Capítulo 72. Mi mujer.

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Cenamos sin hablar demasiado. 

Pablo se limitaba a observarme sin quitarme el ojo de encima, y yo le correspondía sonriendo. 

-¿Por qué me miras tanto? -pregunté tendiendo la mano hacia la suya sobre la mesa. 

-Porque me encantas -contestó correspondiéndome. 

Yo negué con la cabeza mientras las mariposas de mi estómago comenzaban a alterarse. 

-Ya me he cansado de estar aquí -murmuró mirando alrededor. 

Yo fruncí el ceño. 

-¿Y qué quieres hacer? -me interesé. 

Él levantó la mano para pedir la cuenta, y después de pagar se levantó tendiéndome la mano para que lo acompañara. 

No sabía a dónde me llevaba, pero la verdad es que me daba exactamente igual. 

-Quiero enseñarte una cosa -explicó mientras nos parábamos frente un ascensor. 

Entré junto a él, mientras se posicionaba detrás de mi y rodeaba mi cintura con los brazos. Cerré los ojos y apoyé mi cabeza sobre su hombro hacia detrás, provocando que mi cuello quedara a su disposición y que posara varios besos sobre él. 

El ascensor se paró y salimos de él, mientras Gavi volvía a cogerme de la mano para guiarme por un pasillo largo. A cada uno de sus lados había puertas con números, lo que parecía un hotel. 

Nos detuvimos frente a una de ellas, y Gavi sacó una tarjeta. 

Abrió y dejó que pasara primero, indicándomelo con el brazo. Yo lo miré un poco confusa y entré con desconfianza. 

Se trataba de una habitación, con una cama enorme y todo muy bien decorado. Una vez más, parecía todo de lo más caro.

Me giré hacia Gavi y fruncí el ceño. 

-¿Nos acabamos de comprar una casa y ahora me traes a un hotel? -bromeé. 

-Espera -murmuró acercándose hacia la ventana después de cerrar la puerta. 

Abrió las cortinas, y delante de nosotros quedaba un ventanal enorme, desde el cual se veía casi toda Barcelona. Estábamos más altos de lo que pensaba, y una sensación de vértigo recorrió mi cuerpo al acercarme un poco más. 

Gavi, una vez más, me abrazó por detrás mientras besaba mi cabeza. 

-Qué bonito -acerté a decir hipnotizada por todas las luces de la ciudad. 

-¿Sabes lo que es eso de ahí? -preguntó Gavi señalando una estructura redonda, de la cual no emanaba ninguna luz. 

-¿El Camp Nou? -fruncí el ceño. 

-Mhm -asintió. 

Yo posé una leve sonrisa en mi cara y me giré hacia él. 

-¿Y qué me quieres decir con eso? -me interesé. 

Él se encogió de hombros. 

-Nada, sólo que fue donde nos vimos la primera vez -recordó. 

A mí se me erizó la piel al escucharlo. 

-Y ahora vamos a vivir juntos -sonreí. 

Asintió y juntó nuestras frentes. 

-Ojalá haberte conocido antes, Dani -balbuceó mirándome. 

A mí se me derretía el corazón con cada frase que salía por su boca. 

-No sé qué es lo que he hecho todo este tiempo sin ti -habló de nuevo. 

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