Capítulo 18. No te enfades.

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Estábamos comiendo cuando la hermana de Gavi lo llamó para decirle que se acordara de pasarla a buscar para el partido. 

El sevillano se llevó las manos a la cabeza, obviamente lo había olvidado. 

-¿No te puede traer papá? -preguntó Gavi con cara de haberla cagado. 

No tenía el altavoz puesto, pero se escuchaba perfectamente como su hermana le decía que su padre estaba trabajando y que nadie la podía llevar. Pedir un taxi no era una opción, ya que los días de partido estaba todo a reventar, y encima era un clásico. 

Gavi preguntó a Pedri pero Aurora se negó, diciendo que no quería que Pedri se perdiera el partido por su culpa y que ya vería cómo se las arreglaría. 

-Yo si me dejáis algún coche puedo ir a buscarla -dije con indiferencia. 

Entonces Gavi levantó la vista hacia mí. 

-¿En serio? -preguntó incrédulo. 

-Sí, me da igual -me encogí de hombros. 

Gavi se levantó rápidamente y fue a coger unas llaves del mueble de la entrada. 

-Mi padre dejó el otro día uno de los coches en mi garaje porque no le cabía en el de casa, puedes coger ese si quieres -dijo tendiéndomelas. 

Yo las cogí y asentí. 

-¿Seguro que no te importa? -volvió a preguntar. 

-No, claro -contesté tranquila. 

Entonces él informó a su hermana y me mandó la ubicación para que la fuera a buscar. Así que, cuando acabamos de comer, ellos se dirigieron hacia el estadio y yo en dirección a donde estaba su hermana. 

No sé por qué, pero me puse un poco nerviosa. No había hablado nunca con ella y me daba un poco de reparo lo que pudiera pensar.

Llegué después de conducir durante media hora, y Aurora me esperaba en la puerta de casa. Frené delante de ella y subió. 

-Hola, ¿Eres Daniela, verdad? -preguntó una vez dentro. 

-Sí, encantada -sonreí mirándola. 

-Siento haberte hecho venir hasta aquí, pero es que mi hermano es idiota -murmuró abrochándose en cinturón. 

-No te preocupes, no pasa nada -reí. 

Arranqué de nuevo y comencé a conducir en dirección al Camp Nou mientras Aurora me daba indicaciones. 

-Aparcaremos en el parking donde los jugadores -informó-. Mi padre tiene una plaza reservada y como ellos no vienen la podemos usar -explicó después. 

-Vale, genial -contesté sin apartar la mirada de la carretera. 

-¿Es la primera vez que vas a un partido? -se interesó. 

-Sí -sonreí nerviosa. 

-Ay, ya verás, te va a encantar. ¿Dónde tienes el asiento? -preguntó emocionada. 

-Iba a sentarme con Pedri para no ir sola, pero me da un poco de reparo porque seguramente lo estén grabando todo el rato -expliqué. 

-Ah, pues vente conmigo si quieres -dijo de repente. 

Yo la miré un poco confusa. 

-Voy con mis amigas, Andrea y Celia, iba a venir también otra pero al final no ha podido así que puedes usar su entrada si quieres -ofreció. 

-¿Estás segura? -dije nerviosa. 

-Claro, no vas a estar sola con Pedri -aseguró. 

Yo sonreí. 

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