Capítulo 41. ¿Es una amenaza?

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Durante esos días intenté distraerme al máximo y no pensar en nada. Cosa que obviamente no conseguí. 

No sabía si sería capaz de estar al lado de Gavi sin que las alarmas saltaran en mi interior, sin tratarlo como había hecho siempre y sin estar con él como me apeteciera.

Me dolía mucho esa situación, pero ya había aceptado y no podía echarme para atrás. Sólo podía confiar en que durante los días que faltaban para ir a Barcelona me recuperara un poco del batacazo y volviera a ser fuerte. 

Me sentía vulnerable y traicionada. Y lo que más me jodía era que jamás me hubiera imaginado sentirme así por parte de Gavi. Por cualquier otra persona sí, pero él no. 

No hablamos en absoluto, ni supe nada de él esos días. Solamente veía noticias y más noticias sobre la foto que había colgado. Casi el mundo entero se revolucionó, intentaban averiguar quién era yo y todo acerca de mí. Al principio me abrumó un poco, pero mis amigas estuvieron ahí para calmarme y tranquilizarme. 

Miles de comentarios hacia mi persona inundaban todos los vídeos en los que salía. Incluso había personas que decían que me conocían y que en realidad era muy agradable. 

Traté de no leer los malos, pero como siempre no me contuve. Iba a ser bastante difícil sobrellevar eso, encima teniéndolo que aguantar sin ni siquiera ser su pareja de verdad. 

El día del cumpleaños de Belén la llamé para felicitarla y desearle un buen día. Aurora se unió a la llamada, pero Gavi no. Me preguntaba si les habría contado que lo de la foto que había subido era mentira, y si estaban al corriente de lo de Raquel, pero no les dije nada. 

El domingo, mientras intentaba disfrutar las últimas horas de calor en la piscina, recibí una videollamada de Gavi. 

-Podrías llamarme por llamada normal -contesté al descolgar. 

-Por llamada normal no puedo verte -sonrió levemente. 

Yo torné los ojos. 

-¿Qué quieres? -pregunté volviendo a mirarlo. 

-Mañana vuelvo a Barcelona -murmuró. 

Sabía lo que eso significaba. No era el único que iba a ir a Barcelona. 

-Intenta estar ahí a principio de tarde -dijo después. 

Yo asentí y traté de asimilarlo. 

-¿Vendrás en tren? -se interesó. 

-No, iré con el coche. 

-Vale, pues cuando estés llegando me avisas -pidió. 

Asentí nuevamente y tragué grueso. 

-¿Qué pasa? -frunció el ceño. 

-Nada -negué con la cabeza. 

-Ya -ironizó-. Habla. 

-No tengo por qué contártelo -aseguré. 

Él se quedó mirándome sin ninguna expresión. 

-Como quieras, Dani -suspiró. 

-Llámame Daniela, Gavi -le pedí. 

Habíamos quedado en que empezábamos como si no nos conociéramos, como si lo único que nos uniera fuera una especie de contrato hasta que el asunto se arreglara, así que no tenía ni que depositar mi confianza en él ni él en mí. Así todo sería más fácil. 

Él asintió sin más. 

-Hablamos -dije despidiéndome. 

Colgué y acto seguido llamé a mis amigas para que vinieran a mi casa y así pasar la última noche juntas. Las necesitaba. 

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