Desperté al día siguiente todavía desnuda y con Gavi pegado a mí. No quería moverme de ahí, pero me di cuenta de que el pestillo no estaba puesto y me daba miedo que entrara alguien, así que me levanté con cuidado para no despertarlo, me puse el bikini y una camiseta suya, y salí despacio de la habitación.
Fui a la mía, me duché y volví a ponerme la camiseta y también la sudadera que me había dejado cuando fuimos a buscar a Ana y la cual todavía no le había devuelto. Ni pensaba hacerlo.
Bajé al comedor, donde ya estaban mis amigas y me senté en el sofá.
-¿Hoy vamos a salir? -preguntó María.
-Buf, no sé, yo me quedaría en casa -dije desganada.
-¿Has dormido mal o algo? -dijo María frunciendo el ceño-. Tienes cara de cansada.
Yo negué con la cabeza y me encogí de hombros.
No he dormido, básicamente.
-Buenos días -dijo Gavi una vez había bajado las escaleras.
-Buenos días -contesté y me giré para mirarlo.
Cuando lo vi casi se me cayó el alma al suelo. Iba sin camiseta y llevaba la espalda llena de arañazos.
-Para unos más que para otros -dijo Andrea alzando las cejas.
Gavi la miró con el ceño fruncido y yo intenté reprimir una sonrisa mientras me tapaba la boca con la mano.
-Ahora entiendo la cara de cansada -murmuró Sonia.
Yo mordí mi labio inferior y me levanté quitándome la sudadera yendo hacia Gavi.
-Toma, mejor póntela -dije al llegar donde él.
-¿Por? -preguntó extrañado.
-Hazme caso -aseguré.
-Nah, creo que me voy a ir a bañar -dijo rechazando la sudadera.
Yo volví a ponérmela y me encogí de hombros.
Salimos todos hacia la terraza para desayunar y yo intentaba no mirar demasiado al sevillano. Me levanté para poner un poco de música, y me quedé de pie al lado de la silla tomándome un zumo.
-Me gusta la sudadera -dijo Sonia.
Yo la miré y asentí.
-Podrías dejar de quitarme la ropa -habló entonces Gavi.
-Lo dices como si te quitara todo, hijo -me quejé.
-Ah, ¿Qué llevas debajo? -preguntó.
Yo sonreí.
-A ver, levanta la sudadera -pidió.
Yo negué con la cabeza. La camiseta que llevaba debajo también era suya.
Entonces se levantó él para levantarme la sudadera y mis amigas y yo empezamos a reír cuando la enseñó.
-Bueno, si quieres te la devuelvo, pero no llevo nada más debajo -avisé.
Él me miró sin soltarme de la cintura y negó con la cabeza.
-A ver si te vas a venir conmigo al agua otra vez -murmuró.
-Como quieras, llevo tu ropa -dije encogiéndome de hombros.
Entonces me apretó con fuerza contra él llevándome hasta el borde de la piscina.
-La ropa no es lo único que me pertenece -susurró para que no lo oyeran.
-¿Ah, no? -pregunté divertida.
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Te necesito.
FanfictionDaniela es una chica normal y corriente, quien un día decide escribirle por Instagram a Pablo Gavi mandándole sus canciones favoritas. Lo que ella no espera es que el futbolista lea sus mensajes.