Capítulo 11. Lo dices como si pudieras hacerlo.

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Pensé que mi enero sería como cualquier otro. Que me pasaría el día estudiando y estudiando sin parar mientras me amargaba cada día más y odiaba a todos los profesores habidos y por haber.

Sin embargo, no. Fue mucho peor.

Volví a la ciudad donde estudiaba cuando acabaron por fin las navidades. No veía la hora de terminar con los exámenes y todavía ni siquiera había empezado.

Me levantaba todos los días a las 7, estudiaba hasta media mañana, almorzaba, después seguía otra vez, comía y descansaba un poco, y luego lo mismo hasta la hora de cenar.

Después ya mandaba todo a la mierda y me tiraba a la cama dispuesta a no hacer absolutamente nada hasta que me dormía y el día volvía a empezar.

Como era de esperar no tenia casi tiempo de quedar con Adrián, y tampoco hablaba demasiado con Gavi, así no me distraía.

Hice el primer examen y me salió bastante bien, cosa que me alegró y llamé a Gavi para decírselo, ya que Adri estaba en el gimnasio, para variar.

-Qué bien, habías estudiado un montón -dijo el sevillano cuando se lo conté.

-Pues sí, me lo esperaba mucho peor -murmuré parándome en un paso de cebra.

-Deberías ir a cenar o algo por ahí, así desconectas un poco -sugirió.

Yo lo miré pensativa, tenía razón.

Acababa de hacer un examen de tres horas y no me apetecía cocinar. Además, cenara en casa o no, no iba a estudiar más, así que hice caso.

-Tienes razón, voy a proponérselo a Adri -avisé y me despedí del futbolista.

Esperé hasta que subí a casa y cuando llegué, al ver que no había contestado mis mensajes, lo llamé.

-¿Qué pasa? Estoy en el gimnasio -contestó tras varios tonos.

-Hey, nada. Solo era para saber si te apetecía ir a cenar por ahí, no quiero quedarme en casa -expliqué ilusionada.

-Todavía me quedan ejercicios y acabaré bastante tarde -dijo al otro lado.

-¿No puedes salir antes? -insistí-. Me apetece estar un rato juntos, hace unos días que no nos vemos.

-Daniela, si no nos hemos visto ha sido porque tú no has querido, yo te he dicho de quedar todos los días -reprochó.

Yo me quedé algo atónita.

-Si no hemos quedado ha sido porque he estado estudiando -le recordé.

-Ah, ¿Y ahora no estás estudiando? -preguntó irónico.

-Pues no, acabo de salir de un examen -dije obvia.

-Ahora que no tienes nada que hacer me llamas -volvió a hablar borde.

Yo suspiré al otro lado.

-Es igual, olvídalo, ya cenaré en casa -me rendí.

No le di tiempo a que contestara, colgué la llamada y me tiré larga en la cama.

Quise llamar a Gavi para contárselo, pero me sentí mal porque pensé que también él creería que sólo le hablaba porque no estaba estudiando y me aburría, así que resoplé y tiré el móvil a un lado.

Después de darle unas vueltas al asunto, decidí ir al gimnasio en el que estaba Adri para esperarlo y así darle una sorpresa. Si al menos no quería ir a cenar por ahí, lo acompañaría hasta su casa o lo que fuera y así lo vería un poco.

Sin embargo, la que se llevó la sorpresa fui yo.

Justo cuando llegué estaba saliendo con una chica del edificio. Yo los miré extrañada, me había dicho que todavía le faltaban ejercicios y que acabaría más tarde.

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