona -negué con la cabeza. 

-¿Estás bien? -frunció el ceño. 

-Sí, sí, es solo que estaba buscando a Pablo -expliqué mirándola. 

Entonces otras dos manos se posaron sobre mis hombros, haciendo que me sobresaltara de nuevo. 

-Perdón, amor -murmuró Gavi al darse cuenta. 

Me giré hacia él, con el corazón en el puño, y lo abracé con fuerza. 

-Vámonos a casa, por favor -pedí hundiendo la cabeza en su cuello. 

-Ahora nos vamos, voy a cambiarme y salgo -contestó posando un beso sobre mi mejilla. 

Asentí y dejé que fuera hacia el vestuario. 

-Tía, ¿Qué pasa? -habló de nuevo Sira mirándome. 

Yo tomé aire, y después de alejarnos un poco le conté todo. Ella trataba de animarme, pero no encontraba las palabras para hacerlo, se había quedado perpleja. 

-Es demasiado fuerte -negó con la cabeza. 

-Es una locura -coincidí yo. 

Se acercó a mí, y me rodeó con ambos brazos tratando de tranquilizarme. 

-Ya pasará. Os tenéis el uno al otro, y eso es lo importante -aseguró acariciando mi cabeza. 

-No sabes la suerte que tengo de tenerlo, Sira -balbuceé en su hombro. 

Ella asintió y posó un beso sobre mi pelo. 

Al rato salió Gavi, y yo me despedí de mi amiga diciendo que ya le contaría lo que fuera. Después nos dirigimos hacia el parking, donde nos esperaba el padre de Pablo para llevarnos a casa. 

No hablamos demasiado durante el camino, y tampoco durante la cena. Todos seguíamos como en una burbuja, esperando a que se solucionara del todo. 

Una vez cenamos, Gavi y yo nos despedimos de sus padres y fuimos a su habitación. 

-Mañana he quedado con una inmobiliaria para ir a mirar alguna casa -explicó mientras se ponía el pijama. 

-Vale, pues ya iremos -asentí. 

Me tumbé en la cama, y él me imitó, apoyando la cabeza en mi pecho. 

-Menudo partido de mierda -suspiró. 

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