Capítulo 40. Ya hablaremos.

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-¿Qué hago? -pregunté mirando a mis amigas.

-Yo que tú cogería el pasaporte y me iría del país -dijo Inés.

-Bueno, tampoco es mala -me encogí de hombros.

Ellas rieron pero a mí en aquél momento me servía cualquier cosa.

-No sé, ¿Cuál es peor, denunciar o confirmar? -reflexionó Andrea.

Yo dudé.

-Si la denunciamos ya habéis oído que nos arriesgamos a que saque los audios, pero si confirmamos, la gente se va a dar cuenta de que no estamos juntos y se va a saber todo igualmente -expliqué-. Es que no hay solución -me quejé.

-Bueno, en realidad sí la hay -habló María.

Yo clavé mi mirada en ella, esperando que me diera una buena respuesta.

-¿Cuál? -pregunté.

-Que estéis juntos -soltó.

Eso no es una buena respuesta.

-No, paso de eso -aseguré.

-¿Por? -se interesó Inés.

-¿Cómo que por? ¿Acaso os habéis olvidado de por qué estamos envueltos en este problema? -les recordé.

Ellas asintieron con pena.

-Jamás, en la vida, pienso volver a tener algo con él. Ya me ha humillado bastante, me niego -aseguré.

-Bueno, Dani... -murmuró Andrea.

-Que no, bastante hago con intentar ayudarlo -recriminé.

Entonces vi que un número que no tenía agregado me estaba llamando.

Cogí el móvil aterrada y dudé durante unos segundos en si descolgar o no, pero finalmente lo hice.

-Hola, Dani -dijo al otro lado una voz que reconocí al instante.

-Joder... Hola Belén -saludé aliviada.

-¿Pasa algo, cariño? -preguntó confusa al otro lado.

-No, no, es que no te tenía agregada y no sabía quién era -expliqué.

-Ah, es que le pedí el número a Pablo el otro día, perdona -rió un poco.

-Tranquila, ¿Todo bien? -me interesé.

-Sí, sí. Te llamo para preguntar que si te apetecía más hacer una barbacoa o ir a un restaurante, es que aquí no se deciden y me están poniendo de los nervios -contestó.

Mierda.

No me acordaba de su cumpleaños.

-Ay, Belén, lo siento mucho pero al final no voy a poder ir -dije con pena.

Hubo un silencio al otro lado.

-¿Y eso, hija? -preguntó desanimada.

-¿No te ha contado nada Pablo? -pregunté.

-No, ¿Ha pasado algo? -se interesó.

-No, bueno... Supongo que ya te contará, pero he tenido que volver al pueblo antes de lo previsto -me excusé.

-Jolín, no lo sabía. Bueno... Pues para otro día -murmuró.

A mí me dio una pena terrible.

-Lo siento mucho, de verdad. Espero que lo paséis bien -dije sin solución.

-No te preocupes, cariño, muchas gracias -contestó al otro lado.

No hablamos mucho más, así que al rato me despedí de ella y dejé el móvil sobre la mesa.

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