Capítulo 50. ¿No confías en él?

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Después de comer, Sira y yo nos dimos otro baño mientras los chicos hablaban sobre los siguientes partidos en el sofá. 

Estaba sentada en el bordillo, cuando me di cuenta que desde dentro Pablo no me quitaba la mirada de encima. 

Sonreí levemente al darme cuenta y le guiñé un ojo, a lo que él negó con la cabeza y tomó aire como suspirando.

-¿Tía? -habló Sira sacándome de mis pensamientos. 

-Sí, perdona, dime -dije como volviendo a la realidad. 

Ella frunció un poco el ceño mirándome, y después dirigió la mirada hacia Gavi. Salió del agua y se sentó a mi lado. 

-¿Qué vais a hacer ahora? -se interesó con suavidad. 

No hacía falta que le preguntara a qué se refería, ya lo sabía. 

-No lo sé. Creo que estoy bastante jodida -murmuré. 

Ella asintió levemente. 

-¿Hay alguna posibilidad de que vuelvas con él? -preguntó expectante. 

Yo me giré hacia ella con cara de circunstancia. Todavía no me había dado tiempo a recapacitar y a pensar en eso. 

Me moría de ganas por volver a estar con él, eso era obvio, pero no sabía si podría o si debía. Me daba miedo. Me daba miedo que volviera a fallarme, o que me mintiera. A esas alturas ya me parecía más fácil una relación de mentira que una de verdad. 

-¿Tú volverías con él? -busqué la opinión de mi amiga. 

Ella tomó aire y se encogió de hombros. 

-Creo que me costaría un poco -murmuró. 

Yo asentí. 

-Me jode decirlo porque en realidad quiero que volváis -rió un poco-. Se os ve genial juntos, y se nota que os queréis -añadió. 

La miré asintiendo y me limité a esperar a que siguiera hablando. 

-Pero no sé, Dan. A ver, es decisión tuya. Pero yo no sé qué haría... -repitió. 

Yo sí sabía lo que haría ella, y la respuesta era que no volvería con él, pero no me lo quería decir. 

Tomé aire y dirigí de nuevo la mirada al sevillano, quien ya la había apartado de mí. 

Quizá lo mejor sería mantenerme un poco alejada hasta que me aclarara, y así pensar un poco, y evitar confundirlo a él. 

-Eso sí, si vuelves con él tendrás que perdonárselo y olvidar todo, sino, mejor no lo hagas -habló de nuevo Sira. 

-Lo sé... -murmuré. 

Tenía razón. De nada servía volver con alguien habiéndolo "perdonado" si luego en cada discusión que tuviéramos yo le sacara el tema de Raquel. 

Suspiré y ambas nos levantamos para entrar ya hacia donde estaban los chicos. 

Debía ingeniármelas para alejarme un poco de Gavi, sin hacer que lo pasara mal. Aunque supuse que lo mejor sería hablarlo con él. 

No hizo falta que buscara una ocasión para ello, porque al pasar por delante para ir hacia la cocina, el sevillano se levantó y me siguió. 

-¿De qué hablabais? -se interesó sentándose en uno de los taburetes mientras yo me ponía agua. 

-De nada en especial -contesté sin más. 

Me di la vuelta hacia él, quien estaba dando unos toquecitos sobre sus piernas indicándome que me sentara. 

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